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Miércoles, 23 de septiembre de 2009

TEATRO › OPINIóN

La desdicha como vía a la sonrisa

 Por Luis Agustoni *

El regreso del Tigre surgió de la necesidad de escribir una comedia dramática. Antes de imaginar la historia, lo que yo deseaba lograr en ese momento de mi trabajo era crear una obra sobre las relaciones humanas comunes, con un lenguaje escénico cuya preocupación fundamental fuera la observación y pintura de caracteres y situaciones de nuestro tiempo, con una mirada de comprensión, simpatía y humor. No me interesaba la suma alocada de chistes, extravagancias o absurdos, sino esa sonrisa amable que despiertan nuestras desdichas, contratiempos y torpezas en la vida diaria, esa indulgencia risueña con que los que nos quieren contemplan nuestras debilidades y defectos, esa especial insensatez con que muchas veces la pasión, el amor o la simple ilusión nos hacen sufrir fracasos o desgracias, y que pasado el tiempo contemplamos con empatía.

Quería que la obra, además de entretener y divertir, moviera a la reflexión. Creía en la comedia no sólo como diversión, sino también como instrumento de un arte significativo y enriquecedor. Y me atraía mucho esa sensación de que los lazos profundos del amor y de la sangre son indestructibles y sobreviven a todos nuestros intentos por deshacerlos. Orientado por esos propósitos, imaginé las angustias y desgracias de Dimas ante la llegada del rival, que viene a amenazar su unión matrimonial y familiar, la confusión de Luisa, la furia de la chica, y el despliegue de encanto, talento y seducción de ese peligroso Tigre que desata la conmoción de todos.

No soy un autor literario, sino un trabajador del escenario, primero actor, después director y maestro, finalmente dramaturgo. No busco la perfección del texto, sino una partitura escénica eficaz, que dé a los actores la oportunidad de actuar un personaje fuerte, y al espectáculo llegada, potencia e influjo sobre el espectador. Me esfuerzo porque cada minuto funcione, es decir, despierte interés, mantenga la atención, suscite emociones. Cuando vi las actuaciones de Beto, Patricio, Florencia y Celeste, en la puesta de Luis Romero, la obra me pareció mejor de la que había registrado mi memoria.

* Actor, director, docente, autor.

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