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Viernes, 23 de enero de 2009

CULTURA / ESPECTáCULOS › TEATRO. SILVINA SANTANDREA CONTINúA CON PURO CUENTO EN BARAKA

Heroínas con historias ácidas

A partir de las tradicionales fábulas infantiles, la actriz rosarina armó un espectáculo en el que Caperucita es una especie de Jorge Rial de las heroínas, Blancanieves es bailarina erótica y la bella durmiente no encuentra su príncipe.

 Por Evelyn Arach

Los cuentos tradicionales que han pasado de generación en generación encarnando fantasías son desmitificados cada sábado en Puro Cuento, el unipersonal protagonizado por Silvina Santandrea que se presenta a las 22.30 en el bar Baraka. Con humor e ironía los protagonistas se escapan de los libros infantiles para contar historias disparatadas. Entusiasmada, la actriz reveló a Rosario/12 que este año planifica llevar el espectáculo al teatro debido a la importante cantidad de público que convoca y confirmó que a partir de marzo volverá a integrar el elenco de Esperando la Carroza, la obra que se presentará en el Teatro Mateo Booz.

Cuando las luces del show comienzan a encenderse se hace inevitable volver a la infancia, cuando las doncellas, los príncipes azules, los ogros y los enanos valientes eran inmortales e indestructibles. Pero rápidamente esa escena se desvanece con el humor de Puro Cuento, en el que por ejemplo, la bella durmiente no puede encontrar al valiente príncipe y sufre por todo lo que se perdió durmiendo durante tanto tiempo, y a Blancanieves mejor le hubiese ido con su madrastra porque al fin y al cabo, el príncipe azul que la despertó de la muerte cayó en el vicio, perdió su fortuna y ahora ella debe oficiar de bailarina erótica para los enanos. Así de increíbles y cómicas son las historias que cuenta. Se trata obviamente de versiones para adultos.

"Mi personaje preferido es Caperucita porque humaniza a los protagonistas de casi todos los relatos de nuestra infancia", confiesa. Y sí, caperucita roja se transforma en una especie de Jorge Rial de los cuentos y revela por ejemplo que Alicia en el país de las maravillas probablemente estaba bajo el efecto de alguna sustancia tóxica. "Si hasta los naipes le hablaban", argumenta.

"Me gustan los cuentos tradicionales, los escuché de niña y se los leí a mi sobrina cuando era más chica. Está bien que los chicos sepan que existe la maldad, la crueldad y que el mensaje se de en un entorno de fantasía, que forma parte de su psicología. Uno transmite esas antiguas narraciones de generación en generación, igual que los cantitos de nuestra infancia, te reís pero se los terminás enseñando", concluye con franqueza. Aunque aclara que en su primera infancia era infaltable el Paturuzito y hasta llegó a aprenderse algunas historias de memoria.

Es que Silvina era una niña precoz, a los ocho años ya animaba fiestas infantiles y siempre tuvo una clara inclinación al arte escénico y al contacto con el público. "Desde mi formación en la escuela de teatro sentí la necesidad de romper con la cuarta pared y mirar a los ojos al espectador", explica. En los espectáculos de humor ese contacto es permanente. Tanto, que en Puro Cuento el público participa y le da pie a la improvisación de manera que "cada noche puede ser distinta".

Santandrea es una humorista reconocida en la ciudad. Que así y todo a fines de 2006 sorprendió al público con Povereta María, un drama que sólo por momentos conjugaba el humor ácido con el dolor de la protagonista, una mujer golpeada en todos los sentidos. "Sigo haciendo humor porque me gusta, creo que ya le encontré la vuelta y hasta me permito enseñar en un taller propio. Pero también hay una realidad: en Rosario es el género que más convoca. Es difícil sostenerse con una obra dramática", confiesa.

Y para hacer reír nada mejor que una sátira. Por eso, uno de los cuatro personajes de Puro Cuento es el hada Patricia, esa que se enfrentaba a la bruja Cachavacha en las antiguas ediciones de la revista Anteojito. En esta versión, Patricia llega al escenario deportada de Europa por inmigrante ilegal y a fuerza de ganarse la vida con poco esfuerzo es capaz de cumplir los sueños más inesperados. "Mucho de lo que hago y digo es una fuerte crítica a nosotros mismos", explica. La obra continuará durante todo el verano en el bar Baraka (Callao 120 Bis), donde cosecha particular éxito. "Nos dimos cuenta de que aunque ya tiene cinco años, hay gente que todavía no la vio, por eso durante este año queremos llevar el espectáculo al teatro", cuenta Santandrea.

Sin embargo, ése no es su único proyecto. La actriz interpreta a la joven Matilde en la versión rosarina de Esperando a la Carroza. Una obra que se presentó con éxito el año pasado en el Teatro La Comedia y que durante este 2009 permanecerá en la cartelera del Teatro Mateo Booz a partir de marzo. "Durante la última función, hubo media cuadra de cola con gente que no pudo entrar", apunta. Un argumento contundente para reflotar la puesta en escena. "Esperando... es una experiencia maravillosa, con un equipo de buenos actores. Logramos llegar a la gente que es lo que pretendíamos, por eso vamos a seguir", apunta la actriz.

Por lo pronto, al calor del verano, seguirá poniéndose en la piel de las descontracturadas heroínas de fábulas, con sucesos inéditos que las páginas ilustradas ocultaron durante siglos.

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Blancanieves no es blanca. Trabaja como bailarina erótica con los enanos para parar la olla.
Imagen: Sebastián Granata.
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