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Viernes, 15 de noviembre de 2013

TELEVISION › MURIEL SANTA ANA Y JUAN MINUJIN BRILLAN EN SOLAMENTE VOS

“Nuestros roles hacen al sostén de la historia principal”

La Polaca y Félix, los personajes que interpretan los actores en la ficción de Pol-ka, brindan el contrapunto necesario para oxigenar a los protagonistas, en un intercambio en escena que retroalimenta a unos y otros.

 Por Emanuel Respighi

Hay actores o actrices de reparto que apenas cumplen un papel de relleno dentro de una ficción televisiva. Existen muchos, incluso, cuyas interpretaciones no afectan al nudo dramático ni movilizan la cantidad de televidentes que siguen con cierta fidelidad a un programa. Sus personajes o composiciones podrían no ser parte de la trama y nada cambiaría. Pero también están los otros, aquellos que ocupan un rol secundario dentro de la estructura dramática pero cuya funcionalidad a la historia recobra estatus de imprescindible a los ojos de quienes están del otro lado. Son los secundarios que hacen lucir a los protagonistas y, además, logran brillar cada vez que aparecen en pantalla. De esos casos –sea por incapacidad individual del actor o por falta de espacio en el libreto– hay pocos. Uno de esos se da por partida doble en Solamente vos, la comedia de El Trece (lunes a viernes, a las 21.30) en la que Muriel Santa Ana y Juan Minujín revalorizan el lugar que ocupan los actores no protagónicos en la TV.

En su calidad de comedia aggio-rnada a los tiempos, con familias ensambladas y no necesariamente tradicionales, Solamente vos es el programa más visto de la temporada televisiva argentina. El protagónico de Natalia Oreiro y Adrián Suar sumó en los personajes de Santa Ana (La Polaca) y de Minujín (Félix) a dos actores que contribuyen a diario a que la comedia se pueda sostener, en su carácter de ex parejas de Juan y Aurora, respectivamente. Con composiciones bien diferenciadas, pero sin perder ninguno su impronta, Santa Ana y Minujín son a la ficción de Pol-ka el contrapunto necesario para oxigenar a los protagonistas, en un intercambio en escena que retroalimente a unos y otros. Ese cruce puede pensarse como “el círculo virtuoso” de Solamente vos.

“En lo personal, es una experiencia novedosa porque se trata de la primera vez que hago una tira y también en hacer algo tan masivo, que apunte a un público muy amplio en un horario central”, arranca Minujín la nota con Página/12, obligado ante el mordisco que Santa Ana acaba de darle a un alfajor, en plena merienda. “Solamente vos me da la posibilidad de ampliar mi lenguaje actoral, explorando otros espacios, en un medio que suele encorsetar a algunos actores. La clave de la comedia es que somos muy libres. En mi caso, puedo improvisar mucho, rearmamos las escenas y tengo la posibilidad de tallar los personajes a búsquedas personales.”

–¿Y hubo correspondencia entre lo que imaginó previamente a trabajar en una tira y con lo que finalmente terminó siendo el trabajo diario?

Juan Minujín: –Pensé que el ritmo iba a ser mucho más difícil para amoldarme. Venía de hacer un unitario, como fue Tiempos compulsivos, donde hacíamos un capítulo cada cuatro días y tenía un personaje pequeño, donde a cada escena le daba mucho, la trabajaba demasiado... Y en una tira las escenas van de inmediato. Esa diferenciación me hizo creer que el esquema de producción iba a ir en desmedro de la calidad de la actuación. Por suerte no fue así. A partir del comportamiento del personaje y del vínculo con otros personajes, pude entrar a las escenas con mayor facilidad.

Muriel Santa Ana: –Este tipo de programas son los que, cuando terminan, te dejan en otro lugar como actriz. Si bien la tira es de una intensidad importante, nuestros personajes tienen además una relevancia que hace al sostén de la historia principal. Son personajes secundarios para la estructura dramática, pero muy demandantes y exigentes. Tenemos que tener una gran capacidad de adaptación dentro de la historia. Los roles protagónicos son más monolíticos que los secundarios, que se tienen que permitir contradicciones impensables de la noche a la mañana. Eso te impone una dinámica y plasticidad mental, actoral y física importantes.

–¿Por eso cree que este tipo de personajes la “deja en otro lugar”?

M. S. A.:–Una tira es un alerta permanente. Y este programa tiene el plus de contar con Natalia (Oreiro) y Adrián (Suar), que son dos estrellas de la TV y el cine. Ellos no son una pareja protagónica común y corriente, y eso se nota. Nunca había estado en el prime time de El Trece, aunque lo había hecho en Telefe, América y el 7, y la devolución de la gente en la calle es impresionante. No creo que lo que es popular sea de menor calidad. No le escapo a lo popular. En todo caso, le escapo a la popularidad... A mí me interesaba transitar por lo popular.

–Minujín, usted no ha hecho tanta TV y siempre se mantuvo ocupado en proyectos más independientes, incluso desde el lugar de realizador, con Vaquero, su ópera prima como director. ¿Le interesaba ser parte de un género popular como la comedia diaria en TV?

J. M.: –A los actores, en general, lo de ser popular o no serlo es algo que siempre nos interpela. En cualquier punto de la popularidad, sea en el teatrito de barrio o en la TV, me sentí interpelado. Pero la popularidad no es algo que buscara en particular. Sí me parece interesante si uno puede acceder a la popularidad manteniendo las herramientas expresivas despiertas, a pleno. En ese sentido, los dos proyectos que hice con Adrián Suar (Dos más dos y Solamente vos) tuvieron ese color. Siento que en la peli como en el programa les puse a los personajes mi propia impronta. Las herramientas siguen siendo las mismas.

–¿Son de los que creen que a la hora de componer personajes lo importante es el cómo más que el dónde?

J. M.: –Sí, pero cuando uno está en una estructura tan comercial, como la que requiere la TV en horario central, la tarea actoral está mediatizada por otros tiempos y resultados. Y eso era un desafío: estar forzado a tener resultados actorales inmediatos es interesante.

–Sus personajes tienen el denominador común de que ambos sufren por amor, pero también que cada uno sobrelleva ese dolor a su manera. El de Minujín, Juan, es un villano hecho y derecho, mientras que el de Santa Ana es más sufrido, aunque no por eso deja de ejercer cierta manipulación. ¿Sus composiciones se pensaron en función del contraste entre ustedes?

M. S. A.: –No. En una tira todo es muy dinámico y cambiante. Los protagonistas pueden tener más idea de la peripecia de sus historias, pero los roles secundarios se mueven al servicio de otra cosa. En mi caso, a la Polaca la fui construyendo en la medida en que comencé a grabar más escenas con Adrián, porque era él el que me construía. En la historia de Solamente vos, la ex mujer ocupa un espacio de tensión, no se eligió debilitar ese lazo. La Polaca no es simplemente una pesada. Adrián abrió ese abanico y juega la historia con una mujer que todavía le puede mover el piso, con veinte años de historia y cinco hijos a cuestas. En nuestra historia, el pasado se honra. La Polaca es un personaje que interviene afectivamente en la vida de él.

J. M.: –Me parece que tiene que ver cómo cada uno aborda a cada personaje. Si los habitás con mucha humanidad, los personajes pueden salirse de los prototipos y de los clichés. En esa construcción, humana, la identificación es una posibilidad cierta. Obviamente que hay personajes que son más fáciles para que la gente se pueda reconocer, y otros más difíciles.

–Como Félix, el personaje mujeriego y sin escrúpulos que interpreta, por ejemplo...

J. M.: –Félix es un tipo que moralmente está corrido. Y cada vez más. Incluso intentó, directamente, matar al amigo... Desde el principio tenía narrativamente un dibujo en mi cabeza sobre hacia dónde se dirigía mi personaje: el mejor amigo del protagonista, que se siente despechado y traicionado, se convierte en su enemigo.

–Pero hay algo que se mantiene dentro de ese dibujo narrativo, que es que su personaje siempre tuvo una cuota de villano.

J. M.: –Nunca fue el novio que todo padre quiere para su hija. El personaje siempre fue embustero. Pero la idea en la composición fue tratar de hacer que el personaje sea reconocible por los televidentes, alguien que uno pueda llegar a cruzarse en algún lugar.

–Los dos sintieron la necesidad de construir personajes con los que el televidente pudiera identificarse. ¿Eso tiene que ver con que el género requiere de esa empatía para que la historia fluya con naturalidad?

J. M.: –Una cosa es identificación y otra es empatía. La identificación tiene que ver con la posibilidad de que el televidente reconozca en los personajes a personas con las que pueda toparse en la calle, el trabajo o el almacén. La empatía es una relación más íntima que un televidente alcanza con algún personaje, en su manera de pensar o de actuar, y que lo lleva a querer que le vaya bien dentro de la trama. Félix suele estar en el lugar de villano que hace padecer a los otros. Si bien no es un perverso, porque no disfruta del padecimiento de los otros, es alguien que genera esa maldad por su propio carácter ególatra. Ahora está entrando en esa zona perversa.

–Solamente vos aborda el humor desde altas dosis de absurdo que, sin embargo, nunca pierde el registro naturalista. ¿Cómo logran ese equilibro de lenguajes?

M. S. A.: –El formato te lleva a forzar mucho el registro de verdad, pero siempre tratamos de darle un verosímil. Aun a situaciones que no son más que un gran absurdo. Adrián (Suar) es bastate lúdico, pero siempre con la idea de provocar la risa dentro del desarrollo de una historia. El toque distintivo de un programa popular es que pueda combinar en su historia la identificación y la empatía, con personajes de fuerte arraigo en la realidad.

–Tal vez ésa sea la diferencia a favor que tuvo Solamente vos, en relación con el universo de “barrio privado” en el que transcurre la trama de Vecinos en guerra.

J. M.: –No estoy tan de acuerdo. Creo que uno puede construir un universo cualquiera en el cual contar una historia. No creo que la popularidad de un programa tenga que ver con estar más cerca de lo costumbrista. Soy de los que creen que cuando los espectadores pueden ver la contradicción y los dilemas emotivos de los protagonistas es cuando una ficción “funciona”. En Solamente vos eso está muy claro. Y el programa tiene una cuota de originalidad: la protagonista es la amante de un tipo casado. Eso no es lo usual en una heroína de comedia central. El protagonista, además, deja a la familia en busca de otra mujer. Suar y Oreiro son protagonistas inusuales, en el sentido de que componen personajes que no son inmaculados y puros, sino que cargan con sus propias contradicciones. El público celebra la contradicción.

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“Si los habitás con mucha humanidad, los personajes pueden salirse de los prototipos y de los clichés”, afirman Minujín y Santa Ana.
Imagen: Sandra Cartasso
 
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