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Viernes, 14 de marzo de 2008

CULTURA / ESPECTáCULOS › BEILINSON HOY Y MAÑANA EN WILLIE DIXON

La marca de Skay

Figura clave de los Redonditos, después inició una carrera solista. "A uno la canción lo va guiando", dijo el guitarrista a este diario, antes de su presentación en Rosario.

 Por Edgardo Pérez Castillo

Responsable de haber creado algunas de las obras más celebradas en la historia del rock nacional cuando acompañaba al Indio Solari como dupla creativa de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, una vez disuelto aquel proyecto, Skay Beilinson volvió al ruedo dispuesto a recuperar una relación más directa con el público. De esa manera, el guitarrista diagramó un camino solista que se inició con A través del mar de los Sargazos (editado en 2002), para continuar en 2004 con Talismán. El año pasado esa discografía se engrosó con La marca de Caín, la placa que esta noche y mañana (a las 22) Beilinson presentará en Willie Dixon acompañado de Los seguidores de la Diosa Kali: Claudio Quartero en bajo, Oscar Reyna en guitarra, Topo Espíndola en batería y Javier Lecumberry en teclados.

Cada vez más firme en su condición de cantante y guitarrista, Skay Beilinson ratifica en este nuevo material su versatilidad compositiva. Con el rock como estandarte ineludible, y luego de haber registrado más de una docena de discos, el músico no parece agotar su necesidad expresiva. Sin embargo, en su diálogo con Rosario/12 admite: "Siempre lo más difícil es no repetirse. Uno lo que siempre intenta encontrar son caminos nuevos, puertas nuevas que se abren. De todas maneras componer una canción es un proceso bastante difícil de explicar. Una canción funciona como un todo, es una letra y es una música, y uno no sabe exactamente bien qué es lo que busca. Más que nada va encontrando determinadas pautas que funcionan casi como un oráculo. No hay una explicación racional, a uno la canción lo va guiando, lo va haciendo descubrir. Encuentro disparadores, pero no es una búsqueda racional previa. En realidad de pronto se me dispara alguna melodía, alguna frase musical, alguna palabra, y un poco a partir de ahí trabajo. Por eso decía que funciona como un oráculo, en la medida en que uno va descubriendo qué es lo que ha querido decir esa palabra, esa melodía o ese principio de canción".

Atravesado por la homogeneidad que le otorga la propia línea creativa de Beilinson, La marca de Caín se muestra igualmente como un disco climático. "De alguna manera lo que busco es que cada canción pueda tener su propio universo --explica en ese sentido el guitarrista--. Tiene que ver con mi manera de sentir la música, que un poco se me resume como un clima, como una atmósfera. Y en eso estoy buscando que cada cual tenga su propio universo, su propia manera de relatar ese misterio".

En esos recorridos, la aparición de melodías orientales en "Arcano XIV" y de cierto clasicismo medieval en "El viaje de las partículas" profundizan el concepto climático. "Siempre me fascinó la música que viene de Oriente. Para mí produce una fascinación muy particular, y de alguna manera siempre se cuela algún vestigio de esa música. Yo nunca estudié guitarra. En realidad me fui nutriendo de todo tipo de música que he ido escuchando, todo lo que tiene que ver con la música celta, todo ese tipo de folclore es algo que también me gusta", apunta Beilinson al respecto, permitiendo imaginar nuevos horizontes estéticos de cara a proyectos futuros.

Mientras tanto, después de que en su primer experiencia contara con la colaboración de Daniel Colombres en batería y Claudio Quartero en bajo, y de sumar a Oscar Reyna y Javier Lecumberry durante el proceso de grabación de Talismán, esta vez es el Topo Espíndola el encargado de las baterías y percusiones, quien al igual que sus compañeros supo responder a los requerimientos de Skay: "Cuando te subís a un viaje musical te das cuenta que lo que necesitás es un par, alguien que entienda la música igual que vos, alguien que tenga la suficiente destreza para que pueda llegar a los lugares donde ambicionás llegar. Y por otro lado que haya una profunda conexión humana. Eso es fundamental, porque un poco a partir de ahí es donde empiezan a aparecer las cosas más ricas".

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El guitarrista Skay Beilinson.
 
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