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Lunes, 23 de agosto de 2004

FúTBOL › VOLVIO A LA BOCA Y, AUNQUE NO HIZO GOLES, CUMPLIO

Palermo es un toro en su rodeo

Por Juan Jose Panno

Lo único que le faltó a Martín Palermo fue un gol para redondear una buena actuación y agrandar la felicidad de los hinchas de Boca. Tuvo varias oportunidades para concretar, pero no se le dio ninguna. La más espectacular, la más notable, la que habría dejado tela para cortar un rato largo, fue una chilena que no fue gol por medio metro.
La jugada había nacido en un centro pasado de Carreño que le salió un poco largo y que obligó al grandote número 9 de Boca a una especie de salto ornamental para enganchar la pelota desde el vértice del área chica y cambiarle el palo al arquero. “Te mataré, Ramírez”, pareció gritarle al golero de San Lorenzo cuando, en otro momento, fue a buscar debajo mismo del arco un cabezazo de Schiavi y levantó la pelota a las tribunas, ante el “uhhhhh” de los hinchas.
El relato de todas las jugadas de gol en las que intervino Palermo dieron pie para la inclusión de alguna onomatopeya. “Ohhhh”, gritaron los hinchas cuando metió un remate pifiado (muy pifiado, tipo Costacurta en el penal de la final Intercontinental) y la pelota hizo pif y salió desviadísima. La gente volvió a gritar “uhhhh...” cuando Ramírez le cubrió en el primer palo un remate que Palermo había ejecutado con muy poco ángulo.
Los hinchas de Boca se fueron de la cancha lamentando que no se hubiera dado la jugada de la chilena como punto de partida para elogiar la producción del ídolo boquense. Es que Palermo tuvo mucha participación en el juego y resultó mucho más útil para el equipo que lo que lo había sido la semana pasada cuando lo expulsaron en el encuentro que Boca jugó con Lanús.
Entre los puntos a favor de su producción hay que poner en primer lugar el pase cruzado que le dio a Carreño en la jugada del primer gol de Boca. Tirándose unos metros atrás, sacando de la posición a Walter García, encontró el espacio para meter el pase en cortada. La indecisión de Ramírez y Paredes facilitó el camino, pero eso no le quita mérito al pase de gol. También hay que anotar en favor de Palermo su disposición para tirarse atrás, sin limitar lo suyo a que le lloviera un centro para su cabeza. Como en los buenos tiempos, Palermo participó del juego asociado y hasta en algún momento se hizo eje del circuito de toque del equipo. Por arriba, el compañero que más lo buscó fue Abbondanzieri en los saques de arco. Palermo recibió en tres cuartos de cancha muchos saques del arquero y bajó de cabeza para Carreño y eventualmente para Guglielminpietro. De cabeza también ganó en el área propia rechazando tres o cuatro veces en tiros de esquina y tiros libres del rival. Su voluntad y su generosidad para pelear cada pelota en cualquier sector de la cancha le valieron el reconocimiento de la gente.
Le está faltando el gol, que después de todo para eso lo trajeron. Está en el buen camino.

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