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Miércoles, 31 de mayo de 2006

CINE

OPINION

- Adolfo Aristarain (cineasta): “Yo no creo en la nacionalidad de las películas, y menos a esta altura que para hacer una tenés que tener apoyo de distintos países. Generalmente, se terminan haciendo coproducciones donde hay que juntar subvenciones de España, Francia, y aun así no te alcanza para hacer una película completa, si estamos hablando de hacer un film de término medio. Si me dijeran que con la subvención del Incaa se puede filmar una película íntegra, lo pensaría; pero no es así como sucede. Me parece bastante absurdo el planteo de este proyecto de ley. Creo que esto se parece más a un mundial de fútbol que a otra cosa”.

- Marcelo Piñeyro (cineasta): “Si esta ley empezara a regir sería el primero en llamar a atentar contra ella y desobedecerla. Creo que el proyecto atenta contra la libertad de expresión y contra el derecho de autor. Me parece una idea de fascista de opereta. Lo primero que haría es preguntarle a esta señora por qué presenta semejante ley. Por otro lado, me parece una idea estúpida, menor, pero peligrosísima como signo. En general, las banderas no caben muchas veces en las películas. Yo, por ejemplo, tengo una sola película en la que se ve la bandera y no habría modo de mostrarla en las otras, en las que no aparece. Me parece insensato obligar a alguien a hacer algo así, en términos de lo que es la producción artística o cultural. Mi recomendación es que la señora renuncie y que pase otro a ocupar su lugar”.

- Fabián Bielinsky (cineasta): “Desde que conocí el proyecto me surgieron muchos adjetivos para denominarlo, pero me decidí por grotesco. Me parece que éste es un concepto pedestre e infantil del patriotismo, una ley ridícula que no le sirve ni al cine, ni al país. Es un caso único de censura: no te dicen lo que no tenés que poner, te dicen lo que debés poner. Es tan descabellado que discutirlo me parece pueril. Me preocupa que aparentemente algunas instituciones ligadas al cine lo apoyen, cuando debería ser unánimemente rechazado por los que tengan un mínimo sentido común. Porque se trata de una injerencia absurda sobre los contenidos creativos. Si uno lo proyecta a otras actividades artísticas, lo ridículo del proyecto salta a la vista: si en literatura, los escritores estuvieran obligados a escribir la palabra ‘bandera argentina’ cada ocho líneas, o los pintores a pintar en una porción de sus cuadros una bandera para afirmarse como pintores nacionales, a todos nos sonaría como algo descabellado. Cuando uno pone estos ejemplos nota la ridiculez de esta propuesta. La idea de que esto de algún modo beneficia a la patria o a nuestra idea de país, es ridícula. La presencia de la bandera por sí misma en una película, totalmente fuera de contexto, es absurda”.

- Manuel Antín (director de la Universidad del Cine): “Yo no entiendo el proyecto, lo encuentro absolutamente injustificado. No es necesario poner un símbolo para reconocer una película argentina. Este proyecto atenta contra la libertad de expresión. Con él se abre una discusión estéril. El proyecto sólo pone piedras en el camino del cine argentino, que está en plena etapa de desarrollo, tratando de consolidar una industria. En Estados Unidos entiendo que hay una motivación económica para poner la bandera en un film. Pero nosotros no somos Estados Unidos y tampoco queremos serlo. Poner la bandera argentina porque sí en una película es un disparate. Yo no conozco el texto del proyecto de ley, pero si el propósito es que toda película debe incluir a la bandera para ser considerada argentina, es un proyecto absolutamente injustificado. No es necesario utilizar tambores y platillos para reconocer de qué nacionalidad es un film. No me imagino a Ingmar Bergman poniendo en sus obras una bandera sueca, o a Federico Fellini una italiana. Las películas argentinas se reconocen por otras cosas, no por llevar la bandera nacional”.

- Gabriel Arbós (director del Centro de Formación Profesional del SICA): “Yo fui al encuentro de la Comisión de Cultura y Medios del Senado en representación del Sindicato Argentino de la Industria Cinematográfica. El mandato del sindicato era estar de acuerdo con el proyecto, con la clara salvedad de que se tratara de una recomendación no obligatoria para las películas subsidiadas por el Incaa. No estábamos de acuerdo con que se modificara la ley, aunque sí con establecer esta recomendación mientras tanto este proyecto no tuviera formato de ley. Creemos que es bueno que en todas las películas aparezca la bandera argentina, en tanto y en cuanto existan excepciones claras y no sea obligatorio. Si un belga está viendo una película y de pronto el personaje sale a la calle y aparece una bandera argentina colgada de un balcón, inmediatamente el belga va a reconocer que se trata de un producto nacional. Pero éste es un país de locos que arma un revuelo por algo así, porque asocia a la bandera con los militares. La gran confusión de cierto izquierdismo argentino es pensar que la bandera es un símbolo fascista.”

Producción: Alina Mazzaferro y Suyay Benedetti.

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