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Sábado, 22 de septiembre de 2007

MUSICA › JAIME TORRES Y “ELECTROPLANO”, EL DISCO QUE LE DA OTRA DIMENSION AL CHARANGO

“Encontré un buen electricista”

En combinación con Alejandro Seoane, el folklorista le dio forma a una música sorprendente, que se escapa de los lugares más comunes del chill out. “El charango ha permanecido en sombras porque durante años a nadie le hacía sentir orgullo”, dice.

 Por Karina Micheletto

“Cuando me preguntaban: ¿y usted nunca se animó a mandar el charango por línea?, yo contestaba: cuando encuentre un buen electricista, quizá lo piense. ¡Lo que necesito es un cable a tierra, no un cable para el charango!” Jaime Torres cuenta la anécdota a modo de respuesta, y resulta de lo más gráfica. Sabe que de ahora en más tendrá que cambiar la respuesta ingeniosa. Es que en su último disco, el folklorista juntó su charango con el sonido que propone Alejandro Seoane (el mismo de la exitosa colección de discos chill out Buddha sounds). El resultado es un disco que sorprende gratamente: Electroplano. Una nueva mirada, insospechada, para himnos architransitados como “El humahuaqueño” o “El cóndor pasa”. Y también un nuevo sonido para la música del norte, que puede albergar también a Las Voces de Yavi grabadas en Semana Santa, o a la coplera Sandra Peralta o al sonido del bandoneón, que no le pertenece sólo al tango.

“Cuando lo conocí a Seoane le comenté mi broma, y le dije: me parece que ese buen electricista sos vos”, sigue contando Jaime, cuyo nombre, a esta altura, se asocia inmediatamente a la figura y el sonido del charango. Quien conoce su trayectoria sabe que el suyo no debe ser leído como un gesto de ruptura, sino más bien como parte de una búsqueda natural de las posibilidades expresivas del instrumento. Es decir, que no es la primera vez que mira para otros lados para mostrar lo propio. Jaime Torres es uno de los principales responsables de hacer conocido el sonido del charango en todo el mundo, sacando al instrumento de los cercos regionales. Y también de los prejuicios que indican que éste es un instrumento menor, sin mayores posibilidades armónicas que la del acompañamiento.

Más acá y más acá de Electroplano, Jaime Torres sigue trabajando con una convicción: “Uno cree que el instrumento es bastante más de lo que se conoce. En las distintas formas de expresión que me fueron proponiendo, yo siempre traté de hacer mi música partiendo de una unidad conceptual, en libertad, y en ningún momento faltando respeto o trasgrediendo absurdamente”, aclara el músico. “Quiero decir, yo no sería capaz de tocar ‘Pájaro campana’ para lograr el aplauso. Hay cosas que son muy hondas, reminiscencias de melodías antiguas, profundas... son cosas con las que no se puede joder.”

–¿Hasta dónde influyó el prejuicio cultural en la escasa difusión del charango?

–El charango es un instrumento que no ha sido tomado en cuenta. Ha permanecido en sombras porque durante años a nadie le hacía sentir orgullo. Por eso yo pasé años con una gran necesidad como norte: que se escuchara el instrumento.

–¿Y de dónde sale Electroplano?

–Hace dos años hicimos un trabajo de ensayo experimental en Alemania, con un solo tema. Cuando llegue aquí, la gente del sello me dijo: “Master, yo no sabía que usted curtía este palo... ¡Si esto es un chill out!”. ¡Qué sé yo qué es!, les dije yo. Yo sé de bailecitos y de cuecas, nada más... Y del deseo de que el instrumento siga sonando en la música de hoy.

–¿Y cómo llegó a Seoane?

–Me lo presentaron aquí. Nos conocimos, nos entendimos enseguida y pasamos mucho tiempo juntos, trabajando. Si hubo dos años de maduración del disco, no fueron menos las horas de charla con él. Porque el instrumento es fundamental, pero detrás siempre está el ser humano. No buscábamos las rítmicas del carnavalito o de la cueca, sino de una canción honda, profunda.

El disco tiene participaciones de invitados de distintas procedencias musicales, como el flautista francés Magic Malik. “Cuando Magic Malik vino a la Argentina, escuchó el disco por casualidad, en un demo que puse en el estéreo del auto. Enseguida se interesó: ‘Pero qué es esto... Si tú quieres, estaré en ese disco’, me dijo. Así es esto: a miles de kilómetros geográficamente, nos entendimos inmediatamente. La música tiene eso de hermoso.” A Jaime Torres le esperan presentaciones por las provincias, un postergado viaje a China, otro a Francia, para terminar un trabajo con Magic Malik y Minino Garay. En noviembre llegará la presentación del disco. En enero, Suiza. Todo esto puede cambiar, aclara, y son los gajes del oficio. Eso sí: lo que por nada del mundo pospondría es el Carnaval en Humahuaca, donde junto a su familia mantiene la Casa de Tantanakuy. Allí hay música todo el año, pero el carnaval es cosa seria.

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Torres presentará el material de Electroplano en noviembre, a su regreso de Europa.
 
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