Se lo reconoce como alguien que intenta formarse intelectualmente y para muchos eso lo convierte en un bicho raro dentro del mundo del boxeo...

–Eso es un prejuicio, conozco muchos colegas que hacen lo mismo. En mi caso, trato de leer todo lo que pueda porque sé que en algún momento el boxeo se va a terminar y de algo tengo que vivir.

–Bueno, tanto como eso, no sé. Lo cierto es que en 1995 estuve en una disyuntiva. Tenía la posibilidad de hacer una prueba para jugar en la reserva de Los Andes, pero me decidí por el boxeo, empecé a entrenarme y ese año debuté como amateur. Jugaba de puntero, no era muy virtuoso, pero ponía mucha garra y corazón. Por suerte, como boxeador me fue mejor.

–No tengo uno en particular. Tomo a determinados boxeadores en circunstancias puntuales y trato de estudiarlos. Por ejemplo Muhammad Alí contra Sonny Liston, Sugar Ray Leonard contra Mano de Piedra Durán y Carlos Monzón contra Rodrigo Valdez, trato de estudiar lo que ellos hicieron en esas peleas y aplicarlo en el ring.

–No, sinceramente, no lo creo. Tengo cuerda para uno o dos años más. Por eso el 2012 es tan importante para mí. Porque siento que es la oportunidad de alcanzar el punto más alto de este camino que empecé a recorrer hace más de 15 años, cuando decidí ser boxeador.

–Voy a seguir ligado a este deporte pero como manager, me veo más en esa función que en la de entrenador. Y también me gustaría comentar boxeo en televisión, creo que podría hacerlo bien.