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Lunes, 18 de noviembre de 2013

MUSICA › LEE RANALDO HABLA DE SU áLBUM LAST NIGHT ON EARTH

“Ahora me siento mucho másconfiado como compositor”

Mientras Sonic Youth sigue en pausa, el cantante y guitarrista continúa la senda que abrió con Between the Times and the Tides: entrega otro disco de canciones rockeras y afirma que haber trabajado con su banda, The Dust, le dio más posibilidades de improvisar.

 Por Roque Casciero

Lee Ranaldo llegó por última vez a Buenos Aires a mediados de julio, cuando su disco Last Night on Earth ya estaba listo y, de hecho, anticipó esa noche varias de las canciones que lo componen. Ahora que finalmente el álbum llegó a las bateas vía Ultrapop, al ¿ex? guitarrista de Sonic Youth se lo nota más cómodo con su nuevo rol de cantante, líder de una banda (The Dust) y compositor de canciones. Y si en Between the Times and the Tides (2012) daba sus primeros pasos en ese camino –justo antes de que el cuarteto neoyorquino entrara en pausa por tiempo indefinido–, ahora se permite darle más aire a los temas, con espacio para esas experimentaciones que fueron la marca registrada de la Juventud Sónica durante tres décadas. “Este disco es más expansivo en lo musical, no es tan estructurado como el anterior”, le decía Ranaldo a Página/12 un rato antes de su último concierto porteño. “Hay partes en las que no está estructurado como una canción pop ajustada, tiene secciones para improvisar, en las que pasan cosas diferentes cada vez que las tocamos. Eso fue un poco complicado en el estudio, porque grabamos tocando a la vez. Lo que hicimos fue elegir la toma que se sentía mejor, de un modo parecido al que trabajaba en estudio con Sonic Youth.”

–¿Cómo se da cuenta de que una canción puede tener partes libres y otras no?

–No lo sé, algunas vienen con una estructura preconcebida, otras tienen más un sonido o un sentimiento musical más que estructura... A veces, cuando las toco en guitarra acústica, lo hago una y otra vez mientras pienso en diferentes capas para agregarle, las desarrollo de ese modo. A las tres que tenían esos espacios para improvisar tuvimos que tocarlas mucho. Teníamos muchas tomas que estaban buenas, pero no teníamos una perfecta como para que fuera al álbum. En realidad, esas canciones tienen un poco de edición de las cintas, de diferentes tomas de la misma canción.

–¿En el disco anterior no incluyó canciones de ese tipo porque no tenía una banda?

–En parte, sí. The Dust lleva más de un año y medio de gira, entonces podemos experimentar un poco más. Pero, además, las canciones del primer disco eran mucho más específicas. Todo el álbum era muy directo: eran las canciones y muy poco más. Pero ahora, sobre el escenario, musicalmente quiero algo más que sólo tocar las canciones. Me gustan las canciones pop, como a cualquiera, pero también las que te permiten experimentar. Y esta banda es mucho más fluida ahora...

A Ranaldo lo acompañan Steve Shelley, baterista de Sonic Youth; el guitarrista Alan Litch y el bajista Tim Luntzel. Pero, aunque Last Night... está firmado por él y The Dust, en la tapa aparece solo. “Supongo es porque siento que son mis canciones...”, dice. Nobleza obliga, en el resto del álbum todas las fotos son colectivas. “Los miembros de The Dust son muy generosos con sus ideas, pero la realidad es que soy quien escribe las canciones, las letras, soy el que toma esas decisiones –sigue–. La banda ayuda a que las canciones mejoren. En las notas internas del primer disco, escribí que las canciones podían tomar diversas formas, porque aparecieron en la guitarra acústica, igual que con las de este disco. Puedo tocarlas sólo con la acústica y puedo hacerlas con la banda en un formato rockero, eléctrico y un poco psicodélico.”

–¿Buscó un sonido diferente? Suena todavía más alejado de Sonic Youth, en algún lugar entre los R.E.M. y los Beatles...

–Eso es lo que me dijeron sobre el primer disco: R.E.M. y los Beatles... (risas). Los Beatles, por supuesto. Y lo de R.E.M. creo que es porque Michael (Stipe) y yo tenemos un tipo de voz parecido, medio de tenor, pero no hay nada que pueda hacer al respecto... En realidad, ¡creo que este disco suena mucho más parecido a Sonic Youth!

–¿Será por la interacción con una banda?

–Quizá sea eso, sí. Esa es la diferencia de este disco; el anterior eran canciones solistas con gente tocando sus partes. Cada uno estuvo un par de días y grabó sus partes; ahora, en cambio, la banda estuvo en el estudio durante cuatro o cinco meses. Tocamos mucho juntos para ensamblar las canciones. Fue mucho mejor hacerlo así.

–¿Cree que ya desarrolló plenamente su voz como compositor de canciones?

–No lo sé. Me siento más confiado con estos dos últimos discos. Uno necesita de cierta confianza para hacer discos así, por algo nunca antes los había hecho. Supongo que me sentí más listo para hacerlo... Pero no es una cuestión de tener una voz, sino de tratar de encontrar una idea que sea lo suficientemente valiosa como para capturarla en palabras y en una canción. La música me llega con facilidad, pero para escribir las letras tiene que ser algo muy personal o muy conceptual, o una mezcla de las dos cosas...

–Todas las canciones del disco están escritas en primera persona y se dirigen a otro.

–Es cierto. Eso es algo que también se puede decir de las canciones de Los Beatles: muchas tienen un “yo” o un “vos”.

–Sí, pero en sus canciones están ambas.

–Sí, es una relación.

–¿Y ese “vos” es siempre la misma persona?

–No. A veces es un personaje, como en “Last Night on Earth”, que es una historia de ciencia ficción, algo tipo La carretera, de Cormac McCarthy. La verdad, tengo que meterme más en las canciones, todavía no las analicé... “The Rising Tide” es como una continuación de la mirada hacia mis años de adolescencia y de la gente con la que estaba en esa época. “Xtina as I Knew Her”, del disco anterior, era sobre eso. Y esta canción es medio sobre el mismo grupo de gente, amigos con los que nos sentábamos en el patio de alguno a fumar un porro y a charlar.

–Usa bastante la palabra “marea” (tide).

–Es cierto. Le quería poner “The Rising Tide” al disco, pero todo el mundo me dijo que no era una buena idea, que no podía tener otra “marea” en el título. Todavía creo que es un mejor título, pero ya estaba Between the Times and the Tides (risas). En este disco, la palabra “marea” tiene un significado totalmente distinto. El anterior era sobre los tiempos y las mareas, sobre verse a uno mismo viviendo aquí y ahora, pero mirando al pasado y al futuro; medio existiendo entre eso, quizá sintiéndose más cerca de uno que del otro. En cambio, en este disco “marea” es el nombre de un barco de mi infancia. Estaba en el patio trasero de la casa de un amigo y se llamaba The Rising Tide. Nosotros nos subíamos a fumar porro ahí cuando teníamos 15 o 16 años. Es un uso completamente diferente de la misma palabra.

–Finalmente lo tituló Last Night on Earth. ¿Y qué haría usted en el último día sobre la Tierra?

Piensa –Bueno, no lo sé... En la canción es hacer el amor una última vez. Y creo que no debe haber nada mejor para hacer que eso en la última noche sobre la Tierra (risas).

–La canción “Late Descent # 2” es muy diferente al resto del disco: está basada en guitarra acústica y clave.

–Sí, era una canción que iba a ser sólo con la acústica, después le agregamos algunas variaciones. Todo el resto estaba terminado, salvo un par de temas que grabé solo con la acústica antes de irnos a Europa, pero después decidí que quería tener otros elementos en ellas. Justo había hecho un concierto en Amsterdam con una orquesta de cuerdas de Berlín de dieciséis integrantes: violines, cellos, violas, contrabajo y yo. Fue una pieza de una hora.

–¿Hurricane Trascriptions?

–Sí, es la transcripción que hice de los sonidos del viento durante el huracán Sandy... También toqué algunas canciones y la orquesta hizo una pieza del siglo XVI que incluía clave. Lo tocaba una mujer alemana, Elina Albach, y era muy buena. Me puse a pensar que hay muy pocas canciones de rock que tengan clave, como “Mountains of the Moon”, de Grateful Dead, que escuché mucho, entonces me planteé incluir ese instrumento en “Late...”. Le mandé la música, ella grabó su parte y me la envió. Pero también quería que la banda estuviera involucrada. Y como estábamos tocando en un castillo italiano durante la gira, Alan le grabó una parte de guitarra y Steve las baterías. Estábamos con auriculares y un grabadorcito de cinta. Y después unimos todo eso. Tiene una atmósfera especial. Igual, hay una versión en la que estoy solo con la guitarra, que en cierto sentido es más linda, pero me gusta la del disco porque hay más cosas sucediendo.

–“Ambulancer” tiene la historia más directa del disco. ¿Es sobre una persona real?

–En realidad hay cositas de varias personas reales, no es una sola. En un sentido, es la más directa en lo musical, para mí. Es medio complicada la letra...

–¿En serio?

–En términos de lo que habla. No sé, ni siquiera siento que quiera hablar sobre esa letra en este momento.

–¿Hay un suicidio ahí?

–Algo de eso hay, sí. No es sobre una persona, real sino sobre el estado mental de algunas personas, no es sobre morirse de verdad. Creo que tiene la letra más oscura del disco, aunque musicalmente es la más tradicional. Por alguna razón, casi no la incluyo en el disco.

–En la mayoría de las canciones hay palabras como “final”, “último”, “revolución acabada”, “yéndose”.

–Sí, tuve mucho de eso en mente en este disco, por algún motivo, muchas ideas más oscuras. No sé el por qué, todavía no lo analicé, pero mientras lo hacía me daba cuenta de que muchas canciones tenían esos elementos. Incluso en canciones que son luminosas, como “Lecce Leaving”, que es la más pop del disco, tiene ese elemento de “yéndose”. No sé bien, pero no es un reflejo inmediato de mi vida (se ríe), así que no estoy seguro.

–¿Qué tan personales son estas canciones?

–Bastante. Hace rato que tengo muchas de estas canciones y pensé en las letras durante ese tiempo. De algunas tenía un par de versos, de “Lecce...” tenía el estribillo, pero no escribí realmente las letras hasta la última semana de grabación. Fue tipo “Vamos a mezclar mañana, tenés que cantar hoy” (risas). Sucedió con casi todas las canciones... Tenía las letras dando vuelta y... no diría que salieron de un modo desesperado, pero sí muy rápidamente, no las trabajé demasiado. Y todavía no me metí bien dentro de ellas. Sé que significan ciertas cosas, pero debe haber otros significados, también.

–¿Le sucede a menudo eso de descubrir más tarde el significado de las canciones?

–Creo que eso le ocurre a menudo a todos los compositores. Volvés a leer algo que escribiste y descubrís un nuevo significado o capas de significado que estaban en alguna parte de tu mente, en tu conciencia. Especialmente pasa cuando trabajás con canciones de diferentes períodos: cuando las juntás, colectivamente significan algo. Por eso es un álbum y no simples. No son canciones aisladas, se comunican entre sí.

–En este momento de su carrera, ¿cómo se definiría a usted mismo?

–Es difícil de responder, porque estoy haciendo muchas cosas, que involucran a esta nueva banda y a esta aventura de componer canciones... Supongo que me describiría como artista y músico. Incluso mucho más que en el pasado.

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Lee Ranaldo en Buenos Aires, a mediados de julio, un rato antes de anticipar Last Night on Earth para el público porteño.
Imagen: Sandra Cartasso
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