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Lunes, 11 de julio de 2005

Juegos de gigantes

El presidente del Comité Olímpico Internacional, Jacques Rogge, sufrió críticas desde diversos ángulos tras la elección de Londres para los Juegos del 2012. La más acertada parece aquella que apunta contra el megatamaño de la cita olímpica.

Por Günter Deister
Desde Singapur

La satisfacción con la que cerró la asamblea general del Comité Olímpico Internacional (COI) su presidente, Jacques Rogge, no fue compartida por varios de los miembros del organismo, que por primera vez criticaron abiertamente al máximo dirigente.
“Perdimos dos disciplinas deportivas y no hicimos nada por encontrarles sustitutos”, se quejó el canadiense Richard Pound tras la eliminación del béisbol y el sóftbol del programa olímpico, mientras que el británico Craig Reedie aseguró: “Obviamente queremos cambios. Sólo que no sabemos cómo se hace”.
El poderoso presidente de la FIFA, Joseph Bla- tter, encontró “indigno” el modo de establecer el programa olímpico. Los dedos acusadores señalan a Rogge, que a mediados de su mandato ve por primera vez cómo el viento le sopla en contra.
Con su política de “tolerancia cero” frente al doping y la corrupción en el movimiento olímpico, Rogge ha procurado limpiar la reputación en el COI. En Singapur, sin embargo, se lo acusó de debilidad en el liderazgo y de seguir direcciones equivocadas.
Fue el italiano Mario Pescante, que el sábado en la clausura de la 117ª Asamblea General del COI volvió a pedir la palabra de manera poco habitual, quien expresó su “preocupación” por el desarrollo de los acontecimientos. “Muchos de mis colegas son de la misma opinión”, dijo.
Pescante señaló que no tenía claro que limitar a 28 el número de disciplinas en el programa olímpico sea la manera de combatir el gigantismo. El verdadero peligro, señaló, está más en los enormes costos, como quedó de manifiesto en la elección de la ciudad olímpica para 2012.
Londres tiene previsto gastar 43.000 millones de euros (51.000 millones de dólares) en infraestructuras para organizar los Juegos, mientras que París, su gran rival, había calculado un costo para su candidatura de 27.000 millones (32.000 millones de dólares). Pekín, que organiza los Juegos de 2008, tiene un presupuesto de 23.800 millones de dólares.
“Sólo los países ricos pueden organizar Juegos”, añadió Pescante. “Africa y Sudamérica siguen estando más lejos que nunca de poder ser sede olímpica por primera vez”, advirtió.
El italiano no abogó por el sistema de rotación continental de la FIFA, pero el COI debería llevar a cabo correcciones en sus procedimientos. Y lo mismo vale para la elección de disciplinas, agregó.
“Tenemos que trabajar el procedimiento. Muchos miembros ni siquiera echaron un vistazo al sistema de elección con el que son admitidos los nuevos deportes”, denunció Pescante.
Las declaraciones del italiano son significativas, ya que como sucesor de Rogge en la presidencia de los Comités Olímpicos europeos dispone de una importante influencia.
Rogge ensayó algo de autocrítica y reconoció que muchos miembros del COI se habían dirigido hacia él “con incomprensión”. El COI mejorará sus procedimientos, aseguró. En cualquier caso, la elección de la ciudad para 2012 se produjo de manera “limpia”, afirmó Rogge.
François Fillon, ex ministro de Educación de Francia, recomendó ayer “no criticar la forma en que los Juegos Olímpicos de 2012 fueron atribuidos a Londres porque las reglas de juego las conocíamos con antelación. Si nosotros hubiéramos ganado, naturalmente no habríamos realizado ninguna crítica”.

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