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Viernes, 21 de octubre de 2005

Rebeliones silenciosas

“En el ámbito federal, la capacidad real del Servicio Penitenciario es de ocho mil reclusas, y en la actualidad, en realidad, hay diez mil alojadas”, afirma Ariel Cejas, asesor del procurador penitenciario Francisco Mugnolo. Las cifras dibujan un panorama no demasiado diferente del que, esta semana, quedó nuevamente en evidencia con lo que –en un principio– fue declarado como motín y cuyas aristas aún no se develan con claridad: también en el caso de las mujeres se trata de un sistema carcelario saturado, escaso de recursos y que, a la hora de inscribir vidas en una institución de encierro, no discrimina entre condenadas y en espera de juicio. La situación conoce años de atraso, explica Cejas, pero hace sólo un mes que las autoridades de la Dirección Nacional Penitenciaria han cambiado, y todo indica que las gestiones de la Procuraduría están siendo atendidas por las nuevas autoridades.

Las deudas son muchas. Mientras que la Unidad 31, donde se realizó el festival, no ha alcanzado su límite (viven 241 mujeres, está contemplado que aloje hasta 256), a su lado, en la Unidad 3 de Ezeiza, la superpoblación es mayor al cien por ciento: en un espacio con capacidad para 374 internas, conviven 743. “La Unidad 3 es la que tiene mayores problemas, pero en todas las unidades suele haber quejas y pedidos por motivos similares: falta de elementos de higiene, pabellones donde hay más internas que las que debe haber, generalmente todo es resultado de la superpoblación”.

–¿En las cárceles de mujeres no suelen registrarse motines o conflictos similares?

–No, y particularmente no sabría decirte por qué: por la mitad de las cosas que pasan en las cárceles de mujeres, en cárceles de hombres puede haber como 30 motines. Suelen hacer planteos por demoras en la ejecución de la pena, pero generalmente no suceden episodios graves. Lo que sí es cierto es que la superpoblación, en la cotidianidad, genera conflictos entre ellas, se pelean y quedan sancionadas: puede tratarse de una sanción grave, media o leve, una amonestación, o ser recluida en una celda de aislamiento entre 5 y 15 días.

–¿Cuál es la situación en la Unidad 3?

–Es un caso en el que hacemos un cuestionamiento en particular. Como en todas las unidades, hay un pabellón de máxima seguridad. En el caso de esta Unidad, ese pabellón emplea un régimen de mayor rigurosidad que en otras unidades, las mujeres pasan mucho más tiempo encerradas, y no hay una justificación reglamentaria, ningún criterio claro que permita entender cuáles son los motivos para el alojamiento de las internas. Por ejemplo, allí alojan y aíslan en un mismo lugar a adultas y a jóvenes adultas (de entre 18 y 21 años), que es algo que no debería pasar. En este momento, además, ha subido el nivel de quejas en cuanto al trato de la requisa.

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