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Lunes, 1 de diciembre de 2003

TENIS › AUSTRALIA DERROTO A ESPAÑA EN LA FINAL DE LA COPA DAVIS

Philippoussis, héroe nacional

En un partido memorable a cinco sets, el gigante australiano –lesionado en el hombro– sacó fuerzas del dolor y derrotó al “Mosquito” Ferrero con 7-5, 6-3, 1-6, 2-6 y 6-0 y obtuvo el tercer punto para los locales que ganaron, como en 1999, otra vez la Copa Davis.

Por Miguel Luengo

Cuatro años después de que Australia consiguiese su último triunfo en Copa Davis en Niza contra Francia gracias a Mark Anthony Philippoussis, “Scud”, volvió a convertirse en el héroe nacional del equipo “aussie” con su victoria sobre Juan Carlos Ferrero en el cuarto punto de la eliminatoria.
El partido, que se prolongó por 3 horas y 13 minutos, tuvo un desarrollo apasionante, sobre todo después de que el australiano, que jugó todo el match a matar o morir arriesgando mucho con su saque –numerosos aces y reiteradas dobles faltas– comenzara a sentir fuertes dolores en el hombro. El buen juego y la decisión de Ferrero, más la disminución en la potencia y seguridad del local, hicieron que al final del cuarto set, el partido estuviera absolutamente decantado para el “Mosquito”. Sin embargo, Philippoussis pidió unos minutos para ser masajeado –fueron ocho–, se recuperó, y salió como una fiera: 6-0, triunfo increíble y Copa Davis.
Así, de nuevo, este hijo de un emigrante griego, arquero de fútbol, que en julio se convirtió en el octavo jugador australiano que alcanzaba la final de Wimbledon, recibió el reconocimiento de un país que después de recibir el mazazo de perder la Copa del Mundo de rugby contra Inglaterra recientemente ha recuperado su orgullo nacional gracias a él.
Además lo ha hecho gracias a un jugador cuyo destino parecía escrito y cerrado tras permanecer dos meses y medio en una silla de ruedas, desde donde casi perdió sus esperanzas e ilusiones de niño. Acosado por las lesiones, con tres operaciones en la rodilla izquierda, donde casi no tiene ya cartílago y donde recibe inyecciones periódicamente, “Scud” es un milagro de la supervivencia, que no quiere rendirse a las recomendaciones de los médicos que le han prohibido jugar al tenis.
Una de estas lesiones le obligó a retirarse en 1999 contra Pete Sampras en los cuartos de final de Wimbledon, pero nunca perdió la fe. Ni siquiera cuando los médicos tuvieron que recomendarle por tres veces que pasase por el quirófano, algo a lo que no ha tenido “más remedio que acostumbrarse”.
“No ha sido nada sencillo, tuvieron que perforarme el hueso y estuve en una silla de ruedas (marzo del 2001) durante dos meses y medio, pues no era capaz de moverme”, recuerda amargamente cuando se le pregunta que recuerde el infierno por el que pasó. “Estuve deprimido, tumbado en la cama y la única cosa que hacía era pensar, sobre la vida y sobre mi futuro.”
Ese purgatorio de Philippoussis le costó descender en la clasificación hasta el puesto 150 del mundo, y al volver tenía que pedir invitaciones especiales para entrar en los torneos. “Pero fue como una alarma para despertarme y volver a sentir la necesidad de ganar.” Fueron tres intervenciones en 14 meses: enero del 2000, diciembre del 2000 y marzo del 2001. Hace dos años también se vio forzado a perderse Wimbledon, y losotros tres grandes, cuando intentaba recuperarse de una de esas operaciones.
Después del US Open del 2002, donde se lesionó en la primera ronda, no volvió a jugar el resto del año. Parecía perdido, su clasificación bajaba, pero toda la rehabilitación que tuvo que pasar, al final dio resultado. En ese período de inactividad, Philippoussis se refugió en sus amigos y en su familia para salir del agujero. Importante fue para él volver a entrenarse con su padre, Nick, “el hombre que ha sabido apartar de mí todo lo malo y convencerme para que hiciera oídos sordos a los malos consejos”, y los amigos, “me di cuenta de lo necesario que es sentirse querido”.
En lo que va de temporada lleva actuando regularmente, con buenos resultados en Scottsdale donde alcanzó la final contra Lleyton Hewitt. Además llegó a los cuartos del Masters Series de Hamburgo. Como preparación para Wimbledon este año se apuntó al Queen’s, pero cayó en la primera ronda ante el holandés Richard Krajicek, un hombre con una historia de lesiones similar a la suya, y que se retiró ese torneo.
Campeón junior de Wimbledon y del Abierto de Australia en 1994, número uno del mundo en esa lista, la carrera deportiva de “Scud” podía haber sido más productiva de no ser por las lesiones. Aun así ha ganado nueve títulos, dos veces la Copa Davis, y ha llegado a ser Nº 8 del mundo en abril de 1999.
Alto, de 1,93 metro, declarado el hombre más sexy del planeta en el 2000 por la revista People, Mark vive ahora en San Diego, adonde se trasladó desde Delray Beach en septiembre del 2002 en busca del buen tiempo, buenas olas para practicar el surf, y las mejores comunicaciones aéreas. Este año ha llegado al All England Tennis Club con renovadas emociones y, tras separarse de su anterior entrenador Peter McNamara (rompieron en Miami), alcanzó la final contra el suizo Roger Federer. Luego ganó el torneo de Shanghai, y se clasificó como reserva para la Copa Masters de Houston, donde ya empezó a preparar el duelo contra España en la Copa Davis.

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