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Lunes, 28 de octubre de 2002

FúTBOL

Boca, de punta a punta

Por Facundo Martínez

Boca se quedó con el triunfo en el Superclásico, pero en rigor estuvo lejos de dominar el encuentro como para justificar la ventaja, sobre todo en los minutos que siguieron desde el empate de River hasta el segundo tanto boquense, que fueron realmente espantosos para el equipo de Oscar Tabárez. La diferencia tiene, sin embargo, una explicación: la gran tarde de Marcelo Delgado, autor de los dos tantos de la victoria y figura excluyente, muy preciso en los pases y certero en sus remates.
No hubo ningún otro jugador de Boca a la altura de Delgado, aunque en menor medida se destacaron Clemente Rodríguez, Sebastián Battaglia y Roberto Abbondanzieri. El defensor no había empezado bien –River atacaba constantemente por su lateral–, pero la salida temprana de Luis González contribuyó para que el lateral tuviera menos trabajo en defensa y se soltara más en ataque, con suficiente criterio. Battaglia, que había hecho bien las cosas al principio, sacó brillo a su presentación cuando todo su equipo había perdido el rumbo. Un poco descontrolado en la marca, el volante corrió, metió y ganó en el mediocampo, donde el poderío de River crecía notablemente. Abbondanzieri, por su parte, fue clave en los pasajes en los que los locales llegaban fácilmente a su arco. Falló quizás en su intento por interceptar el centro de Víctor Zapata que terminó en el gol de Estaban Fuertes, pero luego salvó el arco ante un cabezazo de Celso Ayala y se mostró muy seguro en las otras intervenciones.
Un escalón más abajo aparecen Diego Crosa y Hugo Ibarra. El primero fue el más prolijo del fondo boquense y el que mejor resolvió en el juego aéreo. Mientras que el formoseño fue siempre una buena alternativa en la salida, pero se excedió en el traslado y falló varias veces en la terminación. En tanto que Rolando Schiavi y Nicolás Burdisso alternaron buenas y malas, al igual que Raúl Cascini. Burdisso perdió la marca de Zapata en la jugada que significó el empate de River y Schiavi revoleó pelotazos a diestra y siniestra, cuando Boca más necesitaba serenarse. Y Cascini, que había logrado controlar desde el inicio a D’Alessandro, en el segundo tiempo le perdió el tren y no supo cómo frenarlo.
Los dos que sorprendieron por su nivel fueron Carlos Tevez y Guillermo Barros Schelotto. Ambos muy flojos. Al juvenil le costó meterse en el partido y no resolvió bien en los últimos metros. Debía ser enganche y no lo fue, y tampoco logró herir como atacante; y en el complemento se quedó sin resto físico y casi desapareció (lo reemplazó Héctor Bracamonte faltando 15 minutos, pero el cambio debió haber sido mucho antes). El Mellizo, por su parte, tuvo apenas unas buenas paredes con Delgado, pero nada más. Protestó más de lo que jugó, fue casi siempre anticipado por su marca y no resolvió las oportunidades que tuvo.

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