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Viernes, 22 de septiembre de 2006

La tele como inspiración

Abzurdah es el nombre del libro de Cielo Latini, en donde su foto ocupa más espacio –en el espacio de la presentación de la autora– que su historia. En principio, porque su historia es corta (Cielo tiene 22 años); pero, además, porque su imagen ratifica lo absurdo de la angustia por su mala imagen. Ella no sólo fue bulímica y anoréxica sino que además lideró a otras adolescentes como ella en el blog “mecomoami”, en el que miles de adolescentes militaban sus cuerpos de bocas cerradas. Pero esos cuerpos no eran ajenos al reino de los cuerpos que reinaban cuando Cielo era más chica –y su modelo era Celeste Cid– y que siguen reinando ahora: los cuerpos sin sobrantes. “A mí siempre el mundo del modelaje me tiró un poco para abajo. Lo que venden como bello es una belleza anoréxica. Entonces mi razonamiento adolescente era: ‘ok, si quienes están en la pasarela son bellas (y flaquísimas) yo soy fea’. Aunque en algún momento llegué a tener anorexia, no puedo decir que fue a causa de los medios, pero sí me valía de ellos para evitar comer. Por ejemplo, cuando tenía mucho hambre me ponía a ver Fashion TV y me ‘inspiraba’, por decirlo de alguna manera, con lo que veía en las pasarelas: modelos esqueléticas. ‘Tengo que ser así, tengo que ser bella y en consecuencia deseable’, pensaba”, contó Cielo a Las12, en un relato que pone en piel y hueso las causas y consecuencias de las Cielos en el país global de los espejos.

Por eso, la autora de Abzurdah también opina sobre la intervención estatal en las pasarelas antianorexia. “Respecto de lo que están haciendo en España, tengo entendido que no es la primera vez que intentan modificar el canon de belleza. No creo que sirva para algo y, sin embargo, me parece muy bien que lo hagan y que se empiece a considerar bello algo más que dos palitos caminantes. Está bueno, pero también es una medida muy idealista. No creo que en la Argentina se acepten modelos que no tengan un índice de masa corporal enfermizo. Los argentinos consumen eso y eso les dan. Yo mido 1,68 y peso lo mismo que las modelos que miden 1,80, por lo tanto, si me meto en una pasarela me pegan una patada en menos de cinco segundos. Para las pasarelas, estoy absolutamente out. Si seguimos esos cánones soy gordita. Y, sin embargo, peso 54, que es lo tengo que pesar por mi altura. Es algo irónico y un poco, ¿por qué no?, absurdo.”

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