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Miércoles, 3 de septiembre de 2008

CULTURA / ESPECTáCULOS › FERNANDO SENDRA PRESENTA LA MUESTRA LOS INVENTOS DE MATíAS

Propuesta para volver a jugar

El historietista trae al Museo de los Niños todos aquellos objetos que su personaje creaba en su diario íntimo. "No son cuadros que se cuelgan. Se van rompiendo, se renuevan, se vuelven a componer. Siempre es un poco diferente", definió su autor.

 Por Edgardo Pérez Castillo

De pronto, lo que fue un salvataje ideado por Fernando Sendra comenzó a ganar protagonismo. Demasiado protagonismo. Fue entonces el momento de quitarlo del recuadro, y que todo volviera a la normalidad para el guapo Prudencio. Contra todo pronóstico (al menos, los esbozados por su creador) ese niño entrometido tuvo nombre y, desde entonces, garantía de permanencia. Quince años después de aquella primera aparición, Matías llegó incluso a trascender al papel y son sus creaciones (ésas que presentaba en el diario íntimo que Sendra publicaba en la revista dominical de Clarín) las que le dan forma a la muestra Los inventos de Matías.

"Esos inventos en algún momento decidí hacerlos en tres dimensiones, convertirlos en objetos reales", explicó Sendra a Rosario/12 mientras le daba los últimos retoques a la exposición que desde ayer puede visitarse en el Museo de los Niños del Shopping Alto Rosario. Y amplió: "Cuando tuve que presentar los objetos no había ninguna cosa que me gustara a mí como base para ponerlos. Entonces empecé a pensar en qué tipo de sustento era bueno para esos objetos, y se me ocurrió que Matías asaltaba el desván de la abuela y todos los muebles viejos y cosas que encontraba los usaba como soporte para esos objetos. Empecé a recorrer casas de viejos, de antigüedades y empecé a comprar una serie de objetos para hacerle una escenografía a cada objeto central, alguna cómoda, escritorio, un pupitre, o diferentes situaciones que se van dando para que esto tenga una coherencia".

En ese sentido, el marplatense encuentra un gozo especial en este tipo de presentaciones: "Esto no es una exposición de cuadros que se cuelgan. Los objetos se van rompiendo, se van renovando, se vuelven a componer. Entonces la exposición siempre es un poco diferente. Y la tengo que empezar con el miedito ése que te da preguntarte qué va a pasar, y éso es muy bueno. Yo digo que el día en que dejás de tener miedo dejás de inventar soluciones".

Sendra presenta diariamente a Matías en la contratapa de Clarín, donde sostiene además un recuadro diario en la sección de clasificados y tiene intervenciones de actualidad (atravesadas por su humor siempre preciso) en el retiro de tapa. Sin embargo, el niño le permite mostrar su costado más... infantil, claro. "Me da mucho gusto hacer a Matías, porque siento que libero una parte de mí que tenía archivada ﷓﷓reconoció﷓﷓. Fantasías infantiles que uno quiere realizar, quiere hacer, que tienen que ver con el juego, con esto de meterse en lugares prohibidos, de tocar cosas que no te dejaban tocar. Ahora puedo hacerlo, y me da cada vez más gusto".

Desde esa óptica, y despojado de prejuicios etáreos, el padre de la criatura pudo captar a un público vasto: "Como la tira está planteada en el diario, el requerimiento básico es que cualquiera la pueda leer. Por ser el soporte un diario, la naturalidad de la mirada es la de un adulto. Pero por ese mismo motivo, la tira es lo único que los chicos encuentran en el diario que los atrae, es la bisagra para entrar al diario. De chico me acuerdo cómo me interesaba y leía, o mejor dicho me lo leía otro, a Don Fulgencio, a Ramona. El otro día estaba pensando respecto a El eternauta, que no lo leían adultos críticos, sino pibes que teníamos 11, 12 años, y temblábamos de emoción. Y no nos gustaba una historieta de porquería, nos gustaba una historieta espectacular. Con el poco criterio que teníamos, nos dábamos cuenta de lo que era bueno, y cuando me acuerdo de lo que nos gustaba, nos gustaban los buenos, no los malos. Me gustaba Lino Palacio, Ferro, Divito, ésos me gustaban. Entonces tomar a los chicos como tontitos no es una gran respuesta".

Aunque para lograr esa llegada a lectores de todas las edades hay también otra clave, vinculada con un concepto creativo que atraviesa a cada aparición de Yo, Matías. "Creo que los autores que pueden funcionar, más que los que escriben para chicos, son los que sienten como chicos y además escriben. Hay una cosa que siempre pensé con mi personaje y que realmente descubrí el día que tuve que traducir las tiras. Mis tiras tienen mucha letra, mucho diálogo, entonces pensé que traducirlas iba a ser muy complicado, y para mi sorpresa me encontré con que era muy fácil. Porque no hago muchos juegos de palabras, sino que normalmente lo que hago es juego de sentimientos. Lo que pasa es que Matías se comunica con los afectos y, salvando las distancias, lo que hoy me emociona es lo mismo que cuando era chico. Y si uno habla de sentimientos creo que se puede comunicar a la vez con un grande o con un chico. El sentimiento básico me parece que es el que hay que rescatar para poder comunicarse con todas las edades", resaltó el responsable de haberle dado voz a un niño que ya se ganó un lugar en la historia.

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Sendra se complace en recuperar la mirada infantil para hacer aquello que no le dejaban hacer.
 
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