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Jueves, 28 de junio de 2007

CINE › “EL CONTRATO”, DE BRUCE BERESFORD, CON MORGAN FREEMAN

De clase B, y a mucha honra

 Por Horacio Bernades

No será el colmo de la originalidad o un canto al anticonvencionalismo cinematográfico, y es verdad que no todos sus cabos lucen perfectamente atados. Pero no da la sensación de que los guionistas de El contrato –como tampoco su director y protagonistas– la hayan pasado mal urdiendo y filmándola. Más bien lo contrario. Es por eso que no se entiende por qué esta película, terminada el año pasado, tuvo que esperar pista de despegue en su país hasta ahora. Y finalmente deberá conformarse, en días más, con esa especie de refugio para leprosos que es el “directo a DVD”. Aunque si ese bastardeado mercado es el equivalente contemporáneo de lo que hasta los años 60 fue la clase B, entonces se estaría haciendo una forma algo retorcida de justicia, ya que es a muchos productos clase B a los que El contrato se parece. Y eso no es precisamente malo.

Como ciertas películas de los años 40/50 (Su último refugio es una de ellas), El contrato pertenece a lo que podría denominarse “policial en grandes decorados naturales”, subgénero raro si los hay. Un equipo de entrenadísimos asesinos, la mayoría de ellos ex miembros de las fuerzas armadas, prepara un operativo de alto riesgo, que podría estar relacionado con la visita del presidente de los Estados Unidos a una pequeña ciudad en el estado de Washington. Los conduce un ex oficial del ejército, especializado en operaciones clandestinas (Morgan Freeman). Al mismo tiempo, un tipo común y corriente, que se gana la vida como no muy exitoso entrenador deportivo (John Cusack) sale de campamento con su hijo adolescente (Jamie Anderson), que desde la muerte de la madre no las tiene todas consigo. Un accidente carretero, en una ruta provincial, hace que esos dos mundos llamados a no cruzarse jamás terminen haciéndolo, con el padre y el hijo trasladando, a punta de pistola y en medio de bosques, lagos y escarpadas montañas, al líder del grupo comando, que ha quedado esposado y desarmado.

Dos grupos van detrás de ellos: por un lado, los secuaces de Morgan Freeman, que quieren rescatar al jefe; por otro, la policía provincial, miembros del FBI y una alta autoridad de Washington, interesada en silenciar a toda costa al ex militar, que tal vez sepa más de lo que debería. Una buena dosificación narrativa, creciente complejidad de intereses cruzados, alguna sorpresa bajo la manga, diálogos tan cortantes como debe ser y un sentido del humor lleno de cinismo se cuentan entre los méritos de esta película dirigida por el muy alicaído Bruce Beresford (altri tempi dirigió Detrás de la emboscada, El precio de la felicidad y Conduciendo a Miss Daisy). Todo ello permite hacer la vista gorda ante cabos sueltos (un ajusticiamiento inicial que no se entiende a qué viene), apolilladas moralinas (John Cusack se horroriza cuando se entera de que el hijo fuma porro), rutinas de cuarta (un interés amoroso metido con un calzador gigante), pifies estéticos (unos ralentis horribles) y uno de esos finales estilo “fueron felices y comieron perdices”, que sólo en Hollywood se les ocurre seguir produciendo. Como muchas clase B del pasado, El contrato no será ninguna maravilla. Pero que mejora todas esas sobreproducidas clase A que se estrenan todas las semanas y baten records de recaudación, eso es seguro.

6-EL CONTRATO

(The Contract) EE.UU., 2007.

Dirección: Bruce Beresford.

Guión: Stephen Katz y John Darrouzet.

Fotografía: Dante Spinotti.

Intérpretes: Morgan Freeman, John Cusack, Jamie Anderson y Alice Krige.

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John Cusack y Morgan Freeman, dos fuerzas en pugna.
 
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