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Domingo, 15 de marzo de 2015

CONTRATAPA › FOTOGRAFIANDO LA ZONA

Picaduras

 Por Adrián Abonizio

* La célebre avispa que picara al ex presidente Menem acusada de proferirle al mandatario una hinchazón, producto en realidad de un retoque a su cara vía estética aún sigue recluida en su madriguera. Teme por su vida, pues es testigo fundamental en el caso. También que la persiga la mufa, pero esa es otra cuestión: No hay escape, amiga para tamaña maldición. Millones de argentinos la sufrieron y aún lo hacen. La yeta es inoxidable.

* No es común verla durante las horas del día ya que se trata de un animal de hábitos nocturnos, preferentemente a partir de la medianoche y durante la madrugada, para lo cual tiene una vista especializada. Durante las horas diurnas la vinchuca permanece escondida. Defeca sobre la piel la sangre digerida de la víctima y la picazón y el rascado, hace que el virus penetre al torrente. El modo en que vive, en las altas sombras de la noche, la torna siniestra. Como tanta gente monstruosa a la luz del día.

* En algunas culturas la araña es bien vista por la paciencia que ofrece. También se cree que están atadas a los dioses, ya que son capaces de crear la seda en sus cuerpos para utilizarla haciendo las telas. El picotazo que puede uno recibir es la advertencia que se prohíbe regatear el precio del género fabricado.

* En Córdoba existe un área serrana Yacanto donde los tábanos suenan a helicópteros y tienen el tamaño de una pelota de tenis. El vareador turístico, para evitar picaduras graves a sus pingos, sencillamente les ha agregado a sus colas un palito trenzado, cosa que el objeto alcanze al insecto allí donde antes la naturaleza equina no llega. Una forma sabia y surrealista de preservar a la caballada.

* El la mira y ella lo saluda. Se conocen. Está visiblemente embarazada, ya en unos días será mamá y parece que llevaría un bombo legüero en su panza. Entonces él afirma: "Eh! !Estás embarazada!". Ella replica, harta del sobrepeso y de lugares comunes. "Sí, me picó un pito hace como nueve meses".

* "El término Viuda Negra se utiliza a menudo para una mujer que tiene un bagaje de novios o maridos muertos. Estas historias cuentan que son sus víctimas para poder ser libres o quedarse con el dinero. Una vez que ya no los necesita, son descartados. Por supuesto, con los estudios forenses que se hacen hoy resulta muy difícil salirse con la suya. El término está relacionado con la araña viuda negra que es conocida por matar y comer a menudo a su pareja. "Qué aburrido programa", murmura ella, mientras apaga la tevé en su cuarto pomposo heredado tras la defunción súbita de su querido, fulminado por un dolor progresivo en su psiquis. Abraza a su novia y se duermen ambas con una sonrisa por el triunfo obtenido. "Venenos, qué antiguedad", piensa y entra en el sueño millonario.

* "Las rayas viven en las orillas barrosas de nuestros ríos de Mesopotamia. Uno debe entrar al agua calzado y chapoteando para asustarlas. En el caso de que su arpón se introduzca en nuestro pie, deberemos extraerlo despacio y después lavar la zona y dejarla sumergida en agua caliente lo más que podamos pues eso amengua el poder del veneno", recita el profe de Ciencias. Un alumno levanta la mano. "Eso en el caso de las rayas y si nos ataca un punto ¿qué hacemos?". "¿Un punto?, tratá que no sea punto y que te coma", responde la maestra rápida y entrenada.

* La marca estaba allí, indeleble: Restos secos del mosquito y sangre envejecida, en la página 37. Lo había estado molestando toda la noche, interrumpiéndole la lectura. Hasta que se posó sobre el relato y lo cerró violentamente. "Cuentos de la selva", de Horacio Quiroga se leía en la tapa azul. Coherencia absoluta.

* Bailaban despacio, abrazados y ella lo besó. Fue allí cuando sintió una punzada que le recorrió le espina dorsal. Tendría que haber advertido el por qué del chicotazo. Lo que el creyó era un flechazo de amor fue otra cosa: La prematura irrupción del veneno.

* Si bien las moscas hogareñas no pican, las otras, las cercanas a los tambos sí lo hacen y son dolorosas ocasionando enfermedades al ganado. Para ello se diseñó un aparato que funciona con el mismo pegamento que usan las plantas carnívoras: Emiten una pasta pegajoza que atrae al insecto y se lo comen. En el caso de la máquina las hacen papilla. Las moscas comunes no nos pican pues se sabe, somos para ellas de un gusto extremadamente sintético y temen contaminarse con radioactividad.

* Es bien conocida la historia aquella del alacrán que una vez cruzado a lomo de una rana salvadora el río en donde temía ahogarse, al llegar a la orilla la picó sin meditarlo. El tipo aquel intentó usar la gastada metáfora con su pareja tras un engaño amoroso. En este caso, la rana, la novia, ya repuesta se vengó sirviéndole en la cena, en medio de la tortilla tres escorpiones macerados y bien picados que el sujeto devoró sin darse cuenta. "Está en mi naturaleza", acotó ella mientras él corría al baño descompuesto.

* "El sol de la tarde era como una presencia en la cocina: La ancha luz de la calma y la generosidad. Podríamos haber estado en cualquier otro lugar, en algún lugar encantado. Volvimos a alzar los vasos y nos sonreímos unos a otros como niños que han pactado algo prohibido". Ella y él, leyendo a Carver en la cama, lejos de heridas, lastimaduras y picaduras de este jodido mundo repleto de aguijones y mordeduras.

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