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Martes, 11 de abril de 2006

CINE › HOY COMIENZA LA OCTAVA EDICION DEL FESTIVAL PORTEÑO

Trece días para amar la pantalla

El Bafici modelo 2006 será una auténtica cabalgata para embriagar los sentidos del cinéfilo más curtido, que tendrá que ajustar los horarios para decidir en un menú de alta riqueza. Aquí se ofrece una pequeña guía para apuntarse lo más importante.

 Por Horacio Bernades

Iban a ser menos y terminaron siendo más. Uno de los cambios que Fernando Martín Peña, director artístico del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente, había prometido el año pasado al asumir fue el de reducir la cantidad de exhibiciones, que en tiempos de la anterior gestión había alcanzado dimensiones inabarcables. Y cumplió... durante un año. Ahora, el segundo año de la gestión Peña iguala en cantidad de proyecciones al último de la gestión Quintín, obligando al sufrido vecino porteño (más los visitantes del interior y del exterior) a suspender durante once días cualquier otra actividad que no sea ir al cine, si es que quiere ver todo aquello que lo tienta. El “ahora o nunca” y el “ésta o la otra” son las disyuntivas que, como todos los años en el mes de abril, acosarán durante casi dos semanas al cinéfilo, cada vez que revise la grilla de programación y se encuentre con que las películas que marcó para ver en el día son seis o siete. La misma cantidad que en condiciones normales suele verse en dos meses...

Pero el Bafici es así, no hay nada que hacer. En su octava edición, que se extenderá hasta el domingo 23, son alrededor de 450 las películas programadas, entre cortos, medios y largometrajes. Casi 300, si se cuentan sólo los largos. Cerca de cien funciones diarias, en sus 13 salas (seis del Hoyts y además la Lugones, el Centro Rojas, el Malba, la Alianza Francesa y, desde este año, las dos del Atlas Santa Fe y la del Atlas Recoleta). Dos competencias oficiales, la internacional (integrada por 18 títulos, entre ellos dos locales) y la argentina, que presenta once en carrera por un premio. Varias muestras de cortos, incluyendo dos competencias oficiales. Cerca de una veintena de paralelas integradas por largos y mediometrajes de todo el mundo, sin contar los dieciocho (¡!) focos sobre la obra de sendos realizadores. Y una retrospectiva integral de Abbas Kiarostami en el Malba, no sólo con todos sus cortos, sino además una exposición de fotos, una videoinstalación y un tremendo librazo, que editará ese museo y apunta a convertirse en un verdadero hito en la materia.

La cabalgata sigue con otra retro completa (en el Rojas y con entrada gratis) dedicada a toda la obra para televisión que, a lo largo de los años ’60 y ’70, encaró el enorme Roberto Rossellini, y que incluye trabajos de alrededor de diez horas de duración (ver aparte). Una gigantesca panorámica del cine independiente estadounidense, que arranca en los años ’50 y llega hasta ahora mismo, con obras de Nicholas Ray, Frederick Wiseman, Jarmusch, Dennis Hopper y hasta la legendaria Directed by John Ford de Peter Bogdanovich. Una sección de cine maldito latinoamericano, llena de obras oscuras, transgresoras e inéditas. El vecino de Ituzaingo, Raúl Perrone, presentando tres películas propias y otra media docena filmadas por los alumnos de su taller. El habitual desfile de grandes nombres del cine contemporáneo, con Gus Van Sant y su paráfrasis de los últimos días de Kurt Cobain en Last Days, la Takeshi’s de Kitano, los recentísimos trabajos para televisión de John Carpenter y Joe Dante, El niño de los hermanos Dardenne, Los héroes y el tiempo de Arturo Ripstein, la extraordinaria The Wild Blue Yonder de Werner Herzog, A Tale of Cinema de Hong Sang-soo, la imprescindible La muerte del señor Lazarescu del rumano Cristi Puiu, lo más nuevo de Kiyoshi Kurosawa y –last but not least– Hou Hsiao-Hsien cerrando el festival con la sublime Three Times.

Pero claro, un festival como el Bafici apunta inevitablemente más allá. Más allá de lo conocido, más allá de lo consagrado, más allá de lo seguro y probado. Es aquí donde aparecen los nombres y títulos que habrá que investigar, ese costado aventurero, esa zona de riesgo que se invita al espectador a recorrer. Esto incluye no sólo al grueso de películas argentinas (cortos y largos) que desde ambas competencias oficiales se derraman por toda la grilla, sino la obra de ciertos autores a descubrir, cada uno con un foco específico sobre él. Convendrá no dejar pasar al lituano Sharunas Bartas y sus retratos de la desolación, la obsesión histórica de Peter Watkins, los ataques a la razón del checo Jan Svankmajer, las maravillas animadas del holandés Paul Driessen y el inglés Barry Purves, la contenida desesperación del británico Bill Douglas o el pan de la locura que en cada uno de sus largos desmenuza el estadounidense Lodge Kerrigan.

Y todo esto representa apenas medio festival. Para no hablar de las actividades paralelas, mesas redondas (se destacan las tres en las que se pondrá en cuestión el pasado, presente y futuro del cine argentino), charlas públicas, master classes, presentación de libros y DVD (incluyendo la colección dedicada a Martín Rejtman) y presentaciones públicas de invitados oficiales. Entre ellos, Driessen, Svankmajer, el célebre restaurador Enno Patalas, el ex director de Cahiers du Cinéma, Thierry Jousse, y esa leyenda viviente del cine de vanguardia que es Jonas Mekas. Todo empieza hoy a la tarde, tiene a la noche su orden de largada oficial (con la proyección de Sofacama, primer largo de ficción del realizador de Bonanza, Ulises Rosell, protagonizado por Cecilia Roth) y se extenderá hasta el domingo 23 de abril. Con suerte, tal vez quede algún rato libre para vivir fuera del cine. De no ser así, a no hacerse drama, que ya habrá tiempo.

Más información, grilla y catálogo completo en www.bafici.gov.ar

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Cecilia Roth en Sofacama, de Ulises Rosell, el film que abre hoy la muestra de cine.
 
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