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Sábado, 3 de marzo de 2012

MUSICA

Políticas de aquí y de allá

Cuasi locales al fin, a Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina se los escucha absolutamente al tanto de la actualidad social y política de la Argentina. Sabina, en particular, suele traer leídos todos los diarios, y hasta analizados. Así que después de chicanear amablemente a la cronista con una charla que quedó pendiente de notas anteriores (“ahora quiero ir a ver cómo han cubierto en Página el discurso de Cristina”, sonríe), redondea su opinión: “Me pareció que con lo de los maestros, a la Presidenta se le fue un poquito la mano. No me pareció justo. Y también eché de menos en su discurso, en el caso concreto de los ferrocarriles, una brizna de autocrítica. Así como digo esto, también debo decir que, llegar aquí viniendo de donde venimos, con el nudo en la garganta por lo que pasó con Garzón, poner la televisión y ver que la Presidenta se levanta para aplaudirlo, junto con los diputados, me emocionó mucho. Me pareció algo tan inusual como hermoso”.

Un momento antes, en conferencia de prensa, Serrat se había referido a su posible destino de maestro, y Sabina había intentado corregirlo: “La música me salvó de todo –había dicho el catalán–. En primer lugar, me salvó de tener una vida triste y deplorable como profesor de enseñanza media en un instituto de pueblo. En lugar de eso me montó en un avión, me llevó a dar vueltas al mundo, me presentó gente maravillosa, amigos que afortunadamente aún conservo. Me dio también la posibilidad de comunicarme con la gente, de entender un poco mejor lo que me pasaba a mí, sabiendo de primera mano lo que les pasaba a los demás: de enterarme un poco mejor de qué se trata este tránsito que es corto, esto de vivir”.

“¡Y justo después de este discurso de la Presidenta este tío viene a decir que la de maestro es una vida abominable!”, se ríe después Sabina. “No, yo sólo marqué la diferencia entre una vida y otra”, se pone serio Serrat. “Porque la vida de un profesor de escuela es tremendamente dura, ingrata, mal reconocida y pésimamente remunerada. Un país que no paga bien y no cuida bien a los educadores está haciendo la peor inversión que puede hacer. La verdadera revolución pendiente empieza por la escuela. Y todos los recursos que se quiten de la educación pública significan una pésima inversión para el futuro. Así es en Europa en este momento: lo que están recortando ahora es la educación, la investigación, todo lo que tiene que ver con el conocimiento. Lo que están recortando es ni más ni menos que el futuro.”

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