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Martes, 6 de noviembre de 2012

PLASTICA › COMENZó LA SEGUNDA EDICIóN DEL MAF EN USHUAIA

Sobre la movida artística fueguina

Cincuenta y cinco artistas y 32 proyectos, repartidos en doce espacios de exhibición muestran la consolidación del Mes del Arte Fueguino gracias al crecimiento de los artistas y al apoyo del Estado provincial y de la ciudad de Ushuaia.

 Por Fabián Lebenglik

Desde Ushuaia

En el deslumbrante entorno de esta ciudad acaba de inaugurarse la segunda edición del MAF (Mes del Arte Fueguino), que durante todo el mes de noviembre presenta, repartidos en doce espacios de exhibición, a cincuenta y cinco artistas de Tierra del Fuego (Ushuaia, Tolhuin y Río Grande), Santa Cruz, Neuquén, Río Negro y Punta Arenas (Chile).

Durante los últimos años el empuje, esfuerzo y desarrollo de los artistas de estas latitudes, donde las condiciones difíciles y el aislamiento se combaten con una enorme voluntad de hacer y con una calidad artística creciente, permiten que se comience a pensar en un significado alternativo para la sigla MAF, de modo que también designe al Movimiento de Artistas Fueguinos.

Esta escena artística local, apoyada por la iniciativa institucional de los gobiernos de la Provincia de Tierra del Fuego y de la ciudad de Ushuaia, permitió que el proyecto del MAF (que el año pasado fue curado por Matilde Marín, quien participa en la presente edición con un video del Faro del Fin del Mundo) comience a afianzarse, adquiera continuidad y se proyecte hacia el futuro. Entre las instituciones organizadoras se cuenta también la Asociación Civil Museo Marítimo Ushuaia.

El título del MAF 2012 es “El Sur... una luz”, metáfora que le permite a la curadora de esta segunda edición, Ana María Battistozzi (AMB), presentarlo del siguiente modo: “¿Qué es aquello que brilla a la distancia? El interrogante atraviesa los siglos y ha intrigado tanto a los navegantes del siglo XVIII como a los hombres de las últimas décadas que buscaron un futuro promisorio. De los fuegos yámana a los faros de las costas y las luces de las fábricas, la luz del Sur ha sido a la vez un enigma y una ilusión. Fantasías y realidades la rodean y ese caudal, con sus contradicciones, ha sido central en las reflexiones que pretendió suscitar el MAF 2012. Apenas un punto de partida, un eje aglutinador para que cada artista se inscribiera en él desde la perspectiva de su propio proyecto creador”.

Según explica AMB, con quien colaboró el fotógrafo Gustavo Groh, coordinador artístico de esta movida, la edición 2012 recibió cincuenta y dos proyectos de los cuales quedaron seleccionados treinta y dos.

Lo más interesante es que el campo artístico local está en pleno crecimiento y en este sentido el MAF funciona para los visitantes y espectadores como un modo de asomarse a una obra en proceso, que en cada artista varía el grado desarrollo, porque también hay quienes llevan varios años y exposiciones, pero otros hacen su primera experiencia en esta movida que los confronta a nuevas miradas y aprendizajes.

Algunos de los artistas que se destacan en la recorrida de los diferentes espacios de exhibición son Elsa Zaparart, en el Colegio de Arquitectos, cuya instalación evoca pequeñas escenas de una intimidad de ficción en una casa típica de la zona. La artista transforma a los espectadores en voyeurs dado que no es posible ingresar en la casa porque la obra está hecha para ser vista desde las ventanas.

En la Ex Casa del Presidio presenta su instalación Los interiores Patricia Viel (de Santa Cruz), quien interviene artísticamente una casa; revestimientos, colores, texturas, toda una intimidad intuida en la que una sombra invade el interior desde el piso de un modo inquietante.

A lo largo de lo que se denomina “El circuito para caminantes”, desde el Museo Marítimo hasta la Casa de la Cultura Municipal, una serie de quince figuras pegadas estratégicamente en las paredes exteriores de los edificios invita a reflexionar sobre la historia, la política, el poder sobre los individuos anónimos, sobre los pobladores originarios. Esta intervención, Transparentes, fue realizada por el Grupo Escaleno (integrado por Walter Sierra, Andrea Ricchini y Romina Martínez).

En la entrada del Museo Marítimo, que funciona en el antiguo presidio, está la obra de Santiago Pastorino Cané, Paleta de aguas, en un recinto enrejado: una instalación que consiste en una secuencia de la película Ultimo amor en Tierra del Fuego, en la que Isabel Sarli se baña desnuda en las “límpidas” aguas fueguinas. Por otra parte decenas de tubos de ensayo con líquidos de colores penden del techo y obstaculizan la visión del video. La colorida paleta acuosa de los tubos muestra el estado de las aguas en el Canal de Beagle, producto del abanico de contaminantes vertidos a causa del impulso industrial.

En la salida del edificio principal hacia un jardín interno, Malala Lekander fabricó una rayuela de vidrio, De la tierra al cielo, colocada sobre el pasto, en cuyo interior hay desechos encontrados en el piso.

En la que fue la panadería del presidio (una cruza de capilla con horno, o de cielo e infierno en simultáneo) hay una enorme instalación, visual y sonora, alrededor del tema del nido y el huevo; realizadaa por los chilenos Paula Rivera Abarca y Javier Canales Mayorga, que aprovechan muy bien la atmósfera del lugar.

En esta edición también se incorporaron otras prácticas como el cine, la literatura y el teatro, así como seminarios de capacitación sobre producción y montaje de exposiciones, desarrollados durante los meses previos al MAF. En el área de literatura, Carla Tanco presenta una instalación sonora, donde una serie de lecturas de fragmentos de textos de poetas locales se superpone con el sonido persistente del viento.

En lo que fueron los pasillos que comunican las celdas de la prisión, la fotógrafa Fernanda Rivera Luque montó una serie de fotos potentes de un criadero de gallos, donde queda en evidencia la analogía entre los espacios reducidos de los animales y los de las celdas del presidio.

Dentro de los calabozos, Federico Bruni montó una serie de extraños objetos lumínicos, construidos con restos de tecnología en desuso, a los que les agrega una fuente de luz.

En la antigua usina, Gustavo Facciuto montó una inquietante instalación realizada con cajeros automáticos. En el ambiente oscuro, a toda la maquinaria obsoleta de la usina se le suman estos nuevos objetos cotidianos: los cajeros, que en lugar de cumplir su función habitual, proyectan en sus pantallas secuencias de crítica al capitalismo de la película Zeitgeist, de Peter Joseph. La instalación cuenta con una ambientación sonora del compositor Alcides Lanza.

Nancy Pardo montó su instalación ecologista Fuego abandonado a la vera del camino, en Bahía Encerrada.

En la antigua Casa Beban, Valeria Conte Mac Donell (San Martín de los Andes) presenta el video que documenta una de sus obras. La artista tejió su futura casa con hilo transparente, a escala real, siguiendo los planos. Emplazó esa casa de hilo sobre el terreno, la regó todas las noches de invierno y el clima hacía el resto, congelando la “casa”. Con la salida del sol la obra se derretía y desaparecía. “La instalación –dice Valeria Conte– fue realizada directamente en la naturaleza, en terreno familiar, de dos mil quinientos metros, situado en San Martín de los Andes.” El video es de Paola Sferco.

Nadia Guthmann (Bariloche) presenta, al modo de un móvil, una serie monstruosa e hiperreal en la que distintos seres vivos, en una escala mucho mayor, proyectan (casi dibujan, podría decirse) sus nítidas sombras en la pared. Una instalación leve, poética y amenazante.

Cecilia de Souza exhibe una instalación pictórica de retratos de perros, colgados a distintas alturas y distancias, en todo el espacio de una sala. Un recorrido por maneras de pintar y una suerte de itinerario quizás histórico.

En esta edición también se incorporó al Centro Polivalente de Arte de Ushuaia. Diez estudiantes formaron el Grupo LEM, con autorretratos serigrafiados que colocaron en exteriores, al modo de anuncio y autoafirmación identitaria.

Entre los expositores de la Casa de la Cultura Municipal, se destaca el grupo DELborde, de Santa Cruz, integrado por Sonia Cortez, Adriana Opacak, Bettina Muruzábal y Liliana Solari, con una instalación recorrible, un recinto hecho de plásticos translúcidos, con inscripciones en distintas lenguas que a manera de slogan anuncian conceptos opuestos (del tipo justicia-injusticia).

También se destaca el grupo Belor (Niní Bernardello, Gustavo Lorda y Pablo Rizzo), con un video de imágenes y sonidos ambientales que, según los artistas, “trata de huellas, símbolos acústicos y visuales que nos representan”.

Entre las performances sobresale El regreso, de José Luis Miralles, que se representó en el presidio. Un actor completamente cubierto, como vendado, está sentado en un rincón y de pronto fuertes golpes desde arriba abren un boquete en el techo. Caen los escombros y desde el sorpresivo agujero se descuelga una gruesa soga con nudos. El personajes trepa y se escapa. En la sala, un video “en abismo” reproduce toda la escena, en la que a su vez se ve la misma escena, repetida continuamente.

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De la Tierra al cielo, de Malala Lekander.
 
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