El ciclo Los viernes música, que Página/12 ofrece en forma gratuita para los lectores, llegará a su fin con un concierto de dos grandes intérpretes –una de ellas, además compositora– de la música popular argentina. Hoy a partir de las 20, Sara Mamani y Melania Pérez actuarán en el Auditorio de la Sociedad de Distribuidores de Diarios, Revistas y Afines (Belgrano 1732), mostrando sus obras. Los conciertos serán también una oportunidad para recordar que Mamani y Pérez alguna vez estuvieron juntas en una cantata a Güemes, o que compartieron aquellos tiempos de juventud de la bohemia salteña habitada por personajes como Cuchi Leguizamón.

Orgullosas salteñas, pero también afincadas de un modo u otro en Buenos Aires, ambas han de- sarrollado recorridos artísticos que respetan tiempos y formas de trabajo propios, sin apostar a atajos. Pérez publicó recientemente el exquisito La flor del comprendimiento, que a pesar de sus muchos años de carrera es recién su tercer disco solista. El talento y la hondura expresiva que evidencian versiones como “Celedonia Batista”, de Teresa Parodi, o “Padre”, de Joan Manuel Serrat –en este caso, navegando nuevas aguas, para traerlas al territorio propio– parecen inversamente proporcionales al bajo perfil de esta intérprete. La de hoy, entonces, será una oportunidad no tan frecuente de escucharla en Buenos Aires con su banda, integrada por Walter Veras en guitarra, Luciano Laroca en percusión, Héctor Mancilla en charango, Emiliano López en bandoneón y Graciela Merelas en accesorios y coros.

Mamani también tiene una obra reciente, que se llama Warmi (“mujer” en quichua) y que muestra su talento como compositora, además de como intérprete. La artista pinta su mundo en el huayno “Albahaca”, en el bailecito “Noches de San Lorenzo”, y en la “Tonadita del amor”. Y también incorpora la obra de Parodi y las recopilaciones de Leda Valladares. Además de cantante, compositora, charanguista, Mamani es miembro activa del Servicio de Paz y Justicia y profesora de Filosofía. De la época en que estudiaba en la Universidad de Salta se conocen con Pérez. “Ella había empezado la facultad y yo me había vuelto a Salta después de integrar Las Voces Blancas”, recuerda la cantante. Fue por esa época, a principios de los ’70, que participaron ambas de una poco difundida cantata a Güemes, De cómo fue la cosa. “Aunque parezca mentira, hay poca obra dedicada a este personaje tan central de nuestra tierra. Salta no tiene una obra representativa que revalorice la gesta emancipadora de Güemes”, reflexiona Pérez. “Así que la obra fue muy bien vista en Salta, y por supuesto, contó con todo nuestro entusiasmo. El autor de la música (Beto Fernández) era alumno del Cuchi, entonces tenía de algún modo su sello”.

Leguizamón tuvo mucho que ver en el camino musical de Mamani. No sólo porque su obra “La pomeña” fue aquella con la que la intérprete fue “descubierta” en el Festival de Cosquín de 1970, cuando se presentó como parte de la delegación de su provincia; también porque él mismo le ofreció ser su maestro de canto, al ver sus aptitudes. Cuenta Mamani que durante unos dos años concurrió a aquella casa de la calle Balcarce, en la ciudad de Salta, a tomar clases nada menos que con Leguizamón; tenía 16 años y la acompañaba su mamá. En esta semana particularmente “Cuchichiana” –por los aniversarios del nacimiento y de la muerte del creador–, seguramente este concierto sonará como una implícita forma de homenaje. “En nuestros tiempos de jóvenes hicimos amistad, interveníamos en las guitarreadas. La música era un elemento fuerte de encuentro y unión”, cuentan. “El tiempo pasó y el reencuentro también fue por medio de la música. En definitiva, lo que nos une es lo que nos apasiona”, reflexionan. Eso mostrarán en este repaso especial por sus obras, que promete traer aromas y colores de Salta con voces de mujeres.