A lo largo de enero, la sala Madre Cabrini seguirá ofreciendo, como lo hace durante todo el año, una variada programación que incluye films de diferente procedencia, de distintos períodos. Esta sala pasa a ser, así, una casi exclusiva alternativa a la cartelera de las salas comerciales más atentas a los llamados "títulos de verano" que, por lo general, son los llamados films taquilleros. En su función de hoy, a las 22, tras la exhibición del western Cazador de forajidos, a las 19 y del policial de Jules Dassin, Mercado de ladrones, de fines de los 40, se podrá ver un polémico film de Ken Russell de 1970, La otra cara del amor, obra que en el momento de su estreno desató una fuerte actitud de rechazo entre los sectores conservadores del mundo de la música, ya que aquí el siempre transgresor Russell se acercó a los costados de la vida íntima del compositor Peter Illich Tchaikovsky.

Richard Chamberlain compone al eximio compositor e intérprete en este film que tiene por título original The Music lovers, lo que nos lleva a la reconstrucción de un modo de sentir, de vivir la experiencia artística como expresión sublime del amor. Realizado a partir de telefilms que ya había presentado el director para la BBC, La otra cara del amor explora la vida atormentada de Tchaikovsky, sus relaciones en la escena y fuera de ella, su tortuoso matrimonio. Asistimos así, particularmente, a los momentos de creación de algunas de sus obras, al vínculo con su mecenas, la baronesa Von Meck.

Ken Russell dirigió este proyecto tras el estreno, un año antes, de Mujeres apasionadas sobre la novela censurada, prohibida, de David Herbert Lawrence, Mujeres enamoradas. En La otra cara del amor, Chamberlain, quien ya era reconocido por sus actuaciones en serial televisivo y por sus participaciones en Petulia y La loca de Chaillot, forma parte de un cartel actoral integrado por una de las actrices inglesas mas notables de la década, Glenda Jackson, acompañados ambos por actores ingleses y soviéticos exiliados. Respecto de la actriz, de trayectoria teatral y cinematográfica desde principio de los años 60, la crítica había destacado ya sus actuaciones en Marat Sade de Peter Brook y posteriormente en la ya citada obra del mismo Russell, Women in love, junto a Alan Bates, Oliver Reed, Jennie Linden y Alan Webb.

Por otra parte, las composiciones de Tchaikovsky, al igual que las de Mozart, Beethoven, Chopin, Debussy y Mahler, han formado parte de las bandas sonoras de numerosos films; particularmente de melodramas y de los llamados "films de época" y entre ellas, particularmente su Obertura 1812 que inspira otro de los momentos felices del film de Woody Allen, La última noche de Boris Grushenko.

En su doble programa del día martes 5, la tradicional sala, que ya ha cumplido más de un cuarto de siglo de exhibiciones con la programación que ofrece Jorge Debiazzi, exhibirá dos films italianos con aquellos característicos elencos de los años 50 y 60.

En 1959, tras el resonante éxito del film de Mario Monicelli, Los desconocidos de siempre (I soliti ignoti), Nanni Loy presenta El audaz golpe de los desconocidos de siempre, producción que se definió como una segunda parte del ya antológico film. Nuevamente Vittorio Gassman es uno de los actores principales en esta historia que transcurre en Milán y que diseña un plan en el mundo del fútbol. Se podrá ver a las 19.

Si bien el film no mereció la misma respuesta por parte del público y de la crítica, la prensa sí subrayó la fuerza del equipo actoral que incluye los nombres de quien será una de las actrices íconos de los 60, Claudia Cardinale, quien había tenido ya su primer protagónico en el citado film de Mario Monicelli. Acompañan a Gassman y a la Cardinale, el siempre recordado Nino Manfredi, Carlo Pisacane, Tiberio Murgia y Gastone Moschin.

En la banda sonora se incluyen temas de Chet Baker, según toda una tendencia de seleccionar composiciones jazzísticas desde fines de los 50 (pensemos en Ascensor para el cadalso, de Louis Malle, con partitura de Miles Davis) y uno de los parlamentos del film, ya sobre el cierre del mismo fue recuperado en el título de una producción de 1969 de Marcello Fondato, Certo certissimo anzi probabile.

Tanto el film de Monicelli del 58 como el de Nanni Loy del 59 merecieron una tercera parte. Fue en el 85 cuando se estrenó en nuestro país, Los desconocidos de siempre, veinte años después, film de Amanzio Todini que incluía en su reparto a Gassman, Mastroianni y otros nombres de la comedia de los años 70. Y fue presentado ya desde los títulos por el mismo Mario Monicelli.

Al finalizar, a las 20.40, se presentará Sucedió en la penitenciaría, film del 55 de Giorgio Bianchi con guión de quien será uno de los nombres más relevantes del cine, Ettore Scola, aquí junto a Ruggero Maccari en la escritura.

A través de un cuaderno de notas de un agente de vigilancia, rol que interpreta el notable Aldo Fabrizi, vamos asistiendo a los distintos hechos que han llevado a ciertas personas a ser encarcelados. En uno de los roles protagónicos de esta amarga comedia tan singular, para la que Nino Rota compuso la partitura, encontramos al siempre presente Alberto Sordi, acompañado ahora, en los inicios de su carrera actoral, por Walter Chiari, Peppino de Filippo, Memmo Carotenuto, todos característicos de las comedias de entonces.

El jueves, platea preferencial, a las 19, para otro de los gloriosos musicales que presenta habitualmente esta sala. En esta oportunidad se podrá volver a admirar La novicia rebelde The sound of music, de Robert Wise, estrenada en 1965. Con composiciones de Rodgers y Hammerstein, el film explora la manera en cómo a través del arte se pueden romper ciertos convencionalismos, impugnar conductas autoritarias y aspirar hacia los espacios de la libertad.