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Martes, 30 de abril de 2013

MUSICA › EL ENCUENTRO GENERACIóN XXI, EN GENERAL ROCA

Repensar el folklore

Músicos, productores, periodistas y funcionarios pusieron el cuerpo para dos días en los que abundó la música de la Pampa y la Patagonia, pero también el debate sobre presente y futuro.

 Por Cristian Vitale

Desde General Roca, Río Negro

Unos la llaman Fiske Menuco, vocablo en mapuzungun que, pasado al castellano, significa “pantano frío”. Otros, General Roca, tal su nombre oficial desde que Lorenzo Vintter, coronel del militar genocida, plantó un fuerte en la estepa para empezar la dominación, en 1879. Fiske Menuco o General Roca, según el cristal, se besa con la capital de Neuquén, pero es parte de Río Negro. El casco urbano –casi 90 mil personas– está rodeado por álamos, canales de riego, guanacos, liebres y manzanas, fruta clave del Alto Valle. Y su ubicación, zona de frontera cuando la campaña del exterminio, dio ideal para inaugurar Generación XXI, encuentro con intérpretes y creadores de la nueva música folklórica argentina que concentró su mira en la Patagonia y el ámbito pampeano. Y seguirá por Cuyo, el Litoral y el Noroeste. “Tenemos que tener la capacidad de tender un abrazo al que viene detrás, porque el joven ya tendió su abrazo musical a los mayores y eso es lo mejor que ha pasado en nuestro país... el respeto que hay por las fuentes y el bagaje que hay para sumarse al futuro con la seguridad de un arte bien hecho, bien argentino, es una primavera que debemos saludar”, sostuvo Juan Falú.

El encuentro, coordinado por el músico y productor José Ceña y organizado por Cultura Nación y la Dirección de Cultura del municipio de Roca, tornó visible la inquietud. Concentró en dos días, y bajo el techo de la Asociación Española, un puñado grande de músicos, periodistas, funcionarios y hacedores, y entusiastas del arte de las musas que pudieron participar de debates, tocar, disfrutar de muestras, escuchar, ver cine, aprender de autogestión, comer manzanas y preguntarse de qué va todo esto. Por ejemplo, el status del loncomeo o la danza kaani. La sangre Berbel, por caso, o la legitimidad, discutida por unos, sustentada por otros, del prolífico Hugo Giménez Agüero y su difusor Rubén Patagonia como exponentes fieles de la música patagónica Chalten y Aoniken. “Yo creo en la continuidad más que en las rupturas, hay que sumar inteligencias y no ser satélites divinos de la historia, pero el loncomeo fue inscripto por personas que no son de la comunidad y se supone que esos ritmos son los que ejecutamos en las ceremonias. El loncomeo es sólo un saludo, un momento de nuestra reunión”, dijo el músico-productor Juan Namuncurá en una jugosa charla debate. Namuncurá, de padre aymara y madre mapuche, mostró sus piezas étnicas al piano durante la segunda noche de recitales, en la que también tuvieron su participación Sergio Castro, con su canción testimonial sobre las luchas patagónicas a través de temas fuertes y conmovedores (“El ypefiano”, “Cutral Co”); el bonaerense Carlos Moscardini y sus sutilezas instrumentales en guitarra; el trío Che Joven, mezcla de sangre ranquel y espíritu folk a la Crosby, Stills & Nash (“Nuestro mensaje”); Casiana Torres y sus climas fogosos-fueguinos; y don Falú, un tucumano entreverado en el asunto, que está cumpliendo 50 años de carrera y lo va a festejar con la edición de cuatro discos. Para el caso mostró apenas ciertos esbozos: “Algarroba algarrobal” por caso o “Zamba del arribeño”, acompañado por otra cantante de la región: Mora Martínez.

Tierra propicia la de Fiske Menuco, entonces, para que la diversidad encuentre su universo. Tierra propicia para que el joven cantautor José Luis Alvarez diga que la música patagónica es lo que hace él (folklore + rock + trova); o Casiana, ahora en calidad de oradora, apueste a crear provincianía en su Tierra del Fuego. “Los folkloristas tenemos eso de estar todo el tiempo mencionando el lugar de nacimiento con orgullo, y es maravilloso cómo nos mezclamos, pero yo soy fueguina y tengo que dar muchas respuestas: investigué y conocí a todos los creadores de mi lugar para difundirlos. Me gusta llevar a mi país encima, y no puede quedar mi isla fuera”, dijo la cantante en su disertación “La nueva canción folklórica”, que sumó a José Luis Castiñeira de Dios (director nacional de Artes) y a la cantante pampeana Marcela Eijo, además de Falú, Namuncurá y Moscardini. “Sabemos que nuestra música es buena, pero ya está, lo importante es hacerla. Yo me conformo con ser un buen argentino, no un argentinísimo, y me conformo con hacer un buen folklore, que es una palabra enorme, y no con ser folklorísimo. Los ísimos están poniendo en una situación complicada a estos jóvenes que hacen la música por el gusto de la música. Ni Troilo ni Yupanqui, creo, se planteaban tanto hablar de lo nuestro”, sostuvo el guitarrista. “Yo crecí escuchando a Eduardo Falú, pero también a Jethro Tull y Emerson, Lake & Palmer”, profundizó.

La primera charla encontró disertando, entre otros, a Naldo Labrín, creador de Hurque Mapu; Marcelo Simón, director de Radio Nacional Folklórica, y Pedro Patzer, de la misma emisora, sobre la canción folklórica de la Patagonia y el ámbito pampeano, y entre los personajes de tal canción, más los sutiles apuntes de Simón y la formidable recreación de La Pampa Verde a cargo del pianista Oscar Alem y la cantante Susanna Moncayo, le dieron cierta unicidad de criterio a la impronta estética de una región cuya cruza espacial y temporal deviene, a menudo, rica e inquietantemente incierta.

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“Tenemos que tener la capacidad de tender un abrazo al que viene detrás”, señaló Juan Falú.
 
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