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Lunes, 9 de febrero de 2004

FúTBOL › OPINION

River, en todos los frentes

Por Adrian de Benedictis

Cuando faltan sólo cuatro días para que se inicie el torneo Clausura, los análisis previos siempre envuelven a los equipos denominados grandes entre los aspirantes a llevarse el título. Pero, por lo que se vio en los certámenes de preparación, River parece estar bien posicionado para defender el campeonato obtenido el año pasado. Si bien los cambios no fueron muchos, la llegada de un símbolo de la institución como Leonardo Astrada a la dirección técnica le abre un nuevo panorama para este 2004. La disyuntiva radica en que River mantiene la obsesión de conseguir el objetivo tan ansiado en el plano internacional: la Copa Libertadores. Y eso significaría ubicar en segundo orden de prioridades la competición doméstica.
Como River mantiene un plantel con capacidad para disponerse a la búsqueda de ambos campeonatos, la presión que tiene el club por prevalecer a nivel mundial es enorme. Y eso lo sabe bien su nuevo conductor, quien precisamente fue designado, entre otros puntos, por el conocimiento que posee de las necesidades del club.
Pero River tampoco se podría dar el lujo de realizar una campaña similar a la del último Apertura, donde hasta el momento (todavía debe jugar dos partidos) se encuentra debajo de los diez primeros de la tabla. El problema surge en que si River no sale campeón del torneo continental, su participación en la Copa Libertadores del 2005 depende de los puntos que sume en el Clausura. En ese marco afrontará el equipo los primeros seis meses de este año.
A partir de lo que se vio en los encuentros de pretemporada, el futuro de River es alentador. Más allá de las dos victorias sobre Boca, el plantel adquirió rápidamente una identidad distinta de la que mantenía con Manuel Pellegrini, y ahora los jugadores parecen más comprometidos con su propio equipo.
Más allá de que no tiene grandes innovaciones tácticas, la intención de River fue presionar a los rivales en su campo, y utilizar los laterales para atacar por esa zona. A partir de que no realizó contrataciones sorprendentes, los juveniles pudieron exhibir un buen nivel, y ya se crearon muchas expectativas alrededor de los más chicos. Por todo eso, River encara esta primera mitad con mucho optimismo. Sólo cinco meses lo separan del éxito o de una nueva frustración.

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