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Lunes, 21 de diciembre de 2009

AUTOMOVILISMO Y MOTORES › LAS SENSACIONES DEL FLAMANTE CAMPEóN DE TURISMO CARRETERA

“Aprendí mucho de mis colegas”

Moriatis cree que la suerte lo benefició en esta definición, a la que llegaba casi 20 puntos detrás de López. “Busqué esquivar el aceite, pero tuve suerte de que el auto se enderezara solo”, señaló el nuevo monarca del TC.

 Por Pablo Vignone

“¿Dónde voy a celebrarlo? ¿Sabés que no sé? Otros años lo había planeado, si se daba; pero esta vez no...” Es difícil encontrar distintas versiones de Emanuel Moriatis, ni aun cuando gana o, como ayer, cuando se corona. “Es que esto son carreras de autos –reconoce con un rasgo de humildad–. A veces creés que tenés todo para ganar y de golpe te quedás sin nada. A veces sucede al revés.”

Moriatis lo ve claro: “Tuve mucha suerte con el aceite en pista porque alcancé a verlo y busqué por el lado de adentro”. El piloto de Lanús explicó que cuando vio a Castellano perder la línea trató de neutralizar el efecto de lo que se venía: “Más que pelearlo al auto, se enderezó solo. Cuando vuelvo a la pista, por radio me avisan que López también se había despistado –cuenta con naturalidad–. Pero como no se escuchaba bien, no estaba seguro. En el giro siguiente pasé por Salotto y vi los autos de Basso y López al costado; no lo podía creer. Empecé a mirar por los espejos y vi que no venía nadie, era increíble”.

Tan increíble como que el piloto de Lanús no había salido a buscar el título sino un resultado decoroso. “Un podio en Buenos Aires siempre es bueno, a eso salí. Cuando fui a la línea de largada me detuve ante la hinchada de Ford y vi cómo me alentaban. Por eso me dije que lo que importaba era darles una buena carrera a ellos, que me tenían en cuenta como candidato.”

Esta consagración de Moriatis es también la primera del Lincoln Sport Group, que ya había perdido los títulos de 2005, con Rafael Verna, y 2006, con Diego Aventín. “Hace seis años que estoy en el equipo y me cuidaron siempre”, reconoció.

“Se nos había negado en varias oportunidades, pero por suerte esta vez no –apuntó Hugo Cuervo, el propietario del LSG–. Nadie nos regaló nada, el título lo ganó Emanuel por mérito propio y fue un campeonato ganado en buena ley.” Para el controvertido escribano de Lincoln, “Emanuel está en el momento justo de madurez y se merece este título más que nadie”.

Moriatis, de 29 años, oriundo de Lanús y que debutó en la categoría en 2002, logró 10 victorias en el TC, tres de ellas en las últimas seis carreras. Hace tres domingos que viene invicto: ganó en La Plata dos semanas atrás, venció en Bahía Blanca la semana pasada con un Ford Focus de Turismo Nacional, y repitió ayer.

“También tengo que agradecerles mucho a mis colegas; me han enseñado mucho Guillermo (Ortelli) y el Pato (Juan Manuel Silva), con ellos siempre se aprende algo. El 99 por ciento de los pilotos me felicitó”, dijo Moriatis. No dijo “rivales”: dijo “colegas” y luego “pilotos”.

Ortelli, el campeón saliente y segundo en la carrera, dijo haber tenido algo parecido a un presentimiento: “Había algo que me decía que Emanuel venía muy bien perfilado para ganar el título”. Un presentimiento o, quizás, esa reacción natural y competitiva de un cinco veces campeón frente a la revolución que representaba el 2009 de Pechito López...

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Baño de champán de Juan Manuel Silva (el último campeón con Ford hasta ayer) para Moriatis.
Imagen: Julio Martín Mancini
 
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