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Lunes, 29 de agosto de 2016

DEPORTES › LA LEPRA EMPEZó CON UNA VICTORIA DE VISITANTE ANTE QUILMES, POR 1 A 0

Una buena forma de arrancar

Con un penal convertido por Nacho Scocco, después de una buena jugada personal, Newell's empezó el torneo con el pie derecho: triunfo de visitante y un juego que mostró los altibajos del torneo pasado, pero resultó eficaz. Sirve para creer.

0 Quilmes: Rigamonti; Bottino, Colotto, Sarulyte, Orihuela; Da Campo, González, De la Fuente, Acosta; Coria, García. DT: Alfredo Grelak.
1 Newell's: Porcnijc; Advíncula, Domínguez, Moiraghi, Voboril; Amoroso, Quignón, Mateo, Formica; Rodríguez, Scocco. DT: Diego Osella.
Gol: ST: 39m Scocco, de penal (N).
Cambios: ST: 15m Andrada por García (Q), 21m Matos por Formica (N), 29m Valdez por Acosta (Q), 32m Sills por Rodríguez (N), 43m Prediger por Scocco (N), 45m Benegas por Da Campo (Q).
Expulsado: ST: 24m Mateo (N).
Arbitro: Jorge Baliño.
Cancha: Quilmes.

Ganó Newell's y no es poco. De por sí eso solo, sin mayores datos, es un resultado valioso para un equipo que casi se había acostumbrado a penar. Un penal, sobre el cierre, le bastó a la Lepra para abrazarse a un triunfo tan necesitado como aliviador. Scocco anotó el tanto luego de recibir una falta por una gran acción personal. Mateo fue expulsado cuando el partido se encontraba empatado. Luego de un primer tiempo malo, el Rojinegro se recuperó en el epílogo y fue superior hasta quedarse con uno menos.

Presión alta y marca intensa. Con esos argumentos, Newell's sorprendió en el inicio del torneo. Con Formica como faro para la creación, el hombre al que Osella le adjudicó el rol de generador de juego. Fue auspicioso y casi se pone en ventaja rápidamente, pero Rigamonti le ahogó el grito a Scocco a la salida de un centro. Quilmes no se quedó atrás y propuso una idea similar. Apostó complicarle la vida al errático Advincula, comenzó sus ataques desde la izquierda y también complicó a la Lepra.

Pero el impulso del Rojinegro duró lo que el veranito del viernes. Los de Osella perdieron precisión y empezaron a ser dominados. Desapareció Formica y los delanteros quedaron aislados. El local avanzaba y ganaba por ambas bandas y Porcnijc fue clave para sostener el levante, en una acción incluso con mucha fortuna porque además de su desvío la pelota dio en el travesaño. Mateo, muy solo en el centro, quedaba muy expuesto y el equipo, realmente, lucía partido. Y la fluidez de los primeros minutos se transformó en imprecisión sobre la media hora.

Sobre el cierre de la etapa inicial, Quilmes sacó el pie del acelerador y el Rojinegro tuvo respiro. La supremacía del local no fue asfixiante, para nada, pero alcanzó para doblegar a la Lepra y desnudar sus mayores falencias, que no fueron muy diferentes a los bajones más pronunciados que ya ha demostrado tener el ciclo Osella. Se repite el pelotazo sin sentido, la falta de conexión entre los talentosos y los pasajes de ausencia de los distintos, Maxi y Scocco. Se sumó el esfuerzo solitario de Mateo, que dio más de sí, pero tuvo dificultades ante la falta de compañeros en la marca.

En el vestuario hubo lavado de cabeza. Newell's volvió irreconocible al campo de juego. Le Lepra levantó muchísimo nivel y ganó en recuperación de pelota, armado de sociedades y rapidez en el toque, más las subidas certeramente acertadas de los dos laterales. Maxi casi la clava en el ángulo, pero otra vez apareció el uno local. El ex San Lorenzo Quignón secundó a Mateo y se soltaron los volantes extremos. De esa manera, los experimentados atacantes ingresaron al circuito de juego y la ofensiva se resolvió con calidad y cantidad.

Entusiasmado, Osella mandó a la cancha a Matos y lo juntó en cancha con Maxi y Scocco. Y en la primera que tuvo, el ingresado casi marca pero su cabezazo, desde el área chica, se fue por arriba del horizontal. Newell's merecía la ventaja por lo hecho en el epílogo, pero no contaba con un infortunio o, en realidad, la patada sin pelota de Mateo, que recibió una merecida expulsión. Osella se asustó rápido y procuró ordenar el equipo y privilegiar el orden defensivo. Sacó a Rodríguez y metió al central Sills. Que Matos y Scocco se arreglaran como pudieran.

Y lo hicieron, al menos Nacho, que cuando el partido se moría sacó agua entre las piedras para apilar tres rivales y provocó un penal indiscutible al entrar al área. Scocco tomó la pelota y cambió por gol a falta de cinco minutos. No fue una jugada elaborada, para nada, solo una acción muy destacada del delantero para marcar a la postre el único gol de la tarde. Un soplo de aire de fresco.

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Scocco insinuó pasajes inspirados, como en la apilada que precedió al penal.
Imagen: Fotobaires.
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