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Viernes, 24 de agosto de 2007

“Todo un mercado se abre”

 Por Ana Maria Vara*

Ciertamente, ofrecer una alternativa para proteger la fertilidad de niñas o jóvenes que van a ser tratadas por cáncer es una iniciativa valiosa, sobre todo porque se lo hace gratuitamente. De todas maneras, hay aspectos que es necesario tener en cuenta.

En primer lugar, se trata de una técnica experimental, no de un tratamiento aprobado y estandarizado. Es decir, no puede ofrecerse a las interesadas ni a sus padres información más o menos estabilizada sobre las posibilidades de éxito de la técnica.

A esto se agregan otras dos incertidumbres: que tampoco se ha determinado cuál es la probabilidad de que una nena o una joven pierda su fertilidad por el tratamiento contra el cáncer; y que el procedimiento para extraer las muestras de ovario (o un ovario entero en algunos casos) es una cirugía y, como tal, representa un riesgo, mayor o menor, pero que debe ser considerado.

Con tantas variables en juego, no resultará fácil para los padres —y las propias nenas o jóvenes con edad para participar— tomar una decisión. En particular, en un momento tan delicado como el que se enfrenta al recibir un diagnóstico de cáncer. El asesoramiento y el apoyo de los profesionales de la medicina es, en este sentido, fundamental.

Otro aspecto importante es que la oferta también resulta beneficiosa para los propios médicos-investigadores. De dos maneras: porque les permite poner a prueba un procedimiento experimental; y porque representa una posibilidad de dar a conocer la técnica a un público más amplio.

Son varios los tratamientos médicos que han sido extendidos a usos no médicos. Esto es muy claro en la mayoría de las cirugías plásticas que se hacen actualmente, que tienen fines cosméticos. En el caso de la criopreservación de tejido de los ovarios, la promesa no médica que está detrás es la de resguardar la fertilidad de mujeres que posponen la maternidad. No es una enfermedad, sino una decisión o una circunstancia de la vida. Y, en todo caso, no se trata de dar tratamiento para una infertilidad probada, sino de prevenir una potencial infertilidad. Todo un mercado se abre.

* Investigadora del Centro de Estudios de Historia de la Ciencia José Babini, en la Universidad Nacional de San Martín (Unsam) y Master of Arts, en New York University.

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