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Jueves, 4 de abril de 2013

CINE › CONTRARRELOJ, CON NICOLAS CAGE

El ganapán más popular de Hollywood

Contrarreloj tiene el extraño mérito de hacer de su artificio un retrato apegado a lo auténtico. Esto dicho menos por la lógica verista que desencadenan sus apaciguadas persecuciones o los procedimientos de sus personajes que por la capacidad para operar como barómetro del estadio artístico de la carrera de su protagonista, que no es otro que el a estas alturas inefable Nicolas Cage. Quizás el ganapán más popular de Hollywood, el tipo sigue resistiendo los embates de la calidad –Un maldito policía en Nueva Orleáns fue una batalla perdida– manteniéndose firme en su decisión, adquirida ya hace un tiempo peligrosamente prolongado, de chapotear únicamente en el fango de la berretada. Lo que no está necesariamente mal, ya que el estoico seguidor de su carrera recordará que hace un par de años filmó Infierno al volante. Allí, Patrick Lussiter amplificaba el aire desaforado de Cage a toda la historia, dando como resultado un auténtico desquicio. Sabia decisión aquélla, sobre todo a la luz del Cage seriote y lavadito que corre en Contrarreloj.

El lamentarse por aquello que no fue suele ser un ejercicio, al menos en materia cinematográfica, tan impreciso como innecesario. Sin embargo, resulta inevitable preguntarse qué hubiera pasado si Simon West se tomaba el asunto con más humor. Más aún si se tiene en cuenta que venía de dirigir la segunda parte de Los indestructibles. Lo cierto es que, vaya uno a saber por qué, no sólo descartó cualquier referencia temática o formal de la historia de Stallone y compañía, sino que hizo absolutamente lo contrario. El film comienza con el robo a un banco perpetrado a puro montaje. Pero el golpe falla y uno de los integrantes de la banda cae en cana por ocho años. Integrante que es, claro, el personaje de Cage, quien justo antes de caer quema el botín. Lástima que un compañero (Josh Lucas), no del todo convencido de esa versión, decida secuestrar a su hija para obtener su tajada. Y allí irá Nicolas, entonces, dispuesto a hacer lo que sea para conseguir diez palos verdes en menos de doce horas.

Da la sensación de que West, que filma a puro montaje el atraco menos vertiginoso de los últimos años, la pifió feo al no mensurar atinadamente la materia prima entre manos, empecinándose así en la concreción de un policial “en serio” cuando la compilación de lugares, situaciones y personajes comunes escrita en el guión de David Guggenheim pedía a gritos otro rumbo. Rumbo que varios de los actores sí supieron entrever, como por ejemplo un Josh Lucas capaz de hacer de su vengador un ser despreciable, revulsivo, malhumorado y tan desaforado e inverosímil que opaca al mismísimo Cage. O también Danny Huston, que en la piel de un agente del FBI luce un sombrero imposible, digno de los tiempos de la Ley Seca.

4-CONTRARRELOJ

Stolen,

EE.UU., 2012

Dirección: Simon West.

Guión: David Guggenheim.

Intérpretes: Nicolas Cage, Josh Lucas y Danny Huston.

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Nicolas Cage sigue resistiendo los embates de la calidad.
 
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