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Martes, 7 de junio de 2016

MUSICA › ALEJANDRO VANNELLI

Pase al escenario

 Por Karina Micheletto

“Siempre es el momento”, dice y repite Alejandro Vannelli, y esa es la frase que eligió para su espectáculo, a modo de título y presentación. El, que siempre estuvo “del otro lado” como reconocido representante de artistas –Norma Aleandro, Mercedes Morán, Cecilia Roth, Ana María Picchio, Luisa Kuliok, Jorge Marrale, Gonzalo Heredia, entre muchos otros actores y actrices trabajan con él– ahora ha dado el paso también al escenario. Como un juego que se toma muy en serio –y con esa frescura como fuerte– Vannelli ahora canta y cuenta. Lo hace junto a Nacho Mascardi en piano y Simón da Silva Martins en violín, en un espectáculo en el que entrelaza canciones de diversos orígenes y estilos con su historia personal, en un tono muy marcado por el humor y cierto desparpajo tierno que maneja con soltura. Hoy y el próximo martes lo retomará en La Biblioteca Café (Marcelo T. de Alvear 1155), en lo que será la celebración de las cuarenta funciones (el sábado 18 tendrá otra fecha en el teatro Roma de Avellaneda). Hay otro festejo de cuarenta que lo alegra por estos días: son los años que lleva en pareja con el actor Ernesto Larrese, con quien se casó en 2010, en el que fue el primer matrimonio igualitario de Buenos Aires, tras una larga historia de lucha y militancia, y también de amor.

“¡Yo tampoco pensé que iba a cantar!”, se ríe Vannelli cuando se le pregunta por el comienzo de esta nueva historia. “Como tampoco pensé que íbamos a hacer todo el movimiento con el matrimonio igualitario, que iba a terminar en todo lo que terminó... Es que yo siempre reacciono así: cuando un tema se presenta soy de decir, ¿por qué no?”. Ese por qué no se transformó en este caso en un show que va hilando a través del relato de una historia de vida temas de María Elena Walsh, The Beatles, Elvis Presley, Edith Piaf, y muchos de los más bellos tangos. En ese hilván de canciones aparece una infancia marcada tanto por la música como por la muerte temprana de un padre que cantaba tangos, milongas y canzonetas italianas, una madre que le cantaba al dormir, un hermano mayor amante de la ópera y la música clásica, otro que tocaba el piano y hacía jazz, la más chica que bailaba por toda la casa español, y Dolly, su actual socia, que de chica cantaba con Alejandro todos los clásicos de Hollywood. “La gente se emociona mucho en el espectáculo, y eso es algo que me llamaba la atención, tardé en comprender el motivo. Es que a todos les despierta algo de su propia historia personal: de un padre o una madre, o un tío o una abuela que cantaban, o de lo que escuchaban en la casa, un recuerdo familiar que tiene que ver con la música y, de alguna manera, con el modo en que la música nos ha hecho felices”, analiza Vannelli.

“Yo siempre canté, y mucho. Cuando era muy chico lo hacía en coros, ya más grande iba a interpretar tangos a lo de Alicia Duncan, al Cambalache con Tania, al bar Unión. Pero con el tiempo mis ganas de cantar quedaron en una cajita bajo llave, como olvidadas para siempre. Aunque, inconscientemente, siempre latentes: muchos artistas y productores me consultaban, me pedían que les recomendara temas para sus espectáculos… la música siempre andaba ahí rondando”, recuerda. Una invitación casual para un espectáculo de la actriz y cantante Gipsy Bonafina, con quien luego tomó clases, terminó de delinear esa idea: ¿por qué no? “Con la enorme ayuda de Nacho Mascardi y Simón Da Silva Martins, que son grandes músicos y fueron los arregladores, armé un show pensando en mi hermana Dolly, para regalárselo para su cumpleaños. Hilvané los temas pensando en cómo fui creciendo y viví en un hogar musical. Para mi sorpresa, a la gente le gustó mucho, es un encuentro de mucha emoción. Hice otro, y otro, y otro más. Y ahora cumplo cuarenta”, sonríe.

¿Qué cree Vannelli que tiene este show, que no está encarado por un cantor profesional, para mantener esa convocatoria? “Hay algo que me dijo Norma Aleandro, y creo que va por ahí: ‘vos tenés algo muy importante, no me querés vender nada, y yo te compro todo. Yo estoy abierta, entonces me llegás al corazón, no querés decirme más de lo que estás diciendo’”. Vuelve a agradecer a Gipsy Bonafina: “Ella me permitió, como dice Fito, abrir el pecho y sacar el alma. Creo que el canto es una de las cosas más hermosas que tenemos como posibilidad los seres humanos, y no me voy a cansar de repetir que debería abrirse más en las escuelas y en las familias. Cuando era chico, íbamos al coro los que cantábamos bien; los que no, los desechaban. ¿Por qué? ¿Por qué no pensar que, justamente, a los que tienen menos aptitudes hay que alentarlos para que las desarrollen? Junto a este mensaje, Vannelli deja otro plantado con su espectáculo Siempre es el momento: “los sueños están para ser realizados, no para guardarlos en un lugar, esconderlos y olvidarse de ellos. Porque nunca es tarde. Porque siempre es el momento”, dice y demuestra el hombre que canta.

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Imagen: Rafael Yohai
 
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