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Domingo, 17 de julio de 2016

PLASTICA

Ilustrar a Dostoievski

La última entrevista que Carlos Nine concedió a Página/12 fue en los primeros días de noviembre del año pasado. Estaba fresco el resultado electoral y al dibujante le preocupaba el rumbo del país, de cara al balotaje. Por entonces comenzaba a publicarse Crimen y castigo en fascículos, acompañando a este diario, y la ocasión era una excusa ideal para meterse en su estudio del segundo piso de su casa, con su ventanal, sus mesas larguísimas atiborradas de materiales, de dibujos, sus paredes llenas de libros ilustrados de todo tipo –propios y ajenos– y hasta esculturas que él mismo había hecho. Un pasaje de esa entrevista lo pinta de cuerpo entero:

–¿Cómo encaró el proyecto desde lo formal?

–Acá encontré un método que puede servir, pero todo el tiempo estoy reflexionando sobre lo que hago. ¿Cómo lo puedo explicar? Hay dibujantes que ya tienen un sistema. Y dentro de ese sistema, tienen todas las soluciones. Yo tengo una cierta intuición, que por ahí puede andar, pero puedo retroceder, avanzar o irme por el costado. Yo admiro mucho a los tipos que corren riesgos, incluso cuando dibujan. Pero sobre todo cuando viven, cuando hacen política. Con las fórmulas, como son duras, te aburrís. Conozco dibujantes que hace cincuenta años están haciendo las aventuras del Payaso Pirulete, ¡no podés vivir así toda la vida! Inventá otra cosa, agarrá por otro lado.

–¿Acá qué soluciones nuevas o que no había usado antes encontró?

–Bueno, yo dialogo mucho conmigo mismo cuando dibujo. Entonces hay dibujos que me salen más corajudos, más audaces que otros. Capaz después los veo y me asusto y vuelvo a ser más conservador. Después avanzo otro poco, toda esa lucha la tengo mientras estoy dibujando. Hoy miraba cosas que ya entregué y decía para mí “Uy, acá se me fue la mano, estuve demasiado guapo”.

–¿Por qué se le fue la mano?

–Porque vos tenés que estar pensando cuando ilustrás que no es una cuestión para vos, que hay un tercer elemento que es el espectador. Yo tampoco se la quiero poner muy fácil, quiero que el tipo piense, elabore, que intervenga decodificando, pero a veces no tiene que ser tan fuerte la clave como para que no pueda entrar.

–¿En qué lector está pensando para esto?

–En un lector genérico inteligente. No estoy dibujando para un lector de Nik, nunca voy a tener ese mal gusto. Pero asimismo trato de que tenga no muchas dificultades para entrar. De todos modos, el protagonista de esto es la lectura. En este caso, siempre creo que la imagen trata de redondear una idea, pero cuando tenés un texto tan importante, el protagonista es Dostoievski, no soy yo.

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