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Por Facundo Martinez

Con Carlos Bianchi como flamante entrenador, Boca arrancará el año deportivo el miércoles frente a San Lorenzo, en Salta, en lo que será su primer compromiso en el torneo de verano, pentagonal del que participan también River, Racing e Independiente. Aunque, por tratarse de amistosos, los resultados no son prioritarios sobre el examen que significan para el entrenador, será difícil para el hincha boquense no esperar un comienzo de temporada a pura fanfarria, que permita emular a aquella etapa súper exitosa que se inició a mediados de 1998.
El primer Boca de Bianchi arrancó con la obtención del Torneo de Invierno, pero Bianchi tenía ya la cabeza puesta en el futuro. “Con la Copa de Invierno no llegamos ni a la primavera”, advertía, entonces, el técnico a Líbero. El entrenador sabía que antes de disfrutar de lo efímero debía colocar varias piezas en su lugar y armar un equipo competitivo, que fue claramente diferente del que había heredado de Héctor Veira. Y ése será, seguramente, el objetivo principal para los próximos días.
Estos encuentros servirán pues para que Bianchi y los jugadores se convenzan de sus chances y posibilidades futuras, y para comenzar a delinear el equipo titular que afrontará el próximo Clausura y la Copa Libertadores. Y sólo en ese sentido deberían tomarse, aunque cueste el sacrificio. Porque Boca, al igual que en 1998, necesita renovarse y sumar nuevamente en confianza para volver a creer en sí mismo.
En las Historias del señor K, Bertolt Brecht escribió que alguien le había preguntado a K qué era lo que hacía éste cuando amaba a una mujer.
–Hago un boceto e intento que se le parezca lo más posible –respondió Kauner.
–¿El boceto? –insistió el hombre.
–No, la mujer –contestó el señor K.