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Domingo, 15 de octubre de 2006

MUSICA › EL MUSICO INGLES CONVOCO A MAS DE 50 MIL PERSONAS EN RIVER

Robbie, entrenado para entretener

Al cierre de esta edición, “Let me entertain you” comenzaba a cerrar un show que colmó las expectativas de la nación pop.

Si la fidelidad a cierta clase de artistas mainstream se mide en las dosis de sacrificio, las chicas –y algunos muchachos también– que tapizaron anoche la cancha de River pueden exhibir chapa de fan número uno. Es que en la noche del viernes, en las cercanías del Monumental de Núñez, ya había un par de cuadras de gente esperando a Robbie Williams, apelando a la carpita, la manta y la cercanía de una conocida cadena de fast food para repostar. Pero como el diluvio del sábado en la madrugada no estaba en los planes de nadie, los primeros de la fila (que terminarían ubicados en un sector vip junto al escenario, vallado para 3 mil personas) agregaron una medalla inesperada –seguramente no deseada– a la vigilia por el músico británico. Empapados y todo, los fans no podían apagar la sonrisa por su encuentro con el solista más ruidoso de la escena pop del cambio de siglo.

La incomodidad acuática quedó atrás cuando las luces de River se apagaron y sonó “Radio”, y más de 50 mil personas aullaron al comprobar que el ex Take That había ganado el escenario. Y que lo hacía con el contexto esperable: las cinco notas de la banda de sonido de Encuentros cercanos del tercer tipo recordaron que éste es el Close Encounters Tour, pero además abrieron camino a una parafernalia de pirotecnia, pantallas de alta definición y luminarias que potenció el efecto. Y, para que no quedaran dudas de que Williams estaba dispuesto a pagar tanto delirio desatado, el segundo paso fue “Rock DJ”, el hit más resonante de Sing when you’re winning (2000). De acuerdo a la respuesta de un público mayoritariamente ABC1 pero desatado, Robbie estaba efectivamente cantando, y ya estaba ganando. Con una banda de neto corte rockero, su reconocida habilidad como showman y una voz bien templada para el desafío de arengar a un estadio de fútbol, el inglés se metió rápidamente a la gente en el bolsillo.

Balanceando la lista de canciones entre su debut solista Life thru a lens (1997), el blockbuster Sing when you’re winning, el más reciente Intensive care (2005) y algún estreno del inminente Rudebox, a Robbie le alcanzó con sus parlamentos entre temas, la dedicatoria a Maradona en los aires reggae de “Trippin”, el recuerdo irónico de la “novia argentina” Amalia Granata en “Monsoon” (donde dice “me complace que pasar una noche conmigo te asegurara fama”) y su aire general de estrella asumida y efectiva para poner calor a la noche de River. Al cierre de esta edición, el cierre de “Feel” (apertura del denostado Escapology de 2003) abría paso a los bises con “Let me entertain you”, declaración de principios de un tipo que, según quedó en evidencia, está más que entrenado para entretener.

Para los empleados de los puestos de merchandising, donde una remera cotizaba entre 70 y 80 pesos, un gorrito 70 y un buzo 240, al menos había una recompensa después de una previa con escasa actividad. Para ese público, entregado desde hacía rato a semejante bestia pop, el diluvio era como un mal sueño antes del éxtasis.

Informe: Roque Casciero.

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Robbie Williams llenó la cancha y metió suficientes hits para provocar el delirio.
Imagen: Bernardino Avila
 
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