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Domingo, 15 de julio de 2007

Las cartas

El joven belga, de origen noble, Raymond Wilmart, era militante de la Asociación Internacional de los Trabajadores. Producida la escisión entre marxistas y bakuninistas (anarquistas) en la Primera Internacional, Marx envía desde Londres a Wilmart para fortalecer la sección que aquí se había formado sobre la base de exiliados franceses de la Comuna de París y para impedir que la controlen los anarquistas. Estas son dos de las cartas, hasta ahora inéditas en castellano, en las que Wilmart le escribe a Marx desde Buenos Aires explicando por qué no ve ninguna posibilidad para el marxismo en este país.

Buenos Aires, 14 junio 1873
296 C[alle] Chacabuco

Querido

Por mi última le remití la segunda de las letras de cambio de £8 a vuestra ciudad, y espero que Ud. no tendrá dificultad en enviar a Lisboa o a Madrid las pequeñas sumas que yo ahí debía.

No sé dónde he guardado la carta que escribí ayer para Ud., y no tengo sino el tiempo justo para enviarle una dirección de Londres, donde no tendrá más que remitirme lo que tenga para enviarme de fascículos, libros o folletos. No olvide atar el paquete con un buen cordel antes de envolverlo. La Aduana abre los paquetes, pero no los vuelve a cerrar y el contenido podría desparramarse o extraviarse.

He visto en la Gazette des Tribunaux el proceso de París: ¡qué comedia! No sé hasta ahora nada del de Toulouse (se refiere a los procesos judiciales a los comuneros de 1871).

Van mal las cosas por aquí: sesiones vacías, falta de buena voluntad. Otros tres acaban de partir, el diario no ha aparecido a lo largo del mes último. El número que debía salir mañana no aparecerá antes del 20. Los fondos faltan y hemos debido pagar entre 8 la impresión del último.

No debemos desanimarnos nunca, pero hace falta mucha paciencia para soplar siempre sobre las cenizas que no quieren volver a encenderse. Si estoy bien informado, España va muy mal (se refiere a la crisis que atraviesa entonces la Federación Española) y tengo la impresión de que es así en todas partes. Pensar que los españoles hubieran podido hacer tanto en su momento, y que ni siquiera alertaron al movimiento internacional.

Le estrecho afectuosamente la mano así como a su buena familia y a los amigos,

R. Wilmart

Buenos Aires, 27 mayo 1873

Querido ciudadano

Por el último paquete inglés he remitido una letra de cambio de £8 a la vista sobre C. de Murrieta OC a fin de hacer llegar £6 a Monteiro, £1 a Fontaine (los dos de Lisboa), £10 a José Mesa, reservándose usted los 10 restantes para cubrir el envío de 18 fascículos: hoy he dirigido la segunda, por si acaso la primera se hubiese extraviado.

Estaba en un error cuando decía que faltaba un fascículo Nº 2. Marchamos siempre muy lentamente. Ayer se trataba del crédito mutual, hoy de la educación mutual. Venimos de cursos de dibujo, de aritmética y de lenguas, lo que no es para nada posible en las condiciones en que nos encontramos.

Hay algunos días en que yo mismo me sorprendí de encontrar una reunión de propietarios de tierras en nuestra sala. Hace poco más o menos un año y medio, una parte de los miembros había imaginado especular corporativamente sobre las tierras y a tal efecto hemos comprado en las afueras de 2 cuadras (la cuadra tiene 150 varas de lado). Esto podría servirnos de campamento, me han asegurado, en caso de fiebre amarilla o de cólera. Esto es sin duda por lo que ellos me habían rechazado un artículo sobre la especulación de tierras y la carestía de los alquileres que de ella resulte.

Salvo la mitad de la sección francesa y de dos o tres españoles, no hay nada que pueda servir entre nosotros, y como decía un viejo de Junio, no se habría perseguido a los internacionales franceses si hubieran sido tan tímidos como nosotros. Comienzo a creer como Picard que no hay nada que hacer con los elementos de aquí. Hay demasiadas posibilidades de hacerse pequeño patrón y de explotar a los obreros recién desembarcados como para que se piense en actuar de alguna manera. No obstante, fue votada una proposición, encargando al Consejo Federal preparar los medios para crear la Federación de Oficios.

No conozco más que dos sociedades (la de los carpinteros y la de los sastres) y hemos tenido el talento de indisponernos con ellos a propósito de la sala que se les había prestado anteriormente gratis y de la cual casi los hemos puesto en la puerta.

El diario tiene 250 abonados, con 500 puede andar. Mientras tanto, buscamos los 250$ m/c que nos faltan cada vez. Es enojoso que no recibamos ninguna correspondencia de NY, ni de otra parte. Esto nos ayudaría a ponernos al paso con los trabajadores de otros países. Mientras tanto, le repito que no hay motivos para creer en la existencia de ninguna correspondencia con los 140 del Jura. Además, el día en que se pruebe que tales intrigas han tenido lugar, pronta justicia será hecha, puesto que sobre este capítulo la inmensa mayoría estaría contra los intrigantes.

Después del número conteniendo la decisión del C[onsejo] G[eneral], en lugar de esos que se negaron a reconocer las decisiones de los Congresos, soy yo el que no ha recibido más La Emancipación, de suerte que estoy plenamente a ciegas. Como le decía en mi última, me abonaría con gusto al Volkstaat.

Hasta ahora no se me ha dicho nada de El Capital y yo creo que ninguno terminó la lectura, pues nadie se toma el trabajo de pensar en este país. Para remediarlo, yo trataría de dar a las ideas y las teorías que allá están expresadas, una forma compatible con el aprendizaje oral, lo que no es muy fácil.

En cuanto a mí, estoy deseando retornar a Europa y espero con impaciencia el mes de febrero del año que viene. Si tuviera todo pago, sin duda me largo el 30 de ese mes.

Hay en Montevideo un español expulsado, el doctor Guisasola, médico. Estoy en correspondencia con él y veo que quisiera poder retornar a Europa; él tiene una excelente clientela y, si él parte, sería quizá bueno que Lafargue lo suceda si sigue deseando volver a América.

Hay en la provincia de E. Ríos una revuelta federalista que resiste hasta el presente, pero que no puede traer ningún cambio, porque la Constitución es federal y la única diferencia es que unos son partidarios de Buenos Aires y los otros, de las provincias. Es un resto de viejas luchas que se perpetúan por la magia de los nombres propios. Toda la política en este país es asunto de personalidades y apenas podrán creer en Europa que no solamente hay rivalidades entre los Estados sino también entre las provincias. Poco falta para que los europeos sean tratados como los bárbaros en Roma y es lo más natural darnos el sobrenombre de “gringos”. Mucho de prejuicio de campo y de odio contra la Península Madre. Una desigualdad espantosa, desprecio por los negros; no se va con un obrero, se les pega a los criados y se es de una crueldad indignante. Se encuentra totalmente natural matar a los prisioneros. En el campo hay una desbandada desenfrenada. Sin la afluencia de extranjeros no habría ningún progreso posible, no se sabría otra cosa que montar a caballo.

No habiendo podido ocuparme de los despachos, le escribiré por el paquete francés.

Todo suyo y de vuestra familia

R. Wilmart

296 Chacabuco

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