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Miércoles, 14 de julio de 2010

DISCOS › REGGAE FUNDAMENTAL, UNA NOTABLE COLECCIóN DE ISLAND RECORDS

Bob Marley no vivía solo

Son diez discos que reúnen parte de lo mejor que dio el género. Desde Peter Tosh hasta Toots & The Maytals, pasando por Third World y Steel Pulse, la colección invita a redescubrir las múltiples posibilidades de un ritmo erróneamente tildado de monótono.

 Por Fernando D´addario

El sello Island cumplió 50 años en 2009. Tal vez como homenaje al delay consustancial al espíritu del género, la compañía dejó pasar una temporada para publicar, recién en estos días, la colección Reggae Fundamental. Una tímida excusa temporal –la conmemoración del 65º aniversario del nacimiento de Bob Marley– no los exime del cuelgue, que le hace honor, en definitiva, al insumo esencial del reggae. Un detalle nimio frente al estado de bienestar que sentirán los fans, melómanos y curiosos cuando escuchen títulos clave, nunca editados aquí en CD, de Peter Tosh, Junior Murvin, Gregory Isaacs, Jimmy Cliff, Black Uhuru, Steel Pulse y Third World, entre otros (ver aparte).

La colección tiene el mérito de corroborar la vitalidad clásica del género más allá de la convocatoria permanente al mito de Marley. Es, también, un antídoto contra el prejuicio que le adjudica al reggae –o a quienes lo consumen– competencias mononeuronales. El groove monolítico y dulzón que convirtió a Jamaica en La Meca se abre hacia riquísimos matices armónicos, rítmicos y melódicos, ya sea si prevalece el espíritu soulero de Toots & The Maytals (el notable Funky Kingston, acompañado por In The Dark, revela al cantante Toots Hibbert como un Otis Redding caribeño) como si irrumpe la voz en falsete del más cool de los rude boys: Junior Murvin.

Reggae Fundamental es menos un intento de reunir a todos los grandes del reggae (para ello faltan varios nombres indispensables, desde Israel Vibration hasta Yellowman) que el rescate de una época (básicamente los ’70) en la que aquella cadencia irresistible recibió credenciales universales. Antes de que Marley fuera el Marley que hoy conocemos, la película The Harder They Come –su soundtrack es uno de los hallazgos de la colección– les enseñó a los estadounidenses a bailar con Jimmy Cliff, el más pop de los gangsters jamaiquinos. Antes de que Fidel Nadal trajera a Buenos Aires su misticismo naïf, hubo un tipo –L. K. Johnson– que sentó las bases de la poesía dub, con un puñado de canciones/manifiesto que denuncian la exclusión social escondida bajo el “swinging London”.

Debe decirse que ésta es una buena oportunidad para escuchar el mejor disco de Black Uhuru (perdón por la blasfemia, pero Red está, casi casi, a la altura del Uprising de Bob); un buen momento para conocer a un Peter Tosh en estado embrionario antes de su icónico Legalize It; es también un oportuno desincentivo para potenciales rastafaris criollos: no es posible empardar la plenitud mística de Winston Rodney, mentor de Burning Spear, a la hora de alabar al profeta Marcus Garvey. Como se advierte, los argumentos son múltiples. Sólo el reggae es capaz de conciliar los sentimientos de confort y de opresión en una misma canción.

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