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Sábado, 21 de mayo de 2005

Notas e imágenes

Por alguna misteriosa razón, música y diseño resultan profesiones altamente compatibles y muchos profesionales las comparten. M2 recogió testimonios sobre los vínculos entre lenguaje, forma y procesos de trabajo que explicarían este llamativo matrimonio.

 Por Luján Cambariere

Cierto es que muchos músicos antes de vivir de su arte lo hacen de otras disciplinas. Pero, por qué tantos profesionales del diseño –gráficos e industriales– eligen también como vía de expresión la música. ¿Mera casualidad? ¿Vínculos tangibles entre la actividad proyectual y la música? ¿Tienen musicalidad los objetos?

Eso se preguntó el M2 cuando empezaron a sumarse los casos de bandas internacionales como los Talking Heads y locales como Babasónicos y Arbol, que cuentan con industriales en sus formaciones. Los testimonios fueron confirmando algunas relaciones estables entre música y diseño. O diseño y música, según quién lo cuente.

Básicamente, el emparentamiento de estas actividades creativas –al decir de algunos, son primas hermanas–, las semejanzas que haya en el método y hasta el compartir el mismo lenguaje. Por supuesto, ya en el terreno de lo concreto, el hecho puntual de que todos los consultados muestran en su actividad musical la hilacha del diseño. El arte de sus discos, los afiches, las fotos de la banda, las puestas en escena de sus shows, el vestuario y en algunos casos hasta la factura de sus equipos e instrumentos los delatan. Para abordarlo, hablamos con los que tienen conocimiento de causa, profesionales reconocidos en ambos frentes: música y diseño o, de nuevo, diseño y música.

Emblemáticos

Ejemplo paradigmático si los hay es el de Las Canoplas, banda platense surgida en los ‘80 en la que todos sus integrantes tienen relación directa con el diseño. De hecho, el nombre de la agrupación rememora las viejas cartucheras de tela con cierre donde se guardaban los lápices, elemento común a todos ellos, proyectistas. Los diseñadores industriales Alejandro Sarmiento (Carro en guitarra), participante asiduo de nuestras páginas a través de su vasta y original producción, ganador de importantes premios en Brasil, Argentina y Japón, asesor académico y docente de la Carrera de Diseño Industrial de la Universidad de Palermo y creador de Contenido Neto (proyecto de reuso del Pet) y Eduardo Reta (Topi, también en guitarra) docente de la U. P. y diseñador independiente, también con reconocidos trabajos en su haber (más recientemente la lámpara de vidrio Domus). A los que se suman Javier Beresiarte (Milanesa, en bajo), quien estudió arquitectura, trabaja en gráfica desde 1990 y hoy también se volcó, entre otras cosas, al diseño de objetos (el año pasado ganó junto a Reta el segundo premio del concurso Urbconnexion Design, organizado por el Malba y Lucky Strike) y el escenógrafo Patricio Sarmiento (Trilo, en batería).

Batman (1988), La trayectoria del Boomeran (1995), Universo Aniversario (1998) y el compilado Metal Box (2003) forman parte de su producción discográfica, referente de nuevas generaciones, muchas de ellas que los descubrieron justamente a través de la Facultad de Bellas Artes de La Plata, donde estudiaron los cuatro.

¿Vínculos entre música y diseño? “La relación primaria es la libertad de creación. En diseño tenés la hoja en blanco y en la música, el silencio”, explica Reta, quien como docente de “Materiales y Procesos” confiesa que se pasa golpeando cosas para ver qué sonidos despiertan. “La música me daotra oportunidad de expresarme. Sin dudas es uno de los mejores inventos. Por eso no me cuestiono si soy tal o cual. No pasa por ser a las nueve de la mañana diseñador y a las doce de la noche rockero. Simplemente soy ese”, explica.

“Si te fijás –suma Beresiarte–, música y diseño comparten el mismo lenguaje –ritmo, secuencias, color–. Además de la edición, producción y procesos también comunes. Ambas son composiciones. Los términos delatan esta relación. Por eso –continúa–, nosotros como banda pusimos desde siempre en evidencia nuestro campo de acción en el diseño desde las escenografías, la indumenta y la gráfica”, detalla. Para culminar, como no podía ser de otro modo teniéndolo a Sarmiento entre las lides, con un producto de reuso. “Un día doy con estas latas porta espirales en una fábrica. Cuando descubrimos que tenían la medida justa del compacto las reciclamos mediante un anillo de goma para hacer nuestro compilado Metal Box”, cuenta Sarmiento. El tipo de música (experimental, anárquica) que ejecutan, el enfoque casi “geométrico” que tienen de abordaje y la fascinación que despertó en ellos la cultura rock tan rica en soportes son otras de las coincidencias que encuentran entre estas disciplinas.

El teórico

Alguien que no toca de oído en este tema es Marco Sanguinetti. Tal vez por una obsesión personal por unir sus pasiones, este también diseñador industrial, docente de la Universidad de Palermo y de Buenos Aires (FADU), socio junto a Daniel Wolf de un estudio propio con el que participan en concursos o responden a los más variados encargos (recientemente, el equipamiento de la disquería Zivals y un dosificador de medicamentos para la farmacia Colón) y reconocido compositor e interprete de piano, investiga desde hace un tiempo la musicalidad de los objetos. En un primer escrito de su autoría, “Pitágoras escucha música”, arriba a algunas conclusiones preliminares que lo hacen ir por más. Pero antes, vale dar cuenta de su historia personal.

“La gente que me conoce no sabe si soy músico o diseñador. Estudié piano desde los nueve años, pero como mi papá es pintor también estuve ligado desde chico al dibujo. Siempre me interesó componer y cuando terminé el secundario se planteó el dilema. Por una necesidad de preservar mi pasión, mi relación con la música, decidí no transformarla en mi medio de subsistencia y opté por seguir la carrera de Diseño”, relata. Paralelamente seguía estudiando música (piano con Diana Schneider y composición con Marta Lambertini). “Igual, con los años, todo se fue mezclando y hoy –sostiene– el diseño se ha transformado en una pasión y la música se ha puesto un poco más seria (en septiembre saca su primer CD Improvisiones editado por el sello de jazz M.D.R.).

¿Hallazgos puntuales? “En lo personal dicen que mi música es muy audiovisual. Que el estilo que compongo evoca formas e imágenes. Aunque estoy escribiendo un ensayo acerca de algunas ideas que tengo de cómo explicar la relación entre la música y los objetos. Como adelanto, diría que en el hecho compositivo musical se dan muchas cosas parecidas a lo que pasa en el hecho proyectual. Intuición, utilización de los recursos disponibles. Además –continúa– hay algo muy obvio que pasa entre la música y los objetos que es el propio instrumento musical. Ese es el primer lugar, más si se quiere banal y explícito.”

Igualmente –aclara–, estos abordajes o casi podría decirse avistajes no comienzan con él. Muchos otros, como el eximio pianista y director de orquesta Daniel Barenboim lo ha estudiado. “El hecho de que cuando un músico se desplaza sobre la forma de un instrumento está describiendo formas musicales, con lo cual esas formas que describe con sus manos son formas que uno no sabe bien si le pertenecen a la música que está creando o al instrumento, es una forma que está en una dimensión tan abstracta queno se puede decir a quién pertenece. Ya que, por otra parte, esa forma que describe cada músico con sus manos en un instrumento es lo que hace de esa interpretación único o personal y esta puede haber sido quizá una de las primeras noticias de la relación música-objeto”, señala.

¿Qué toma el diseño de la música y a la inversa? “Yo escucho música en los objetos y veo objetos en la música. Me parece que la música que se puede escuchar en los objetos es una música inaudible pero existente y los objetos que se ven en la música son intangibles pero están. Muchos arquitectos han proyectado tomando armonías musicales, como también es muy conocida la anécdota de Pitágoras, que aseguraba que las estrellas y los astros producían una música perpetua que no escuchamos –la música de las esferas celestes– porque nacemos con ella”, relata.

Finalmente, ¿tienen musicalidad los objetos? “Estoy tratando de encontrar por dónde pasa. Igualmente hay algo que es más importante que todo esto en la relación a la música y el diseño y es que en realidad ambos son dos lugares que la gente elige para vivir intensamente la vida”, remata.

En solfa

Finalmente, del lado de los industriales, otro profesional, Lautaro Papagno, especializado en publicidad, animación, arquitectura y producto (actualmente hace diseño de productos y modelado Cad-Cam de matricería para inyección de plástico y acaba de finalizar un encargo especial de una jeringa para odontología), bajo y voz de la banda de surf-punk Visión X, se lo toma más en solfa. “Ambas disciplinas se tocan en lo más elevado que puede hacer el hemisferio izquierdo de nuestro cerebro: idear una solución para un problema. Hacer una canción para agitar el silencio, usar una madera para correr a la par de las olas. Pero además te podés poner en budista zen y decir que todo objeto que interactúa con otro tiene un sonido para aportar al concierto cósmico. Igualmente, ya poniéndome serio, debo reconocer que la riqueza armónica y la fuerza sonora de un piano de cola, comparada con mi primera batería hecha con una valija de fibra de vidrio aporreada por un par de cucharones de madera es abismal”, reflexiona.

Del lado de los gráficos

Nicolás Valle (Nixxx del Crimen), diseñador gráfico y contrabajo del grupo de neorockabilly Historia del Crimen es un ejemplo delicioso. De riguroso jopo, estética años ‘50 y, se podría decir, muchas de las pasiones a los que adhieren los seguidores de este movimiento (colecciona revistas pornoeróticas y las Mecánica Popular), lo suyo es la coherencia en ambos frentes.

“Si hablamos de música –cuenta Valle–, yo trato de que mis trabajos sean lo más rockanroleros posible. Así, aunque no lo busco, mis clientes más importantes –una revista de tatuajes o un coleccionista de autos antiguos– tienen mucho que ver con mi estética.”

Así, además de intervenir en los afiches y el arte de tapa de los discos de su banda, Valle tiene un fanzine, una marca de ropa Rumble con reediseños de esa época (vestidos, camisas de bowling, ropa de látex) y desde hace seis años organiza el festival de música rockabilly, surf y garage (sus tres estilos favoritos) B.A. Stomp!

¿Por qué no sólo músico? “Es que empecé muy tarde con la música, recién cuando terminé el colegio en el ‘88. Mi abuelo me regaló una trompeta, estudié nueve años y pasé por distintas formaciones pero siempre como invitado”, detalla. Con padres arquitectos, el diseño le era algo familiar. “De nuevo, es recién estando en la facultad, por el ‘95, cuando doy con quienes serían mis compañeros de mi primera banda de rockabilly clásico, Los Chevys, por los que dejo la trompeta por el contrabajo. La realidad es que cambio de instrumento por necesidad. Era el instrumentoque nos faltaba. Me consiguieron uno todo roto y lo arreglé con un amigo de mis viejos, Juan Dalessandro, un gran diseñador de sillas y objetos”, relata. Dos años después, forma Historia del Crimen, banda neorockabilly con la que el año pasado editaron por Warners, Perfecto Romeo.

¿Vínculo música-diseño? “En cuanto al diseño gráfico, yo pienso que el tema pasa sobre todo por algo muy bueno que tiene la carrera, que es ser muy abierta y darte un sinfín de herramientas como imagen y sonido, morfología, dibujo, fotografía, que te abren a otros mundos. También el tipo de gente que va, todo un universo. Además es común, continúa, relacionarlas por el lado de que la música es matemática, por eso de los tiempos, ahí habría de nuevo otra relación. Pero no sé, yo siempre odié las matemáticas”, aclara.

En lo personal, para él, un buen ejemplo de relación lo da la producción de su último disco. “En gráfica yo uso la compu lo menos posible. Me encanta eso de recortar y pegar, uso mucho el recurso de la fotocopia. Después obviamente recurro a la máquina. Nuestro CD tiene también mucho de eso. Está grabado en el estudio más antiguo, Ion, donde todo es valvular. Pero para no quedarnos en la historia, nuestro productor es Melero, re high-tech musicalmente hablando. Por otra parte, retomo el inicio, afirmando que mi estética se cuela en mis trabajos gráficos. Y seguramente tiene que ver con lo importante que es para mí esa época, también por la explosión en el diseño. Las líneas de los autos, desde la combinación de los colores a los materiales. La cartelería de época. La tipografía. La superposición de tramas con el fondo en un intento de levantar las imágenes, las fotos con puntos o fuera de registro. Esa suerte de error que yo rescato”, detalla.

Entonces, ¿músico o diseñador? “Generalmente me reconocen como músico. No hace falta llenar estadios para ser músico. Aunque de profesión soy diseñador gráfico”, remata.

Finalmente, otro diseñador gráfico, David Chirico (Dacho), guitarrista de The Tormentos, banda de surf rock, que empezó con ambas –música y diseño- de chico, ya que tiene también padres arquitectos y diseñadores, reconocidos docentes de la UBA (FADU) durante varios años, también suma su experiencia.

“Hago ilustraciones y comics desde chico. Hice un secundario industrial y publicidad y después entré en la facultad. La música para mí nunca fue un proyecto comercial para no pervertirla, ya que el laburo es siempre laburo”, señala. Aunque sí, se permitió mezclar las disciplinas a la hora de diseñar stickers, el vestuario o el arte de sus discos o afiches, donde despliega todo su fanatismo por los “finks”, especie de monstruos, explica, muy en boga entre los jóvenes rebeldes americanos de principio de los ‘60. “Fueron los primeros personajes en aparecer en remeras, siempre estaban en situaciones como conduciendo autos o surfeando olas gigantes. Su creador fue Ed ‘Big Daddy’ Roth, quien además de hacer estos finks creaba autos espectaculares en los cuales se terminaban inspirando las grandes compañías de Detroit. Toda esa cultura de los finks, Ed Roth, Von Dutch son una gran influencia en mi diseño y el tipo de música que hago y sin dudas mi revancha para salir del diseño más corporativo”, detalla.

Aunque, enseguida descubre otras coincidencias. “Si me pongo a pensar, en mi caso también música y diseño comulgan en la etapa de investigación. Cuando decidí dedicarme al surf instrumental lo primero que hice fue ponerme a investigar –época, instrumentos, bandas, temas, indumentaria–. El diseño no es arte y vale aclararlo, pero se relaciona”, remata.

Parafraseando a Sanguinetti, quien en su estudio parafrasea a Goethe: “El sonido musical tiene acceso directo al alma. El hombre lleva la música en sí mismo”. Sí es así, les cabe una posibilidad a los objetos n

Las Canoplas: www.lascanoplas.com.ar/ www.alejandrosarmiento.com.ar / [email protected] / [email protected] Marco Sanguinetti: [email protected]

Visión X: [email protected]

Nicolás Valle: www.estudior.com.ar / www.rumbleclothes.com.ar

David Chirico: [email protected]

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