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Lunes, 13 de diciembre de 2010

FúTBOL › DOS TANTOS DEL URUGUAYO LóPEZ PARA ASEGURAR EL TíTULO

Sacó los goles del banco

Le bastó media hora en la cancha al delantero, que reemplazó a Verón, para perforar el arco de Arsenal y alejar el fantasma del desempate que alentaba el triunfo de Vélez sobre Racing. Empujó más de lo que jugó, pero lo festejó con todo.

 Por Ariel Greco

El ansiado grito tardó casi 75 minutos, pero luego se compensó con creces. Recién cuando Hernán Rodrigo López conectó como pudo un corner de Benítez y Gastón Fernández no alcanzó a desviar la pelota, pero desconcertó a Campestrini, Estudiantes pudo empezar a celebrar la obtención del Apertura. Ahí fue cuando el campeón pudo empezar a quebrar a Arsenal y dejar de lado el posible desempate con el que Vélez ya soñaba. Luego, otra vez apareció el goleador uruguayo con otro cabezazo para sentenciar el resultado y para no dejar dudas de que el título viajaba otra vez para La Plata. Para festejar bien alto el quinto torneo local de su historia.

Estudiantes salió decidido a imponer su juego y a sacar una ventaja que le permitiera jugar con tranquilidad y sin tener que pensar en lo que sucedía en Avellaneda con Vélez. Con la presión liderada por Braña en tres cuartos de campo arrinconó a Arsenal contra su arco y, con la pegada de Verón, lo asustó con un par de centros que provocaron zozobra en el área visitante. Sin embargo, ese buen inicio apenas se tradujo en chances de peligro concreto y sólo se pudo contabilizar un potente remate de Enzo Pérez que Campestrini resolvió con acierto.

Por eso, a medida que el pressing de los platenses perdía intensidad, Arsenal recuperaba serenidad. Y en cuanto Ortiz y Marcone pudieron pararse diez metros más adelante para pelearle el medio a Estudiantes, el encuentro se tornó parejo. El líder no encontraba juego y empezaba a impacientarse, ya con un oído en lo que hacía Vélez. Por eso, cuando se conoció la noticia del golazo de Martínez, los nervios empezaron a jugar su partido. El toque y la elaboración de juego habituales se transformaron en imprecisiones y pases fallados. Pudo torcer la historia un cabezazo en anticipo de Gastón Fernández tras un desborde de Verón, pero el envío salió alto. A esa altura, con muy poco, Arsenal parecía tener el desarrollo controlado y lucía listo para sacar un contragolpe, algo que finalmente no pudo concretar.

Sin posibilidades de una mano de Racing, Estudiantes se dio cuenta de que su suerte dependía de sus propias fuerzas. Y por eso, a falta de fútbol, y con la salida de Verón por una molestia, puso ganas para ir a buscar el triunfo tan necesario. Con el empuje de Braña, con la pegada de Benítez y con la habilidad de Enzo Pérez, el equipo de Sabella se llevó por delante a un Arsenal que sólo pretendía defenderse. Con ese panorama, las llegadas hacia el arco de Campestrini no tardaron en aparecer, pero el arquero visitante se mostraba muy seguro. Hasta que por fin llegó el corner de Benítez para que López, casi desde el suelo y desde una posición muy incómoda, pudiera romper el maleficio.

Entonces, Estudiantes ahí sí se sintió campeón. Hizo correr el tiempo sin pasar ningún sobresalto, tocó la pelota lejos del arco de Orion, a la espera del pitazo final. Y de yapa, López volvió a meter su cabeza ante un centro de Benítez para que el título llegara sin tanto sufrimiento. Era el momento de desahogarse y celebrar. Y, lógicamente, de gritar bien fuerte: “¡Dale campeón!”.

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Hernán Rodrigo López se abraza con Matías Sánchez. Sus dos goles fueron decisivos ayer.
 
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