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Lunes, 6 de junio de 2016

SERIES › EL ESTRENO DE OUTCAST, POR LA SEñAL FOX+

El exorcismo se pone de moda

En esta serie basada en un comic de Robert “Walking Dead” Kirkman, un joven debe reiniciar su vida marcada por posesiones demoníacas. En una era propicia para el terror en la pantalla chica, propone un viaje temático y visual tan reconocible como angustiante.

 Por Federico Lisica

En Outcast (va los viernes a las 23 por Fox+ y también se puede ver via streaming en Fox Play) no hubo necesidad de niñas que giraran sus cabezas en 360 grados o de que un cura gritase “¡El poder de Cristo te obliga!”. O casi. Los realizadores de esta serie original de Fox son conscientes de lo que significó El Exorcista en lo que se refiere a contar historias sobre posesiones infernales. Hay ecos del clásico de William Friedkin (niños diabólicos, el clima helado, la pesadumbre visual), pero como una carnada. Otro de los atractivos de esta ficción es que fue concebida por Robert Kirkman (The Walking Dead). Al igual que en el caso de los zombies, hizo el comic sobre el cual está basado el proyecto y aquí también oficia de productor de esta serie con segunda temporada confirmada.

Kyle Barnes (Patrick Fugit, de Casi famosos) es un joven que ha vivido muy de cerca la cuestión. Lo crió una madre cuya alma había sido robada por un espíritu de los feos. Vive como un ermitaño en la misma casa en la que sufrió golpes y abusos desde el más allá. El pueblo es Roma, Virginia Occidental, uno de lugares quedados en el tiempo, con carteles que se bambolean por el viento, de árboles siempre otoñales, pocos habitantes y un promedio inusitado de hechos paranormales. Algo tendrá el agua de la aldea ya que muchos pequeños deben ser encerrados en sus cuartos y exorcizados. El reverendo Anderson (Philip Glenister) no da abasto y anda con su cruz de acá para allá. Bebedor, timbero, mal hablado, y en busca de su propia redención, va a necesitar ayuda de Barnes, quien muy a su pesar es una suerte de médium entre ambos mundos.

“Lo que creas que le pasó a tu madre, tú lo detuviste. Esto está en todas partes, nos rodea, te fuiste por mucho tiempo, pero no tienes idea de lo mal que se ha puesto”, le avisa el párroco a Barnes antes de visitar a un infante de ocho años que aplasta cucarachas con su cabeza y se come sus propios dedos. La posesión de Joshua estuvo conectada la historia de Barnes. Un punto de giro que fue también el verdadero trampolín narrativo de la serie, como es que Barnes se hará cargo de su destino para combatir a las fuerzas del mal. Su creador definió a la serie como una de “horror épico”, lo que se inicia como posesión demoníaca “familiar” servirá para describir líneas de acción muy profundas que encuentran al protagonista en el centro de una amenaza espeluznante.

A nivel visual, el piloto de Outcast no se anduvo con pequeñeces: camas que son prisiones, cuartos entre claroscuros, vómitos como energías malignas y anuncios de cataclismos. Tampoco se intentó ocultar sus conexiones con The Walking Dead: aquí no habrá walkers pero se percibe cierta tonalidad visual, una sociedad diezmada y torcida, junto con ese ritmo alejado del frenesí y arranques violentísimos. El mismo Robert Kirkman se refirió a las idas y vueltas entre ambas. “Creo que se esfuerzan por ser investigaciones muy reales de lo fantástico y de cierto tipo de situaciones extraordinarias. Diría que la posesión demoníaca ciertamente es algo de lo que no hay evidencia como para creer que es un fenómeno común; un poco menos zombies, claro. Pero las dos plantean historias de personas reales con estos terribles telones de fondo. Eso es algo que realmente me gusta hacer”, le dijo a The Hollywood Reporter. Kirkman, así mismo, es consciente de la avanzada de ficciones de este género (Penny Dreadful, Damien, Constantine). “Recuerdo en los comienzos de The Walking Dead que la gente decía que los zombies eran los nuevos vampiros, ahora podríamos afirmar que ‘los demonios son los nuevos zombies’, y eso vuelve al comienzo de la serie algo muy excitante”, detalló.

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Patrick Fugit es Kyle Barnes, un joven atormentado por la superpoblación de demonios.
 
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