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Lunes, 17 de junio de 2002

FúTBOL › COREA DEL SUR QUIERE SACAR DEL TORNEO A ITALIA

Hiddink vs. Trapattoni, el choque

Por Bernhard Krieger
y Eric Dobias
Desde Jeonju

Los aficionados los veneran, los jugadores les obedecen y los contrarios les temen: son Guus Hiddink y Giovanni Trapattoni, dos entrenadores de gran calibre que se enfrentan mañana en octavos de final del Mundial al frente de los bancos de suplentes de Corea de Sur e Italia, respectivamente.
El “holandés errante”, al que se considera un héroe nacional en Corea, y el “maestro” de la constelación de estrellas italianas disfrutan de una reconocida fama en el mundo del fútbol y son los favoritos de las masas. “Trapattoni es finalmente un seleccionador de los corazones”, elogia la prensa italiana, mientras en Corea del Sur incluso las leyes se rinden ante Hiddink, a quien el gobierno le ofreció la nacionalización tras la primera clasificación del país para octavos de un Mundial.
El holandés, de 55 años, ha conseguido afilar las uñas de los antiguamente inofensivos jugadores surcoreanos. “Antes, nunca confié realmente en enfrentarme al contrario. El me enseñó a perder el respeto”, dijo el centrocampista Nam Il Kim.
Hiddink rompió con la arraigada cultura de jerarquía en el equipo, en el que ahora existe una sana rivalidad entre los jugadores, algo impensable hace unos años. Un joven jugador jamás habría osado disputarle el puesto a un veterano, pues eso hubiera contradicho los rígidos principios orientales de respeto a los mayores.
“Deshice el antiguo orden de rangos”, dijo Hiddink, que recibió duras críticas en los primeros meses a causa de esa actitud. Los dirigentes de la Federación elogian hoy el “método Hiddink”.
El holandés, que con la clasificación para octavos recibirá un millón de dólares, dirigirá al equipo al menos hasta los Juegos de Asia, a principios de octubre. Después volverá a su país de origen para dirigir al PSV Eindhoven, donde triunfó de 1985 a 1990.
Trapattoni todavía reúne más méritos. El éxito en la Juventus, el Inter y el Bayern Munich lo convirtió en un hombre intocable para los poderosos presidentes de los clubes italianos y para las grandes estrellas del fútbol internacional.
Además, sus detractores tampoco pueden obviar su encanto cuando critican su fútbol defensivo. Su reputación como seleccionador es reconocida por todos, a pesar de que en el mundo del fútbol es considerado como el inventor del catenaccio.
“Es como cuando se elige al Papa, un hombre sobre el que todos están de acuerdo”, escribió La Gazzetta dello Sport.
Al igual que Hiddink, el italiano es un trabajador concienzudo y perfeccionista. “Trapattoni es un artista de la motivación”, le describieron los jugadores del Bayern que, pese a los problemas de idioma, estaban encantados con el “estilo abierto y amistoso” del entrenador.
En Alemania, Trapattoni se convirtió en una figura de culto tras su ataque de ira en una rueda de prensa, en la que dijo que sus jugadores eran “débiles como una botella vacía”. Los italianos tendrán que ser más fuertes, porque “Trap” quiere coronar su magnífica carrera con el título mundial.

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