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Martes, 3 de mayo de 2016

MUSICA › ZANETTO EN CAFé VINILO

Presente y futuro

 Por Karina Micheletto

Con elementos del jazz y de la música de raíz latinoamericana, pero sobre todo con una fuerza muy propia y un despliegue pianísitico de gran libertad de exploración, Sebastián Zanetto muestra en, tiempo, etcétera..., su cuarto disco, un bien ganado lugar en la escena actual que es a la vez presente y posibilidad de futuro. Hoy, a las 21, lo presenta en Café Vinilo (Gorriti 3780), junto a Matías Carazzo en vientos y Federico Estévez en percusión, y con Nicolás Ojeda, Soledad Bagnardi, Viviana González y Josefina Rozenwasser como invitados.

Se trata de un disco que dispara, cuenta el pianista, cuatro futuros proyectos: un disco sobre la música de Violeta Parra –la única que admite versiones en el disco, y así se “redescubren” “La jardinera” y “Corazón maldito”–, otro con orquestaciones sobre música de pintores argentinos –allí se inscribe “Sin pan y sin trabajo”, inspirada en el cuadro de Ernesto de la Cárcova y el drama allí pintado–, otro del trío que suena en este trabajo, y un cuarto en el que el pianista sumará sus dibujos. “Desde chico dibujo y guardo cuadernos, bosquejos, era como un juego para mí. Pensé que era hora de integrar estos dos aspectos en una especie de disco libro”, cuenta el artista.

Formado en la escuela del Sindicato de Músicos, en la Escuela de Avellaneda y con maestras como Nora Sarmoria y Lilián Saba, Zanetto completó su recorrido autodidacta posterior con un intenso trabajo que incluyó estar al frente de un sexteto y un trío, múltiples proyectos como lo de estos discos, y búsquedas como la de “Metamorfosis en el tiempo”, uno de los temas aquí presentados, al que en el disco se recomienda expresamente escuchar con auriculares. “Se me ocurrió microfonear todos los espacios que tenía el estudio de Casa Frida, grabar un solo piano y que se tomaran todos los micrófonos. Y después con eso armar un collage de los diferentes ambientes. Sobre eso Liliana Daunes recitó un poema de mi mamá, que tiene una letra que encaja perfecto. Casi como un haiku, sintetizaba la sensación de este disco, que es más duro que los anteriores”, analiza.

–¿Por qué Violeta Parra?

–Porque es una artista integradora, y eso es un poco lo que me está pasando ahora al querer integrar el dibujo a la música. En un momento elegí la música para expresarme, pero el dibujo siempre estuvo ahí. Más allá de su tragedia, de haber rescatado el folklore andino, de todo su valor como recopiladora, lo que me atrae de Violeta es el sentirla una artista integral, con sus tapices, con todo lo que gestó en la carpa, con la música que hizo y todo lo que recopiló.

–El arte de tapa muestra viejas fotos de familia. ¿Es la propia?

–Sí. La gráfica siempre me involucró y en este caso aparecieron viejos negativos increíblemente superpuestos, de manera natural, pegados unos sobre otros. Son fotos de mis padres, de mis abuelos, hay también una libreta de anotaciones que me regaló mi abuela. Ese fondo también es mi sonido.

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Imagen: Pablo Piovano
 
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