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Lunes, 30 de agosto de 2004

EXTRAÑO INCIDENTE EN LA PRUEBA FINAL

Maratón con obstáculos

El brasileño Vanderlei de Lima, medallista de bronce en el maratón de los Juegos Olímpicos de Atenas, fue empujado fuera del camino por un ex sacerdote irlandés que lo interceptó en la ruta cuando encabezaba la competencia, en un extraño episodio sucedido ayer, a unos seis kilómetros de la línea de llegada del maratón, cuando el brasileño marchaba a la vanguardia de la carrera.
El agresor empujó a De Lima contra las vallas que bordeaban el recorrido del maratón y lo mantuvo allí durante unos segundos, el tiempo que el brasileño demoró en desprenderse de él y regresar a la carrera. De Lima se recobró y regresó a la competencia como líder, pero con dos competidores que se acercaban a él.
En el momento del incidente, De Lima contaba con poco menos de 30 segundos de ventaja en el kilómetro 35 sobre un trío integrado por el italiano Stefano Baldani, el keniano Paul Tergat y el estadounidense Mebrahtom Keflezighi. “El agresor ha sido arrestado y conducido a la sede de la seguridad de Atenas”, indicó un portavoz de la policía griega.
El atacante no era otro que el sacerdote irlandés Cornelius Horan, de 57 años y de nacionalidad irlandesa, que padece problemas psiquiátricos. Horan es el mismo sujeto que había provocado un incidente el 20 de julio de 2003 en el Grand Prix de Fórmula 1 en Silverstone, Gran Bretaña, cuando se metió en la pista en plena carrera, de contramano, para intentar detener la competencia. En Silverstone, como ayer en Atenas, la irrupción de Horan cambió el resultado de la carrera.
El desequilibrado sacerdote afirmó a la policía que había llegado a Atenas para “preparar el juicio final”, el mismo domingo por la mañana en un vuelo de línea.
De Lima llevaba 46 segundos de ventaja en el kilómetro 30. Al volver a la carrera, no logró superar el temor y los perseguidores le dieron caza. Baldini ganó con 24 segundos de ventaja sobre Keflezighi, quien se quedó con la de plata. De Lima entró tercero, a 1m16s de Baldini.
“Me entrené muy duro para este momento y tendría que estar satisfecho con el bronce. Pero si ese espectador no me hubiera atrapado durante la carrera, podría haberme llevado el oro. El incidente me dejó muy desconcentrado”, indicó De Lima, a quien el COI le entregó, a modo de consuelo, la medalla Pierre de Coubertin al valor en los Juegos.
La delegación brasileña presentó una protesta oficial, reclamando la medalla de oro para su atleta. El reclamo no es solamente de tono formal. Sin la medalla de oro de De Lima, Brasil terminó 18º en el medallero final; con ella en el palmarés, subiría dos puestos en la clasificación oficiosa.

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