8

de Sam Raimi.
Con James Franco, Mila Kunis y Rachel Weisz.
2013, 130 min.
Disney Arg.

El viaje a Oz de Sam Raimi es esa rareza: la superproducción que se piensa a sí misma, y que por pensarse no pierde sentido de maravilla ni capacidad de diversión. El nuevo viejo truco de la precuela, Oz, el poderoso, narra la llegada del mago a la tierra encantada, basándose en varios libros de Frank Baum. Lejos de ser un gran mago, el tipo es un pícaro de feria, literalmente (bonito homenaje de Raimi a las ferias de comienzos del siglo XX), haciéndose pasar por un verdadero poseedor de poderes una vez que llega a esa tierra de fantasía. Como en un sueño, la historia está llena de inversiones, desplazamientos y conversiones. Y se cierra con un homenaje al cine que deja chiquitita la pesadez scorsesiana de La invención de Hugo.

7

de Bryan Singer.
Con Nicholas Hoult, Eleanor Tomlinson y Ewan McGregor.
2013, 114 min.
AVH.

Después de su pétrea Superman regresa, Bryan Singer (director de Los sospechosos de siempre y las dos primeras X-Men, entre otras) se recupera con esta película que es todo un modelo, tanto en relación con el género conocido como fantasy como de adaptación de un cuento clásico. El cuento es “Jack y la habichuela gigante”, y Synger lo versiona sin ironía posmoderna ni naiveté forzada. En lugar de ello, el realizador prioriza la aventura clásica, con el joven protagonista lanzándose a ella más por necesidad que por convicción. Los efectos especiales y el factor digital no están usados como show sino con sentido narrativo. Es verdad que a ambos protagonistas no les sobra carisma ni a la película humor. Pero Synger siempre fue así, qué va’cer.