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Martes, 7 de febrero de 2006

PLASTICA › LA MUERTE DE MANUEL ESPINOSA (1912-2006)

Ultimas pinceladas sutiles

Por Cristina Rossi *

A diferencia de la mayoría de los integrantes de la AACI (Asociación Arte Concreto Invención), Espinosa se sumó a la vanguardia concreta cuando ya había recorrido el primer tramo de su trayectoria artística.

Entre esas primeras búsquedas, había pintado dos murales en el edificio del Cine Arte (actual librería Losada de Corrientes al 1500, que ya no cuenta con aquellas obras) y exhibido trabajos figurativos, poblados de instrumentos y notas musicales, maniquíes y figuras sintetizadas, así como algunos collages de matriz torresgarciana. Sin embargo, al encenderse las discusiones que provocaba el arte abstracto, ya en 1945 y aun antes de firmar el memorable Manifiesto Invencionista de la vanguardia concreta, Espinosa respondió –al igual que Tomás Maldonado– a la encuesta “¿Adónde va la pintura?”, pregunta que inquietaba a los defensores de la figuración. Desde ese momento trabajó en la línea del arte concreto, viajó a Europa y continuó sus propios desarrollos en algunas obras vinculadas con el diseño textil, en otras que introdujeron el juego óptico o en variadas series de círculos con sutiles desplazamientos. Luego, en los años ’70 comenzaron a tomar protagonismo las transparencias y superposiciones operadas sobre la forma del cuadrado. A través del tiempo, sus trabajos en pintura se alternaron con los dibujos sobre el papel, donde las formas aparecieron interpretadas con diferentes materiales. Participó en las principales exposiciones dedicadas a la vanguardia concreta y al arte geométrico latinoamericano. En los últimos años presentó pinturas y dibujos en una exhibición individual realizada en el Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino de Rosario (2001) y una muestra antológica de su obra sobre papel organizada por el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (2003).

En algunas de las pinturas de Manuel Espinosa el tema es sólo un círculo, en otras la forma se despliega en series y un mismo cuadrado puede ser suficiente para desarrollar infinitas variaciones. Posiblemente por esto, alguna vez dijo que se sentía el pintor de un solo cuadro. Sin embargo, su producción no abandonó el camino de la renovación que comenzara promediando los años ’40, al integrar la Asociación de Arte Concreto Invención. Las obras sobre papel que se expusieron en el Museo de Arte Moderno en el año 2003 dieron un afortunado testimonio de esa constante experimentación.

Maestro en el manejo de los matices, en la delicadeza de su paleta vibra una escala cromática con transparencias que llegan a la seducción del blanco sobre blanco. Sucede que lejos de las estridencias, Espinosa mantuvo el tono del murmullo, aunque logró pulsar las notas más altas de las emociones. Tal vez por eso su pintura es una permanente invitación que conserva la magia del susurro, de una palabra no del todo dicha pero que invita a demorarse.

Los artistas tienen el privilegio de comunicarse a través de sus obras y ese contacto se sitúa siempre en el presente. Aunque el martes 24 de enero nuestro querido Manuel se alejó físicamente de nosotros, el diálogo continuará a través de su obra, en la que vive la sutileza que también dio carácter a su entrañable personalidad.


* Licenciada en Artes, docente, investigadora y curadora independiente.

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Témpera (1959), de Espinosa.
 
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