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Viernes, 6 de junio de 2014

MUSICA › LOS BRUJOS CONCRETARON LA PRIMERA PARTE DE SU RETORNO EN EL FESTIVAL CIUDAD EMERGENTE

El crecimiento del mito de culto

La banda regresó a los escenarios el miércoles pasado y confirmó que mantiene aquel sonido rabioso y lúgubre que desdibuja la frontera entre lo infantil y lo siniestro. Pero fue apenas “la puntita del iceberg” y en los 55 minutos de show faltaron los mayores hits.

 Por Joaquín Vismara

A la vista, esta versión 2014 de Los Brujos es tan prolija como aterradora.
Imagen: Jorge Larrosa.

La mayoría de los operativos reunión de bandas que vuelven al ruedo después de años de inactividad tienen un factor en común: su convocatoria y su difusión están a la altura de como supo ser en el pasado. El regreso de Los Brujos, sin embargo, contó con un detalle que lo separó del resto: el mito de culto. Eso fue lo que hizo que el anuncio de su vuelta a la actividad fuera celebrado hasta por un sector del público que probablemente ni siquiera había nacido cuando el grupo se separó oficialmente, en 1998.

Casi como una de las figuritas más raras de la renovación del rock argentino en los ’90, Los Brujos sacudió la escena no sólo por lo que sonaba desde el escenario sino también por lo que se veía en él. Sus shows en vivo incluían producciones de vestuario extravagantes, recursos teatrales y una interacción histriónica entre los dos vocalistas del grupo. El telón sonoro no era más discreto: a su propuesta alternativa podían entrar tanto el grunge como el hardcore y la música surf. Todo esto encajaba en un imaginario propio creado por la banda en el que convivían la ciencia ficción de clase B, el oscurantismo y una afición por parte de sus miembros de cambiarse el nombre artístico de un disco al otro.

Desde principios de año, la banda manejó su regreso con cuentagotas. Primero confirmó su retorno sólo con una producción de fotos. Unos meses más tarde, el grupo dio a conocer “Beat Hit”, su primer tema nuevo en casi veinte años, terminado en 2014 a partir de una grabación que quedó incompleta en 1998, de la que participó Gabo Manelli, el bajista de Babasónicos que falleció en 2008. La vuelta de Los Brujos a las tablas, que se concretó el miércoles en el festival Ciudad Emergente, se había anunciado con sólo una semana de antelación, circulado rápido por las redes sociales y generado una demanda por razones obvias. Sus pasos son tan lentos y cuidados que perderse uno puede significar tener que esperar mucho tiempo hasta el próximo.

A la vista, esta versión 2014 de Los Brujos es tan prolija como aterradora. Lejos de los disfraces de esqueleto que supieron usar en los ’90, su presente los muestra de trajes de gala de cuello alto y con unos largos sombreros cónicos, como integrantes de una logia secreta intergaláctica. Pero el aliño quedó sólo para la imagen: no bien sonaron los primeros acordes de “Gagarin”, el grupo estaba de vuelta en su mejor forma, con un sonido rabioso y lúgubre que desdibuja la frontera entre lo infantil y lo siniestro.

“Bienvenidos a la puntita del iceberg”, saludaron casi a dúo los vocalistas Ricky Rúa y Alejandro Alaci al finalizar “Psicosis total”. Su metáfora dejaba entrever qué tenía para ofrecer Los Brujos esa noche: sólo una pequeña porción de algo mucho más grande que se esconde debajo. En 55 minutos de show, el grupo ofreció trece temas, repartidos entre algunos estrenos (“La hiena”, “Buen humor” y el ya mencionado “Beat Hit”) y material de sus tres discos de estudio. El repaso, sin embargo, no fue a lo seguro. Si bien hizo escala en algunas perlas para su público fiel (“Sasquatch”, “Canción del cronopio” y “Piso liso”), evitó de lleno las canciones que más difusión tuvieron en su momento. El que iba en busca de la tenebrosa “Vudú” o de la juguetona “Flipper”, salió más que satisfecho. En cambio, el que esperaba “Kanishka”, “Agua viva” o “Fin de semana salvaje” se volvió a su casa con ganas.

Sobre el final, “Mi papi no te quiere” puso al grupo en su mejor forma, con Alaci y Rúa contorsionándose y gritando, mientras Gabriel Guerrisi y Fabio Pastrello hacían aullar a sus guitarras hasta lograr una pared de ruido sostenida por el baterista Quique Ilid y el bajista Gregorio Martínez (en reemplazo de Sergio “Lee-Chi” Moreno, que no fue convocado para la reunión). El tema le puso el broche a una jornada que dejó con ansias de más, algo que tuvieron en cuenta al momento de despedirse con una fase en plan sci-fi: “La gira intergaláctica duró un largo tiempo, pero ya estamos de vuelta en la Tierra”. Sólo queda esperar a que reciban las órdenes de su próxima misión lo antes posible.

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