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Lunes, 4 de enero de 2016

CULTURA / ESPECTáCULOS › TODO EL CINE QUE SE HIZO Y ESTRENó EN ROSARIO DURANTE EL AñO QUE PASó.

Muchas películas vistas y por seguir viendo

Es un repaso apretado, pero destaca lo mucho que se está haciendo. Hubo estrenos comerciales, televisivos, y hay salas que son un emblema. Los subsidios y los contenidos. También todos los cortometrajes y los documentales de las más variadas temáticas.

 Por Leandro Arteaga

El cine crece y sin embargo no faltan quienes le diagnostican un final, entre las viejas y nuevas salas, los formatos que cambian, otros que desaparecen, y el recuerdo en la retina de las rayas de la película gastada. Ahora todo es digital, la imagen que devuelve la pantalla es prístina, y los problemas de proyección, si existen, son por desidia. Se respira otro panorama, de salto tecnológico, que los realizadores de toda latitud han apropiado como posibilidad expresiva, al meter al cine en otras pantallas, para decir y sentir lo que antes sólo pocos podían.

Se habla, por eso, de un escenario audiovisual, con posibilidades transmedia, entre otras acepciones. El cine sería un eslabón más, pero continúa como el primero. Y si bien las definiciones son necesarias y lo que el cine era ya no es, no hay palabra que exprese mejor la sensación de registrar, editar y mirar imágenes-movimiento, que el término "cine".

Pantallas grandes

Por eso, que sea la pantalla grande la referencia primera. Lugar donde la cinematografía de Gustavo Postiglione tuvo su reencuentro con Brisas heladas. La experiencia de la película tiene una relación intertextual con la obra teatral homónima del propio director, en un pasaje que le ha llevado a pensar en términos de cine lo que había hecho desde las tablas. Ese mismo proceso, si bien invertido, Postiglione lo había trabajado con El asadito. Pero el cine tira siempre más, y en esta ocasión el realizador trazó un triángulo afectivo, de tinte noir, protagonizado por Juan Nemirovsky, Elli Medeiros y Norman Briski, más una hermana (María Celia Ferrero) que decide llegar en el momento más inoportuno para enredar (o desenredar) el asunto.

Otras películas de pantalla grande fueron Hortensia, de Diego Lublinsky y Alvaro Urtizberea, con guión de la rosarina Alicia Giménez Guspí; y Pequeño diccionario ilustrado de la electricidad, de Carolina Rimini y Gustavo Galuppo. Las dos fueron protagonistas en la Competencia Argentina del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, con buenas reseñas. En el caso de Hortensia predomina un registro extraño, cuyos personajes habitan un barrio de tiempos idos, encerrados en un ensueño con tintes de taxidermia. En cuanto al film de Galuppo y Rimini, la combustión que desprende su diccionario no sólo imbrica en una no-ficción que discute las categorías mismas del cine, sino que potencia al medio al discutirlo desde sus mismas herramientas, por pensarlo y por pedirle explicaciones: el cine ha sido y es instrumento de muchas cosas, el arte es una de sus posibilidades.

Otra película que ha visitado el festival de Mar del Plata, en la sección Panorama Latinoamericano, ha sido Pañuelos para la historia, de Alejandro Haddad y Nicolás Valentini. Allí, Haddad acompaña a la Madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas, en su visita a las Madres de la Paz del Kurdistán turco, cuyos hijos están desaparecidos.

Con el mismo festival como escenario, vale también destacar que el rosarino Luciano Redigonda obtuvo un tercer lugar en el Concurso de ensayos cinematográficos Domingo Di Núbila, con el trabajo "Cine slacker argentino". La tarea teórica sobre el cine desde la ciudad es un espacio que todavía necesita desarrollo. En este sentido, el logro de Redigonda es significativo. Otra novedad al respecto fue la publicación de Dos o tres cosas que yo sé de ella (CEPIC/Cine Club Rosario), de Pascual Massarelli, en donde se compilan ensayos y escritos de los alumnos del autor, docente en Buenos Aires (UBA, UNSAM).

Cortos y documentales

En la nómina de estrenos hay uno que destella solo. Es decir, la historia de un abogado santafesino aficionado a las imágenes pornográficas no deja lugar a la indiferencia. A partir de fotografías encontradas en un container de basura, el realizador Diego Fidalgo documenta su procedencia y época con El origen del pudor. Entre testimonios e interrogantes, Fidalgo recrea una práctica clandestina que tuvo en Alberto Chaume uno de sus artífices pioneros. El relato de su captura policial es extraordinario.

Quien también estrenó documental es Sergio García. Para entibiar el corazón repasa la historia del Complejo Educativo Dr. Francisco de Gurruchaga, con motivo de su vigésimo quinto aniversario. García es uno de los docentes con más trayectoria dentro del arte de comunicar la dirección fotográfica. Además, es una de las dos autoridades recientemente nombradas, junto a Ernesto Figge, en la dirección de la Escuela Provincial de Cine y TV de Rosario.

Desde el mediometraje, Hermano querido, de Hansel Germán Monzón, aportó una sensibilidad distintiva en el retrato de las relaciones humanas. De acuerdo con la crítica de Emilio Bellon en este diario, "Al tomar como base una estructura clásica narrativa, el film permite subrayar desde una escritura con cámara en mano las diferentes conductas de sus personajes, protagonistas de esta pequeña historia; que está captada en sus gestos, reacciones, silencios". El trabajo de Monzón cuenta con las actuaciones de Raúl Calandra, María Laura Lavizzini, Julián Sanzeri y Juliana Morán.

Pretender una enumeración completa corre riesgos. De todos modos, un trabajo con mérito suficiente como para ser situado rápido en la memoria es Más allá de la palabra. O Far Beyond the Word, título con el cual el cortometraje de Maxi Huerta llegó a las puertas del mismísimo Festival de Cannes en su sección "Short Film Corner". Su mezcla conciente entre relato rural con trazos de western spaghetti le han valido la simpatía del certamen internacional.

Otro buen ejemplo es Amanecer de una noche agitada, de Agustín Varas, cuya problemática de pareja, en clave irónica, ha sido seleccionada por numerosos festivales internacionales, además de resultar ganador del premio "Mejor corto universitario" en el Festival Internacional de Cine de Santa Cruz, FENAVID, Bolivia. Así como El gato cósmico al final, de Francisco Pavanetto, con primer premio en "Cortometrajes de ficción" en el Festival Internacional de Cine de Ituzaingó. También estará (muy) bien incluir el video clip Ay, ella, con música de Guo Cheng, y dirección de Valeria Galliso y Mario Caporali. La revista Rolling Stone lo destacó, sus imágenes perturbadoras están disponibles en YouTube.

Premios y subsidios

Si de premios y menciones se trata, la ciudad tiene en el Festival Latinoamericano de Video y Artes Audiovisuales Rosario su exponente mayor. Organizado por Centro Audiovisual Rosario (Secretaría de Cultura y Educación), su vigésimo segunda edición permitió un panorama al que es menester referir. No sólo por la pantalla que permite a los realizadores de la ciudad, sino por la interacción supuesta con el continente. Allí pudieron verse, en carácter de apertura y cierre, dos vidas rosarinas, emblemáticas: Nicola Costantino: La artefacta, de Natalie Cristiani; y Messi, de Alex de la Iglesia. La charla del cineasta chileno Miguel Littin estuvo, por su parte, plena de afectos y emociones durante un encuentro en el Museo de la Memoria, así como la proyección de su última película: Allende en su laberinto. Hubo autocine y muchos trabajos rosarinos en la programación competitiva. El Premio Rosario a la Mejor Realización Audiovisual Rosarina correspondió a Momento, de Felipe Martínez Carbonell, una experiencia estética y formal que bien podrían subtitularse como extractos en la vida de un cinéfilo. Magnífico.

Hay también muchos proyectos en curso, con premios y subsidios. El aporte de Espacio Santafesino (Ministerio de Innovación y Cultura de la provincia), en este sentido, es de importancia. Así lo manifiestan las siguientes producciones en curso: Acha Acha Cucaracha, de Mario Piazza; El triple crimen, de Rubén Plataneo; Fotosíntesis, de Diego Fidalgo; Tito, de Esteban Trivisono; Ni una menos, de María Langhi; Invasión verde, de Gonzalo Rimoldi.

El trabajo de Piazza está dedicado al grupo surrealista rosarino Cucaño; a propósito, uno de sus integrantes originales, Guillermo Giampietro, estrenó en Cine El Cairo el mediometraje Muffe, protagonizado por los compañeros radiales del programa que conduce en Trieste, en el marco de una experiencia del hospital psiquiátrico de esa ciudad.

También destacan 1100, de Diego Castro (ganador de Primer Llamado 2015 Opera Prima del Incaa); Posición adelantada / Historias de otro fútbol, de Fernando Irigaray (TV Digital, Incaa); El censo, de Elena Guillén y Pablo Romano; Pájaros negros, de Jesica Aran (ambos ganadores en Series de Ficción Federal de TV Digital / TDA); la inminencia de Gritos y plegarias, de Pablo Romano (Espacio Santafesino); la ayuda vía crowdfunding para Umbral, de Claudio Perrin; y la vuelta de Hugo Grosso con Balas perdidas (Concurso de Ficción para Productoras con Antecedentes, Incaa), donde recrea el robo millonario al Tesoro Regional Rosario del Banco Central.

En cuanto al fenómeno transmedia, ese relato que oscila entre la experimentación y la perspicacia, hay dos nombres que se enhebran solos en el ámbito. Uno de ellos es Juan Mascardi con su meta-relato Los Tiburones del Paraná, cuyo curso narrador continúa; el otro es Fernando Irigaray, quien finalmente pudo estrenar Mujeres en venta: trata de personas con fines de explotación sexual en Argentina, coproducido por Vicerrectorado y la Dirección de Comunicación Multimedial de la UNR.

En otro orden, el premio Fund TV le tocó a un programa de Señal Santa Fe: Secretos del Mar Dulce. Una historia de Santa Fe la Vieja, como mejor documental unitario. El documental fue dirigido por Lautaro Ruatta e Iván Oleksak. La miniserie La Redonda (producida para la TDA), dirigida por Alfonso Gastiaburo, se exhibió también en El Cairo, así como el ciclo de TV Locura de Clown, con dirección de Esteban Trivisono.

Las salas y las muestras

El Cairo, sala sagrada y pública, ha proyectado muchísimo a lo largo del año. También lo hizo Arteón. Son los dos cines emblemáticos de la ciudad, con una programación alternativa, equipados con la mejor tecnología. El caso de El Cairo es el de la mayoría de edad: cumplió 70 años. Y continúa como en los viejos tiempos. Las otras salas que siempre están son también "viejas": Cine Club Rosario, el más longevo del país; y la imbatible Madre Cabrini, con programación de Jorge Debiazzi.

El repaso debe también nombrar la persistencia ejemplar de Bafici (Rosario), a través de Calanda Producciones; la muestra Conecta, organizada por Artea y Rak (¡trajeron a Lisandro Alonso!); la Muestra de Documental de Creación de Rosario, producida por El Cairo y Sindicato de Prensa Rosario; y Hors Pistes Rosario, ya con una segunda edición.

La nota última, que es de relieve, la merece la reciente organización de la CEPIAR (Cámara de Empresas Productoras de la Industria Audiovisual de Rosario), quienes invitan a sumarse a los productores audiovisuales de la ciudad, con el objetivo de defender los intereses de quienes se dedican a producir contenidos o prestar servicios dentro del sector audiovisual.

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La cinematografía de Gustavo Postiglione tuvo su reencuentro con el público con su película Brisas heladas.
Imagen: Andrés Macera.
 
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