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Viernes, 21 de marzo de 2014

CINE › EL DOCUMENTALISTA PATRICIO ESCOBAR Y SU PELICULA SONATA EN SI MENOR

“Hoy se sigue buscando justicia”

El documental reconstruye, a través del relato de sobrevivientes, una serie de operativos conjuntos de las dictaduras argentina y uruguaya, que prefiguraron el siniestro Plan Cóndor. El film también pone el foco en el vínculo entre la prensa y la represión ilegal.

 Por Oscar Ranzani

El 15 y el 16 de diciembre de 1977 fueron secuestrados cinco hombres, cinco mujeres y cinco niñas mediante una serie de operativos de las fuerzas conjuntas uruguayas en distintos lugares de Montevideo y en zonas aledañas. Los mayores eran militantes montoneros y algunos de ellos fueron asesinados en el operativo, otros legalizados (es decir, fueron encarcelados en prisiones comunes del país oriental) y los demás fueron secuestrados clandestinamente, torturados y enviados a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Este fue, según el documentalista Patricio Escobar, el probable inicio del Plan Cóndor, ya que se pudo certificar que hubo complicidad entre las dictaduras de ambos países. Junto a Carolina Fernández (guionista y productora), Escobar realizó el documental Sonata en Si menor, que reconstruye los hechos 35 años después a través de los testimonios de algunos de los sobrevivientes, como el prestigioso pianista Miguel Angel Estrella (que no era miembro orgánico del movimiento montonero, pero tenía amigos en la organización, según cuenta Escobar), Jaime Dri y Rosario Quiroga, entre otros. Con producción periodística de Cooperativa La Vaca, Sonata en Si menor se exhibirá hoy y mañana a las 19 en MU Punto de Encuentro (Hipólito Yrigoyen 1440), con entrada gratuita. En tanto, el domingo a las 22 y el lunes próximo a las 18 podrá verse en el Espacio Incaa Km 0 Gaumont (Rivadavia 1635): en este caso, como parte de la programación de la Semana del Cine con Memoria, organizada por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa).

El film tiene dos líneas de relato: por un lado, reconstruye los hechos con algunos sobrevivientes que brindaron su testimonio; el otro eje narrativo tiene que ver con la relación entre la prensa y ambas dictaduras. Para este último aspecto, Escobar entrevistó a periodistas que trabajaron en aquella época y también realizó una serie de representaciones ficcionales en las que una periodista le cuestiona a otro los errores que comete adrede en la redacción de las notas de la época, como queriendo exponer la falta de compromiso con la verdad de muchos periodistas durante el terrorismo de Estado. Las pequeñas ficcionalizaciones también le permitieron a Escobar introducir los datos duros de la investigación.

Escobar señala por qué la relación entre la prensa y las dictaduras argentina y uruguaya es uno de los cimientos de la arquitectura narrativa del documental: “En los últimos días de diciembre de 1977 y en los primeros de enero de 1978 aparecieron notas en las revistas Somos, Gente y Para Ti, las publicaciones más leídas de entonces, que pertenecían a la editorial Atlántida, dueña de un poder importante a la hora de llegar a la población”, según cuenta en diálogo con Página/12. Las notas hacían referencia a Alejandrina Barry, una nena de tres años, hija de Susana Matta y de Alejandro Barry, ambos fallecidos en el operativo militar. “Las fuerzas uruguayas se la llevaron y la tuvieron una semana sacándole fotos. Esas fotos fueron distribuidas a la prensa uruguaya por los militares. Durante esa semana, la prensa hablaba de ‘la nena huérfana, que está buscando familiares en la Argentina’. Hasta que llegaron sus abuelos y finalmente la niña quedó con ellos. Después de que se la llevaron los abuelos, siguió el operativo de prensa en la editorial Atlántida. En la Argentina le dieron una vuelta de rosca más ‘literaria’. O sea: ‘La nena que estaba con vestidito blanco...’”, cuenta Escobar, cuya investigación le permite denunciar la manipulación de determinada prensa argentina en torno de esos hechos y, en consecuencia, la complicidad con los criminales al hacer propaganda a favor del régimen.

“El título de la película tiene que ver con Miguel Angel Estrella, que fue un sobreviviente de ese operativo”, comenta Escobar. Y en 2012, treinta y cinco años después, Estrella tocó la Sonata, de Franz Liszt, en la Embajada de Argentina en Uruguay. “Una embajada donde la mayoría del público era de alto renombre y también había muchos militares. Entonces, a mí me impactó que un sobreviviente como Estrella, que fue secuestrado y al que le habían simulado cortarle las manos con una sierra, estaba tocando esa sonata 35 años después. Por eso, le pusimos ese nombre”, explica el cineasta, cuya película, “si bien habla de cuestiones políticas y de la relación entre prensa y dictadura, intenta ser un trabajo de arte y no solamente político”.

–La película muestra que, más allá de lo primordial que es conservar la vida, el valor de un sobreviviente del terrorismo de Estado es muy importante para saber cómo fueron los hechos realmente. ¿Cómo lo analiza en este caso?

–Es fundamental. Nosotros queríamos hablar del pasado, pero también del presente, de cómo el sobreviviente sigue buscando justicia. Por eso, al final mostramos los juicios de la ESMA. Después de tantos años y de tanta lucha, los organismos de derechos humanos lograron generar este juicio, obviamente con el apoyo del gobierno nacional. Pero también el laburo de los sobrevivientes es fundamental. Entonces, creo que el hecho de que esos sobrevivientes hoy pongan el cuerpo y sigan dando declaraciones es muy valioso. Nosotros con la película tratamos de rescatar eso, más allá de que no juzgamos ni decimos que está mal que algunos no hayan podido hablar. Por eso, al final, en las placas de la película, no ponemos que algunos de ellos no quisieron hacer declaraciones, sino que no pudieron. No es lo mismo. Algunos pudieron superar lo vivido y otros no, y los que pudieron superarlo hablan.

–¿Cómo analiza la relación entre los medios y el poder dictatorial y cómo lo observa en relación con este caso?

–Está claro que hicieron propaganda. Meterse con nenas es un golpe bajo, denigrante, por no decir una hijaputez. Se le sacaron fotos a la nena en un lugar que no fue el del operativo, armaron toda la historia en base a lo que les convenía, para no contarla tal cual como fue. Los medios de comunicación lo hicieron público y lo utilizaron. O sea, estuvo muy bien armado el tema del secuestro y el operativo periodístico posterior tanto para la dictadura como para los medios de prensa que estaban a favor de ella. Eran perversidades que se generaban dentro de la prensa. Por eso fuimos a entrevistar a los periodistas. Tanto Alfredo Serra como Eduardo Paredes cuentan cómo era laburar allí. Paredes dice claramente que tenían periodistas que trabajaban para ellos, revistas y editoriales que trabajaban para ellos, periodistas que iban a la ESMA a ver torturas. No dice los nombres, pero sí que realmente pasó eso.

* El resto de las funciones de Sonata en Si menor en otras salas puede consultarse en www.artocine.com.ar

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“Queríamos hablar del pasado, pero también del presente, de cómo el sobreviviente sigue peleando.”
Imagen: Sandra Cartasso
 
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