Es la mejor síntesis posible del premio y de la Asociación de Periodistas de la televisión y la Radiofonía de la Argentina (Aptra). En el discurso de apertura de la 44ª edición de los Premios Martín Fierro, Carlos Sciacaluga, el presidente de Aptra, le mandó un beso grande a Luisana Lopilato por su cumpleaños. “¿Dónde estás, Luisana?”, preguntó, mientras la buscaba. Su cara se desdibujó cuando le explicaron que no estaba presente en la fiesta. Fue el primer blooper, a cargo de la máxima autoridad de la asociación que organiza el premio, de una noche que al cierre de esta edición había repartido estatuillas para conformar a todos. El regreso al Hotel Hilton como lugar de la ceremonia, con cena y bebidas incluidas, marcó el tono de una entrega que estuvo conducida con sobriedad por Mariana Fabbiani y Guido Kazcka. A diferencia de las últimas ediciones, al menos hasta el cierre de esta edición, no habían tenido lugar en la ceremonia los discursos politizados ni cruces periodísticos explícitos.

La cobertura televisiva de la alfombra roja también reflejó lo que son los Martín Fierro, un premio en el que interesa más lo superficial que las cuestiones artísticas. La previa de El Trece duró 100 minutos, en los que la parafernalia tecnológica de la transmisión, la moda en los invitados y el menú de la cena fueron el eje de las entrevistas, cualquiera sea la figura en cámara. “¿Quién te vistió?” “¿De quién son los zapatos?” “¿Cómo te preparaste para la fiesta?” fueron los interrogantes más repetidos. Hubo selfies, ya no espontáneas, sino institucionalizadas, claro. De las cuestiones artísticas por las que esos entrevistados/as estaban nominados/as, nada de nada. No hubo, en esas casi dos horas, una sola pregunta sobre los papeles que interpretaron ni sobre la categoría en la que estaban nominados. En ninguna gala de premios de cualquier lugar del mundo ocurre eso. El síntoma, vale decirlo, trasciende a los premios de Aptra: es la foto que condensa lo “lo importante” para buena parte del medio.

Tras el dificultoso discurso del presidente de Aptra, la velada se abrió con la categoría Revelación en TV, que fue a parar a manos de Juan Pablo Geretto, por su papel de Reina en Los vecinos en guerra. Luego llegó el turno de Programa cultural en radio, donde se impuso Los caminos de Pacho O’Donnell, de Radio Nacional. El historiador aprovechó la ocasión para recordarles a los presentes que “cada vez que hablamos de este gaucho nos referimos a la necesidad de que miles de marginados de nuestra patria tengan la felicidad y la libertad que se merecen”. El primer momento de tensión de la noche se generó con la victoria de Fútbol para todos como mejor programa deportivo. La incomodidad duró poco: no hubo nadie para recibir la estatuilla del programa que permite el acceso gratuito a los partidos de fútbol. La que sí estaba era Romina Manguel, que al subir a agradecer haber sido elegida por su labor periodística en radio, gracias a su participación en Guetap (Vorterix), le dedicó el premio a una serie de personas que “este 18 de julio van a cumplir 20 años sin saber quién planeó y ejecutó el atentado a la AMIA, que acabó con la vida de sus maridos, hermanos e hijos. Justicia por la AMIA”.

Si bien no señaló a nadie en particular, el periodista Reynaldo Sietecase pareció saldar una deuda dialéctica-ideológica que se le había quedado atragantada de la última edición, cuando por haber recibido su premio en la ceremonia de la tarde no había podido discutir el rol del periodismo que había sido el eje de la entrega nocturna. “Gracias a la inmensa minoría que acompaña Guetap, a esos que están cansados del discurso polarizado y maniqueo, que rechaza la prepotencia y los discursos altisonantes, que valoran al periodismo riguroso. A los colegas que piensan que la verdad es importante, que es lo más valioso, y que no puede estar supeditada ni subordinarse al Gobierno ni a los caprichos de un grupo económico”, señaló Reynaldo Sietecase, al recibir el Martín Fierro por programa periodístico en radio por Guetap, el ciclo de Vorterix.

En el mismo rubro, Telefe Noticias Segunda Edición se impuso como mejor noticiero, en lo que pareció una compensación de Aptra por la polémica que se generó el año pasado, cuando Telenoche lo ganó en plena transmisión de Telefe. “Todos los días, todos nosotros, ponemos el alma, nos pelamos entre nosotros y buscamos los detalles para poder cumplir con ustedes. El periodismo es como la amistad: tenemos que decir la verdad aunque duela, aunque no guste y tenemos que buscar la verdad en todo momento. Si alguna vez no lo hacemos, les pedimos que no nos vean más”, dijo Cristina Pérez. Su compañero, Rodolfo Barilli, se lo dedicó “a los periodistas profesionales que sueñan, más allá de quiénes son los dueños de los medios, en contar las historias de la gente”.