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Domingo, 10 de diciembre de 2006

MUSICA › VIEJOS CONOCIDOS DE LA ESCENA ARGENTINA

Aquellas épocas del Chateau

Herbert Vianna, el bajista Bi Ribeiro y el baterista Joao Barone llegaron por primera vez a la Argentina para participar de un festival en Córdoba, el Chateau Rock, donde se hicieron amigos de Sumo, Fito Páez, Charly García, Los Pericos y Soda Stereo, entre otros. Y la conexión local se hizo cada vez más fuerte, porque la banda, que mezclaba con desenfado y entusiasmo la new wave de The Police con algunos ritmos brasileños, sintió el impacto de encontrarse con una generación brillante del rock argentino. Por eso las visitas se repetían y cada vez había más canciones en español, versiones de temas como “Track track” (Páez) y “Párate y mira” (Pericos), y una participación en el “Rap de las hormigas” de García. Y un dato nada menor: el primer hijo de Vianna se llama Luca.

Sin embargo, a mediados de los ’90, Paralamas ya no tenía una presencia tan fuerte por aquí. Fue un disco Unplugged el que los devolvió a los escenarios porteños, donde lograron, por ejemplo, que Ricardo Mollo y Charly García tocaran juntos por primera vez. Luego del accidente de Vianna, el reencuentro fue en el Gran Rex, con multitud de invitados, y más tarde en el segundo Quilmes Rock. Ahora, la banda regresa con Hoje bajo el brazo, un disco que tiene todas las marcas de fábrica del trío y con letras conmovedoras sobre el mundo interior de su líder. “Vamos a tocar una selección de canciones de todas las épocas, de estos 26 años de historia, con cosas que pensamos que logramos conquistar en términos de lenguaje musical y que son representativas de ciertos momentos emocionales para nosotros”, asegura Vianna.

Pero, además del entusiasmo que le provoca reencontrarse con los amigos del sur, el cantante y guitarrista –que habla bien en porteño, con el “che” siempre a mano– se muestra ansioso por retomar una tradición de sus viajes: “Explorar la vitivinicultura local”. “No es que tome cantidades ni nada de eso, sino que hago pruebas y ejercicios con algunos amigos sommeliers. Lucy era la tercera de cuatro hermanas: la primera vive en Inglaterra, la segunda en Francia y la cuarta en Hong Kong. Es una peculiaridad de una familia que se abrió por el mundo. La hermana que vive en Inglaterra está casada con un hombre que lleva muchos años con los negocios, que me introdujo al conocimiento de los vinos. Cada vez que estamos juntos probamos cepas. Una cosa que tengo marcada en la memoria es que entre todos los tintos franceses, italianos, australianos y norteamericanos que probábamos todo el tiempo no había ninguna producción que tuviera tanta fuerza en una uva como el malbec argentino, que tiene una peculiaridad y un sabor tan especial. Por eso siempre le llevaba algunos ejemplos de malbec que me entusiasmaban y que me hacían imaginar cómo iba a reaccionar él cuando los probara.”

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