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Martes, 23 de enero de 2007

MUSICA

Alrededor de la plaza

- Locutores poetas. Si hay algo que sobra en la plaza oficial del festival, es poesía. Los locutores –esa gente entrenada en el oficio de amenizar cualquier espera y de llenar cualquier bache– se encargan de ponerles condimento a las lunas coscoínas, entre artista y artista. Miguel Angel Gutiérrez se lució el domingo pasado con perlitas como “Vino a decir ‘soy Soledad, pero estoy llena de gente a mi costado’”, para presentar a la chica de Arequito, o para emocionarse ante la figura de la riojana Bruja Salguero, notoriamente embarazada: “Mujer embarazada de cantos”, la llamó, y más tarde recordó que todavía hace patria quien puebla al país: “¡Gracias por este hijo que le das a esta patria nuestra”.

- Se está cocinando algo en Cosquín. Podrán sonar cientos de chacareras y zambas, pero hay algo que no puede faltar en este festival: la comida típica que también forma parte del folklore coscoíno. En el fogón oficial, donde durante toda la tarde se cocinan con paciencia filas de chivitos en cruz en una esquina de la plaza, Duilio López, el “locrero oficial” desde hace unos diez años, enumera la receta de ese plato típico que no puede faltar en cada edición de Cosquín: para cada una de las ollas gigantescas que empiezan a hervir al mediodía (se cocinan a la leña entre once y quince por noche), harán falta unos nueve kilos de maíz, diez de zapallo, cinco de porotos, ocho de falda, cinco de mondongo, cinco de patitas de cerdo, cinco de cuerito, cinco de tripa, dos de chorizo colorado, dos de panceta. Después, a hervir y revolver con paciencia los ollones durante toda la tarde. Letal, pero inevitable.

- Sonido flojo. Con toda la infraestructura que implica montar un festival como éste, si hay algo que en Cosquín no se termina de ajustar es el sonido. La noche del domingo, hubo problemas muy evidentes. Después de algunas de las actuaciones llegan los lamentos. En la primera noche, un número como “Entre cuecas y tonadas”, donde se lucieron Jorge Viñas, Pocho Sosa y otros cuyanos, que implicaba ajustar el sonido de doce guitarras en escena, no tuvo espacio para probar sonido. Para Jorge Rojas hubo horas en la tarde, pero tampoco sonó perfecto.

- Una buena idea. Todas las noches, la apertura de las lunas coscoínas llega con la palabra de poetas de distintas regiones del país, recitadas por otros músicos y poetas. En la primera noche se escuchó la poesía de Jaime Dávalos, en la voz del tucumano Néstor Soria; luego llegó la poesía riojana con Héctor David Gatica recitado por Ramón Navarro. Habrá espacio para la palabra de poetas fundamentales como Armando Tejada Gómez, Hamlet Lima Quintana y Manuel J. Castilla.

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