El mejor Takeshi Miike revisita una épica de samurais.

Remake de una película de 1963, lo nuevo del demente y prolífico Takashi Miike –un viejo conocido del público del Bafici desde que, más de diez años atrás, se vio el comienzo de su saga Dead or Alive– es un drama y una aventura épica de samurais que arranca lentamente y con el correr del relato se va transformando en uno de esos monstruos de acción violentos y absorbentes que solo los mejores autores del cine oriental contemporáneo saben ofrecer. La premisa es un argumento clásico: la historia comienza en el Japón feudal, en 1844. Atormentado por la violación y el asesinato de su hija a manos de lord Naritsugu Matsudaira, el salvaje hermano del Shogun, un hombre de la nobleza comete harakiri. Enfurecido por lo que no constituye un hecho aislado, un oficial del Shogunato decide que es hora de tomar cartas en el asunto y contrata a un guerrero samurai a quien le encomienda la misión de armar un equipo de trece asesinos que ejecuten la venganza contra Naritsugu y sus esbirros. Con algo de Los 12 del patíbulo (y, no faltó quien se atreviera a la comparación, también de los 11 a la medianoche), el film de Miike avanza decidido hacia una secuencia final de 45 minutos en la que, como no podía ser de otra manera, rodarán cabezas y la sangre salpicará a la platea. Y mejor no contar nada más de la mejor película de la sección Nocturna, en la que este año además podrán verse Cold Fish –la nueva bestialidad de Sono Sion, el director de El club de las suicidas–, el delirante falso documental sobre dos músicos de heavy metal, Fubar: Gods of Blunder, la argentina Un OVNI sobre mi cama, una de zombies francesa llamada La Meute, y, entre otras, un raro artefacto llamado Ninja noruego. Como siempre, entre bajo su propio riesgo.

13 Assassins: jueves 8 a las 23.45, sábado 10 a la 0.45 y sábado 17 a la 1 en Hoyts Abasto.