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Sábado, 5 de julio de 2008

VIDEO › SE EDITA LA PRIMERA TEMPORADA DE TWO AND A HALF MEN

El artificio más placentero

Ganadora de cuatro Emmys, la sitcom hace gala de diálogos inspirados, situaciones imprevisibles y gloriosas actuaciones. La caja contiene cuatro discos y buena dosis de extras. Ocho horas que no serán desaprovechadas.

 Por Horacio Bernades

Series como The Office o 30 Rock, que aunque ensayadísimas transpiran una sensación de “vivo”, dejan más a la vista la condición artificial que siempre tuvieron las sitcoms, con sus livings eternamente iguales, su invariable mecánica comentario-retruque-remate y esa sensación general de tiempo detenido. Pero, claro, basta que aparezca una sitcom como Two and a half men, con sus diálogos chorreantes de acidez, sus personajes irresistibles, situaciones inspiradas y gloriosas actuaciones, para que todos esos pruritos se vayan al demonio. Qué me importa que todo sea un artificio, si la estoy pasando bomba, se dice el fan de Two and a half men, que en Argentina puede verse por el canal Warner y en Estados Unidos iniciará, en septiembre próximo, su sexta temporada. La semana entrante, el sello AVH lanzará la primera temporada de esta ganadora de cuatro Emmys, en una caja que contiene cuatro discos y buena dosis de extras. Ocho horas de Two and a half men: sólo su protagonista, Charlie Harper, conoce mejores formas de pasar la noche en vela.

Autor de jingles adocenados y soltero profesional, para Charlie Harper las mujeres son como los chiches con los que jugaba de chico: las usa y las tira. Cumpliendo con las leyes del yin y el yang, su hermano Alan es el opuesto exacto: quiropráctico poco agraciado, corto de experiencia con las damas, la avinagrada esposa acaba de echarlo de casa deshonrosamente. Pero Alan no abandona la esperanza de reconquistarla, por más que ella se haya puesto de novia con su novia (la de Alan). Mientras tanto, el hombre vive de prestado en lo de su hermano, en compañía de su hijo Jake, a quien Charlie soporta tan poco como a él. O menos. Ni qué hablar de cuánto los tolera Berta, doméstica de 200 kilos, campeona del epigrama lapidario. O de lo que Charlie y Alan opinan sobre mamá Evelyn, que los ama tanto como la Sra. Goebbels a sus hijos. O del error que Charlie cometió cierta noche con su vecina Rose, versión ligeramente más inofensiva de Glenn Close en Atracción fatal.

Con una visión del mundo (y de la familia) que está sólo un pasito más acá de la náusea terminal de Casados con hijos, salta a la vista que la pareja central de Two and a half men es un aggiornamiento de la de Extraña pareja. Lo cual no la afecta en lo más mínimo: cuando se sabe cocinar, la receta se enriquece con un touch que la diferencia. Y esta sitcom es un torneo de alta cocina. Empezando por los guionistas (Lee Aronsohn y Chuck Lorre, reforzados por media docena de plumas estables) y rematando con un elenco dorado. Si hubiera escuelas de comedia, el tantas veces vapuleado Charlie Sheen debería ser bibliografía obligatoria en varias materias. Sobre todo, en Timing y Síntesis. Qué decir de los geniales Jon Cryer (Alan Harper), Angus Jones (su hijo Jake), Conchata Ferrell (Berta), Holland Taylor (mamá Evelyn) y Melanie Linskey (la gordita de Criaturas celestiales, haciendo aquí de Rose). Gloria eterna para todos. Y para Two and a half men, la mejor sitcom desde que Seinfeld y Friends optaron por la jubilación privada.

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Los personajes irresistibles de Two and a half men.
 
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